Continúa nuestro repaso por los nombres fundamentales de estos primeros 120 años de historia del comic, con una nueva entrega en la que recordamos a otros diez grandes maestros.
ART SPIEGELMAN
Por Andrea Vega
Antes de ganar el Pulitzer por Maus en 1992, Art Spiegelman ya era una figura importante en el mundo del comic underground. Nacido en Suecia en 1948 y criado en Estados Unidos, había comenzado a publicar sus trabajos en los años ´60, además de ser co-editor de las revistas Arcade y RAW entre las décadas del ´70 y ´80. También hay que mencionar su gran trabajo en la difusión del comic como arte, sus colaboraciones para importantes publicaciones como The New Yorker, y sus años de docencia. Pero si Maus fuera lo único que hizo en su carrera, aún así tendría un lugar indiscutido en esta lista. La honestidad brutal de la 
historia de supervivencia, la profundización en la atormentada historia familiar del autor y la expresión de sus sentimientos hacia el final, y el uso de animales antropomorfos para representar a los personajes, fueron los ingredientes en la receta para llevar a la historieta al terreno de la literatura y allanar el camino para la llegada de otras obras de corte intimista y testimonial.
Otro impactante trabajo de Spiegelman que merece ser mencionado es In The Shadow of No Towers, acerca de la tragedia del 11 de Septiembre de 2001.
CARL BARKS
Por Fabio Blanco
Carl Barks tomó al Donald Duck irascible de los dibujos animados y lo transformó poco a poco en alguien más complejo, que (como el mismo Barks en su juventud) fracasaba en cada trabajo posible.
Hizo a sus sobrinos inteligentes, ávidos de conocimiento y miembros de una asociación scout, los Junior Woodchucks. Creó personajes secundarios que se volvieron impres-cindibles: el afortunado Glad Gladstone, Gyro Gearloose, “inventor de lo que sea”, y sobre todo Scrooge McDuck.
El tío rico y tacaño que había ganado su dinero trabajando duro (como Donald, pero con mayor suerte o pericia) llevó a los patos a un nivel superior de aventura y humanismo. Con él llegaron recurrentes enemigos, como los idénticos Beagle Boys o la bruja Magica DeSpell.
Barks no podía firmar el trabajo realizado entre 1942 y 1966, pero su estilo era reconocido y admirado por lectores de todo el mundo, que lo llamaban “el buen artista”. Su nombre trascendió a fines de los ´50 y supo entonces que tenía fans. Visitó Europa, donde sigue siendo admirado y reconocido. Sus pinturas se cotizan en miles de dólares.
Murió en 2000, cuando decidió que ya no quería seguir recibiendo tratamiento contra la leucemia. Había nacido en 1901.
EDGAR-PIERRE JACOBS
Por Lucas Ferrero
Nacido en 1904 en Bélgica, Edgar P. Jacobs fue uno de los autores europeos más importantes de todos los tiempos, no sólo por haber creado Blake y Mortimer sino también por haber sido el asistente y colorista definitivo de Hergé en Tintín.
En Blake y Mortimer, Jacobs mostró una clara influencia de la narrativa visual de Hergé pero con mayor documentación en las viñetas. El mejor discípulo de Jacobs fue Jacques Tardi (Adèle Blanc-Sec), no sólo por su puesta de página sino por sus detalles en los paisajes.
La Marca Amarilla, el sexto álbum de Blake y Mortimer, fue el antes y después en la evolución del dibujo de Jacobs. La gran documentación, la madurez en el color, los detalles en los paisajes y la narrativa. Aparte es considerada una de las mejores aventuras de los personajes, y hasta el día de hoy no existe historieta de la colección que la haya superado.
En 1981 publicó sus memorias, con el título de Un opéra de papier: Les mémoires de Blake et Mortimer, libro que todavía no fue editado en castellano o en inglés. Tras la muerte de Jacobs en 1987, las aventuras de Blake y Mortimer han sido continuadas, con el permiso de sus herederos, por otros autores, y continúan publicándose en la actualidad.
GRANT MORRISON
por Amadeo Gandolfo
Nacido en Escocia en 1960, Morrison inició su carrera, como tantos otros guionistas ingleses de la llamada “Invasión Inglesa” de los ´80s, en la venerable revista 2000AD de ciencia ficción. Allí, inventó a Zenith, un apocalipsis cthulhiano combinado con la recuperación de los héroes ingleses de los años ´50 y ´60 en un mundo en el cual la celebridad es lo principal.
Luego pasó a DC Comics y participó de las semillas de lo que se convertiría en Vertigo haciendo la maravilla metaficcional y llena de corazón Animal Man y la exploración dadá, el mash-up de la historia cultural y de las vanguardias del siglo XX que es Doom Patrol.
A partir de ahí su obra es vasta y siempre fascinante. La autobiografía convertida en comic de aventuras de espías y conspiraciones alienígenas que es The Invisibles; la reinterpretación gloriosa de los X-Men como la fuerza a la vanguardia de la cultura de masas que es New X-Men; su JLA gigantesca, absurda, llena de momentos icónicos; su Seaguy melancólico y lleno de odio a la industria del comic; sus sagas macrocósmicas y salvajes de Final Crisis y Multiversity; su The Filth conmovedor y preocupado por el cariño de los seres pequeños y los hombres normales; su laberíntico y oscuro Batman; su apolíneo y perfecto All-Star Superman.
Las obras de Morrison se caracterizan por su comentario metaficcional, por su exploración de las barreras de lo que es real y no, por su afecto a la tradición de DC Comics que generalmente emplea de maneras inesperadas, por su anclaje emocional en la búsqueda de un mundo de verdadera conexión humana y empatía frente a las fuerzas de lo uniforme y lo despersonalizador. Morrison, a lo largo de más de 30 años de carrera, ha producido más de un clásico y se ha convertido en uno de los nombres más grandes del comic mainstream. Criticado y amado en partes iguales, influyente para toda una nueva generación de escritores, lo único que se puede decir a ciencia cierta es que la industria no volverá a ser la misma luego de su inmensa obra.
JACK KIRBY
Por Martín Fernández Cruz
No voy a repasar la obra del Rey, para eso no sean vagos y googleen. Lo que voy a decir es esto: Cuatro razones para amar a Kirby por sobre todas las cosas. 1. Porque como Elvis, se puso lo largos y fue a la guerra, y de esa terrible experiencia sacó buena parte de su creatividad y logró darle visceralidad a una industria por momentos algo necesitada de corazones sangrientos y golpes que rompieran viñetas. 2. Porque lo potenció a Stan Lee, y supo encauzar el caos creativo de ese hombre, combinarlo con el suyo y dar lugar así a la gran dupla que tuviera el comic de superhéroes mainstream. 3. Porque supo ponerle los puntos a Stan Lee, y pegarle el portazo cuando se sintió abusado, yendo a la competencia y demostrando que su creatividad era tan enorme como el ego de su antiguo colega.
Y cuando volvió a Marvel, dio cátedra y demostró por qué seguía siendo el Rey. 4. Porque amaba la historieta como medio, y la enaltecía constantemente a través del género que fuera, y porque supo cómo renovar y descontracturar el lenguaje comiquero. Se le animaba a todo y siempre caía parado. Amaba el mundo de la historieta, y tuvo una polenta que hoy falta, y mucho. Pasan los años, y Jack Kirby (1917-1994) sigue siendo el Rey absoluto.
JASON
Por Javi Hildebrandt
¿Cómo hace un historietista oriundo de un país con tan poca tradición comiquera como Noruega para ser reconocido a nivel mundial? No hace falta que lo imaginemos, para eso ya existe Jason.
Nacido en 1965 bajo un nombre demasiado complicado para reproducirlo en estas líneas, Jason (se pronuncia Jasón) revoluciona su tierra natal con la autoedición de su revista Mjau Mjau y dos grandes obras: la tremenda “Espera…” y el conjunto de historias cortas conocido como “Shhhh!” (ambas felizmente editadas en nuestro país en un solo tomo, con el título Un paso en falso). Allí ya empieza a demostrar los rasgos distintivos de su trabajo: los personajes antropomorfos, la puesta en página regular, la densidad de los silencios, y el tono lánguido y monocorde en el que se desarrollan sus historias.
Quedaba claro que el terruño le quedaba chico, así que Jason no duda en mudarse a Francia. Allí sigue produciendo historietas notables (You can’t get there from here, The living and the dead, Why are you doing this?), hasta que la rompe en 2006 con The left bank gang (conocida en español como No me dejes nunca), la ucronía en la que F. Scott Fitzgerald, Ezra Pound, James Joyce y Ernest Hemingway se unen para robar un banco. Pero sin dudas, el boom llega un año después con la genial Yo maté a Adolf Hitler, en la que un asesino a sueldo es contratado por un científico para viajar al pasado y matar al mismísimo Führer.
Junto a su prolífica producción (cabe destacar también otros libros como Athos en América, El gato perdido, la recopilación de historias cortas Low moon), lo que distingue a Jason es la habilidad para transformar sus influencias gráficas sin sacar los pies del género y volcar todo en un cóctel de minimalismo, humor y ternura freak. No se equivoquen, no es solo otra moda hipster. Quienes sepan leer encontrarán que las viñetas de Jason pueden encerrar, bajo su capa de inexpresiva quietud, todo el horror y el amor del mundo.
JEFF SMITH
Por Fede Velasco
Nació en Pensilvania en 1960 y desde muy chico se vio atraído por la historieta, principalmente por autores como Charles Schultz, Carl Barks y obviamente Walt Kelly (el creador de Pogo) a quien citaría como su mayor influencia a la hora de hacer comics. En 1986 funda junto a dos amigos su propio estudio de animación, pero con el correr de los años y los diferentes encargos se dio cuenta que lo que el quería hacer se encontraba en otro lado. De esta manera e inspirado por obras como Mauss, The Dark Knigth Returns y Watchmen, en 1991 se lanza a hacer historietas bajo su propio sello editorial Cartoon Books.
Así surge Bone, y no hay mucho que se pueda decir al respecto de esta magnífica obra (o en realidad hay demasiado y da para toda una nota) por lo que alcanza con remarcar que durante los años en que se publicaron los 55 números que la integran se llevo mas de 10 premios Eisner (incluido mejor artista: humor, mejor publicación de humor y mejor ongoing tanto 94 como 95), mas de 10 Harvey y tantísimos otros premios internacionales.
También realizaría la miniserie Shazam: Monster Society of Evil para DC y Rasl en su propia editorial. En la actualidad se encuentra trabajando en Tuki: Save The Humans, una historia ambientada en la época de las cavernas con el primer ser humano que abandona Africa.
KAZUO KOIKE
Por Maximiliano Britos
Kazuo Koike es un caso llamativo, ya que se dedica básicamente al guión, de forma exclusiva. En el manga, en general, el autor de la obra es tanto guionista como dibujante, pero no en el caso de Koike. Este genio japonés nació el 8 de Mayo de 1936.
En 1960 entró de plano a laburar en Saito Productions con el genio de Takao Saito, y de ahí, su carrera fue en creces, escribiendo cositas incluso para la legendaria Golgo 13. Pero su establecimiento absoluto como escritor fue en 1970 con la legendaria Kozure Okami (Lone Wolf and Cub) con el dibujante Goseki Kojima, donde nos cuenta la historia de Ogami Itto, quien es acusado falsamente y busca venganza llevando a cuestas a su hijo de tres años, Daigoro. El estilo de Koike es simple y perfectamente funcional: el desarrollo del personaje es lo principal. Mientras esto funcione, la obra va a ser un éxito, declara. En general, sus obras tratan sobre asesinos o un submundo de violencia.
En el año 1977, Koike funda la escuela Gekika Sonjuku, donde educa a los autores no a cómo dibujar únicamente, sino a cómo CREAR. Figuras como Rumiko Takahashi (ya nombrada en reseñas anteriores) y Tetsuo Hara (Hokuto no Ken), surgieron de su escuela. Además, Koike es un gran emprendedor: tiene su propio sello (Koike Shoin) para editar sus obras, que previamente fueron editadas en otros sellos (como Futabasha, en el caso de Kozure Okami) y utiliza formatos más grandes (digamos, 400 o 500 páginas).
Entre sus obras a destacar, menciono Lady Snowblood, Kubikiri Asa (Samurai Executioner), Hanzō no Mon (Path of the Assassin) y Crying Freeman. Y como dato pintoresco, escribió X-Men Unlimited n°50, donde se nos narra una historia de Wolverine en…adivinen dónde. Sí, Japón, dibujada por un tal Paul Smith (capaz les suena).
¿Y saben qué es lo mejor de todo? Es material muy fácil de conseguir, Dark Horse editó muchos de sus trabajos en inglés. Así que, a buscar.
MILO MANARA
Por Johanna Garabello
Manara nació en 1940 y ya de adolescente decidió que la historieta sería su profesión. Sus primeros trabajos eran politizados, de género negro, pero lograba meter esa veta de erotismo casi sin querer. Mientras tanto, trabaja en diversas publicaciones y semanarios, hasta que recién por el ’79 publica por primera vez como autor integral “Las aventuras de Giuseppe Bergman”, homenajeando a Pratt con quién más adelante va a trabajar en historietas como Verano Indio y El Gaucho.
En el ’83 saca su obra más popular y también la más controvertida, “El Clic”, que lo coloca como uno de los grandes autores del comic erótico y que hasta fue adaptada en teatro y cine. Le siguieron: El perfume de lo invisible, Cámara Indiscreta, Gulliveriana, Kamasutra, La metamorfosis de Lucio, El Arte del Azote, Cita Fatal y WWW, entre otros títulos que alimentaron la fantasía de millones de jóvenes púberes a lo largo del mundo.
En tiempos recientes se ha consagrado preferentemente a la ilustración y la publicidad, además de realizar comics para soporte digital y de diseñar los personajes para el largometraje de animación francés La légende de Parva. Su obra más reciente es Caravaggio, cuyo primer tomo se editó en 2015.
PAUL POPE
Por Andrés Accorsi
Nacido en Philadelphia en 1970, Pope es el primero, y probablemente el mejor de los “bichos raros”, de los (más o menos) jóvenes hsitorietistas yankis a los que se les nota poco la influencia de los clásicos comics de ese país. Pope leyó también mucho comic europeo y tiene encima (además del lógico amor por Kirby o Alex Toth) toneladas de Hergé y Hugo Pratt. Y además trabajó bastante para el mercado japonés, donde incorporó un montón de yeites del manga!
Tras unos años de militancia underground, su carrera despegó en 1995, con THB y Supertrouble (su manga para Kodansha). También colaboró con historias cortas en varias antologías de Dark Horse y ya para fines de los ´90 se puso la camiseta de Vertigo, donde editó dos de sus novelas gráficas fundamentales: Heavy Liquid y 100%. En DC surgió también su obra más popular, Batman: Year 100 (de 2006, considerada por muchos la verdadera secuela del Dark Knight), y también aportó un sinfín de historias cortas.
Después de un largo paréntesis, Pope volvió con todo en 2013 con Battling Boy, su novela gráfica más claramente superheroica, apta para todo público, y publicada con gran éxito por First Second. Además de ganar varios premios, Battling Boy generó varias secuelas, escritas por Pope y dibujadas por David Rubín. Con apenas 45 años, hoy Paul Pope es una leyenda mundial y un faro vanguardista para toda una generación de autores jóvenes que lo tienen como gran referente.
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