Tercera parte del informe que revisita a una de las primeras obras maestras que nos dio el Noveno Arte en los albores del Siglo XX.

Little Nemo in Slumberland (parte 3)

25/01/2021

| Por Andrés Accorsi

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4777_page2_originalCAMBIO DE EPOCA

En 1911, Winsor McCay pidió autorización al dueño del Herald, James Bennett, para suspender la entrega de sus tiras por unas semanas, para poder llevar su show a Europa, de donde le llegaban numerosas invitaciones. El permiso fue denegado y esto decidió al autor a abandonar al diario en el que tanto había crecido y aceptar la oferta, económicamente mucho más interesante, del magnate de los diarios William Randolph Hearst. Hearst pasó a la historia como el inspirador del Citizen Kane de Orson Welles, por su impulso a la guerra de Estados Unidos contra España en 1898 y por el publicitado secuestro de su nieta Patty, luego convertida en terrorista de izquierda. Más allá de sus excentricidades, y de su encarnizada competencia con Joseph Pulitzer (quien le dio nombre al máximo galardón del periodismo americano), Hearst y sus diarios fueron cruciales para darles impulso y popularidad a las tiras cómicas en los albores de su existencia.

Sin embargo, su relación con McCay no fue para nada fácil. En primer lugar, porque Hearst tenía contratados a tantos historietistas que no podía ocuparse personalmente de cada uno de ellos, y no le importaba demasiado si, por exceso de historietas, Little Nemo desaparecía durante un par de semanas de su diario de Chicago, o de Los Angeles. Sus coloristas no eran ni por asomo tan aplicados como los del Herald y como este diario tenía registrado el nombre, la tira debió cambiar de título para pasar a llamarse In the Land of Wonderful Dreams, un título con menos onda que el batero de U2.

Winsor Mcay PoliticalMcCay estaba muy concentrado en la producción de su corto Gertie the Dinosaur y Hearst lo presionaba para que dedicara más y más tiempo a ilustrar editoriales políticas, para las que McCay creaba unos dibujos en blanco y negro sencillamente increíbles. Todo estaba dado para que la plancha dominical de Nemo y sus amigos pasara a ser poco menos que el último orejón del tarro y, por supuesto, la calidad sufrió una baja importante. Hearst le encargó al autor una tira diaria de Nemo, de la que McCay entregó apenas 27 en casi tres años y cuya calidad no tiene mucho para ser rescatado. Al final, el 13 de Diciembre de 1913, el magnate fue contundente: De ahora en más, se acabaron las historietas. McCay dibuja sólo editoriales. Para hacerla completa, Hearst empezó a operar entre los empresarios teatrales de la Costa Este, para aconsejarles que no contrataran a McCay y su show de vaudeville. En 1914, le hizo firmar un contrato por el cual el autor aceptaba no realizar shows fuera de Nueva York, para garantizarle a Hearst las entregas de las ilustraciones políticas.

160076122_135004250Y un día de 1924, McCay se cansó del Ciudadano Hearst y se volvió al Herald, donde propuso revivir a Little Nemo. Pero los tiempos habían cambiado (en el medio había pasado, por ejemplo, la Primera Guerra Mundial) y la serie no convenció al público. Dos años después, se canceló y Bennett le permitió a McCay recuperar la totalidad de sus derechos sobre la tira y sus personajes al módico precio de un dólar, una forma poco diplomática de decirle “lo tuyo no va más”.

Winsor McCay falleció en 1934 y, trece años más tarde, apareció el McCay Feature Syndicate, una agencia que salió a vender los derechos para republicar la inmortal obra, liderada por Robert McCay, el hijo de Winsor que sirvió de inspiración para Little Nemo. El 12 de Marzo de 1947, la serie empezó a reeditarse en algunos diarios e incluso en algún que otro comic-book, pero el experimento duró poco.

En Argentina, la revista Billiken comenzó a publicar la serie a fines de los años ´20 con el nombre “Los Sueños de Tito”, pero pasó bastante desapercibida. En los ´70, Nemo volvió a nuestro país de la mano de El Expreso Imaginario (la revista de rock en la que trabajaban el Negro Fontova y Roberto Pettinato, entre otros) y sobre fines de los ´80 tuvo unas pocas apariciones en Fierro.

(el lunes, la cuarta parte)

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