Continuamos con el repaso por toda la filmografía del legendario Satoshi Kon.

Las películas de Satoshi Kon (parte 2)

28/04/2025

| Por Gregorio Guerrero

0 comentarios

Apenas un año después del estreno de Perfect Blue, en 1998, comienza la producción de Millennium Actress. Esta vez Kon se encarga de empezar el proyecto desde cero, y mantiene casi el mismo equipo: producida por Madhouse (esta vez Taro Maki en vez de Masao Muruyama, aunque este último se mantuvo involucrado), guion de Sadayuki Murai y música de Susumu Hirasawa. La historia es un tanto más amigable para todas las audiencias, en pos de lograr un efecto similar en Occidente a lo que había sido El viaje de Chihiro, pero sigue siendo una película para adultos. Una actriz de cine clásico japonés recuerda su carrera, pero continuamente la barrera entre lo vivido y lo actuado se mezcla, en una concatenación de escenas donde no podemos distinguir a ciencia cierta la realidad de la ficción. Y ahí está el jugo de esta historia, en esa romantización constante de nuestras experiencias, en ese nivel de confusión donde muchas veces nos preguntamos si algo realmente nos sucedió o si estamos mezclando historias, recuerdos y vivencias ajenas. Al final del día será el espectador quién define qué fue real y qué no, y eso nos da un rol activo en la película, donde se generan múltiples soluciones posibles, tal cual el director lo busco.

Satoshi Kon nuevamente explota los límites de la animación tradicional, el montaje y la narrativa para generar un hilo argumental perfecto que se sostiene durante toda la película y donde homenajea al cine los años ´50 y ´60 mediante el uso de planos y fondos tomados directamente de Akira Kurosawa entre otros. La paleta de colores es simplemente brillante: refleja el estado de ánimo de los protagonistas y el dramatismo de las situaciones sin perder la armonía. La película fue estrenada en el 2001, nuevamente en el festival Fantasia, y otra vez con un éxito crítico no acompañado de uno comercial.

Una vez estrenada Millenium Actress, Madhouse le encarga un nuevo proyecto a Kon. En dos meses, prepara la idea de lo que luego se conocerá como Tokyo Godfathers. Basada en la película Three Godfathers de John Wayne, la historia nos lleva a Tokyo (valga la redundancia) pero desde un ángulo menos creepy que en Perfect Blue, y enfocado más en lo importante de las relaciones interpersonales. El argumento comienza en las vísperas de Navidad, cuando tres indigentes encuentran en la basura a una beba y de ahí se dispara todo. Esta vez hay un cambio drástico en la producción, ya que es el primer largometraje digital que realiza Kon, y aprovecha el uso de las nuevas herramientas tecnológicas para enriquecer la narrativa. La música está a cargo de Keiichi Suzuki (conocido por su estrecha colaboración con Takeshi Kitano), y la sorpresa es quién se hace cargo de los guiones: Keiko Nobumoto, la guionista de Cowboy Bebop. Kon y Nobumoto ya habían intentado trabajar juntos en el pasado pero conflictos de agenda imposibilitaba una colaboración, que tuvo la fortuna de darse en la película que más lo necesitaba.

Compenetrado con temas como la familia y la integración, Kon abandona la línea de lo surreal para abocarse a una película donde todo lo que se ve es lo que realmente está sucediendo, sin dejar de lado las experiencias vividas o la fragilidad de las psiquis. Y hace un intenso hincapié en esto, al aprovechar al máximo la velocidad de fotogramas que le permitía trabajar con una animación digital versus una tradicional, exagerando y exacerbando las expresiones faciales de nuestros tres protagonistas. Es imposible no encariñarse con cada uno de ellos, con sus pasados y sus motivos para vivir como indigentes, y disfrutar de un entramado que inicialmente pareciera ser casualidad pero con el pasar de los minutos deriva en causalidad.

No van a faltar los trabajos de edición en lo que respecta a la transición de escenas, un sello característico de Kon a esta altura, ni escenas de tensión debido a violencia. En sí, es una película redonda que brilla más por el trabajo técnico en la misma que por la trama, pero es probablemente el largometraje con menor impronta autoral. Es interesante recalcar que en una entrevista, Satoshi Kon aclara que sus protagonistas siempre son mujeres por una cuestión de que ese género le permite expresar el potencial y el deseo de lo que quiere narrar, sin perturbar sus ideas con la oscuridad de lo que para él representa ser hombre.

La película se estrenó en 2003 y fue bien recibida, pero no logró cumplir con las expectativas financieras. Incluso fallaron a la hora de candidatearla para el premio Oscar a mejor película animada. Sin embargo Kon no bajó los brazos, y esta vez tenía un proyecto distinto, algo con menos aire de vuelo. Con todas las ideas que no pudo desarrollar en Tokyo Godfathers, y utilizando mucho del arte sobrante, decidió armar una serie de trece capítulos: Paranoia Agent. En palabras de él mismo, no eran ideas descartadas, sino ideas que no podían brillar en un largometraje de un tiempo limitado con un hilo argumental definido. Ahora podía desarrollar capítulos unitarios de 20 minutos donde a su vez, existiese un marco que los agrupara a todos. El personaje que hoy es secundario, mañana puede ser protagonista, y ese que viste en el fondo en el capítulo cuatro, termina siendo fundamental en la trama del doce.

A diferencia de sus películas, Kon esta vez no tendría control absoluto, sino que se dedicaría más que nada a preparar los storyboards y diagramar el flujo del argumento. Por lo tanto, no esperen ver una transición de escenas con lujos en la edición, sino más bien, una serie bien animada. La música vuelve a estar de la mano de Susumu Hirasawa, que hace un laburo impecable. Kon da uso al opening y al ending como el marco de la serie. La intro es una obra maestra, donde se utilizan muchísimos de los fondos de Tokyo Godfathers, y hay una transición de todos los protagonistas en un estado de euforia, lo cual contrasta con la paranoia y el terror que luego se iría desarrollando en sus historias. A su vez, el ending es un plano general de cada uno de ellos durmiendo en una pradera, en un círculo alrededor de Maromi, un pseudo Hello Kitty.

(el lunes, una nueva entrega)

Compartir:

Etiquetas: ,

Dejanos tus comentarios: