Ahora que es inminente el lanzamiento de la serie que cierra la trilogía, está bueno repasar la historia de esta gran creación de Matt Wagner.

Mage (parte 1)

22/03/2017

| Por Andrés Accorsi

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IMAGINATE QUE TENES 22 AÑOS Y TE DECIDIS A LANZAR UN COMIC EPICO INTEGRAMENTE ESCRITO Y DIBUJADO POR VOS, PLANTEADO EN TRES ARCOS DE UNAS 400 PAGINAS CADA UNO, DONDE NO SOLO HAY ALUSIONES A TU PROPIA BIOGRAFIA, SINO QUE INCLUSO EL PROTAGONISTA TIENE TUS FACCIONES… ¿SUENA A CANCHEREADA DE BORREGO AGRANDADO Y AUTOCOMPLACIENTE, NO? Y AUN ASI, PUEDE SER UNA OBRA MAESTRA, SI EL BORREGO SE LLAMA MATT WAGNER Y LA HISTORIETA SE LLAMA

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mage_2EL OTRO YO DEL SR. MATCHSTICK

Matthew Brown Wagner nació en Lewiston, Pennsylvania, el 9 de Octubre de 1961. Leyó comics desde muy chico y se enamoró del Spirit y del Capitán Marvel de la Fawcett. También leyó demasiados libros, entre los cuales lo afectaron particularmente Le Morte D’Arthur (de Sir Thomas Mallory) y la saga del Campeón Eterno (de Michael Moorcock). Aunque no parezca, las obras de Joseph Campbell las descubrió después de finalizar el primer tramo de Mage. A la hora de terminar la secundaria, Wagner estudió Arte en la Universidad James Madison y pasó dos años en el Colegio de Artes de Filadelfia. Allí obtuvo títulos en Artes Visuales e Ilustración, mientras seguía con pasión al Daredevil de Frank Miller.

Por casualidad, en el colegio de artes conoció a los tipos que en 1983 pondrían en marcha la editorial Comico, pegó onda con ellos y ni bien la editorial estuvo en marcha, el primerizo Matt estaba publicando Grendel (su creación más famosa y longeva, de la que algún día hablaremos) primero en una revista llamada Comico Primer y más tarde en su propia revista, en blanco y negro. El primer título publicado por Comico a todo color sería el n°1 de Mage, una nueva creación de Matt Wagner, pensada como tres arcos de 15 comic-books, que debutaba hace 33 años, en Febrero de 1984.

895c88148da56441e23d61ddb163fa6bMage se planteó como una revista bimestral, y Wagner enseguida se dio cuenta de que, para cuidar el dibujo y el color (que era lo que realmente le interesaba), necesitaba delegar el entintado en otro artista. Así fue como se sumó a Mage nada menos que Sam Kieth, el hoy famoso autor de The Maxx. Destinados a la gloria, pero con la humildad del equipo chico que recién asciende a primera, Wagner y Kieth empiezan a narrar la extensa saga de Kevin Matchstick, el pibe joven, canchero, que se las da de guacho pistola pero en realidad vive a la deriva, sin tener muy en claro qué quiere hacer con su existencia. ¿Este salame va a ser el héroe mega-grosso y legendario? Sí, hay que aguantar un rato, nomás. No por nada esta primera tanda de 15 episodios se subtitula The Hero Discovered…

MTHD6CONDENADO AL EXITO

Los primeros números de Mage, digámoslo de una vez, no son ninguna maravilla. El dibujo es ordinario, las tintas y los lápices no se terminan de acoplar y los trucos a los que recurre Wagner para no dibujar fondos son cada vez más vulgares e intolerables. Pero está lo esencial: hay una narrativa visual que no sólo funciona, sino incluso cautiva, y el guión arranca alucinantemente grosso y no decae jamás. Para el final del n°2 ya estás cebadísimo y no te querés perder lo que pueda pasarle a Kevin por nada del mundo. Wagner, que era pendejo pero no boludo, se da cuenta al toque de que Kevin es un personaje demasiado inestable, demasiado indefinido (no por nada la SEGUNDA tanda de 15 episodios se subtitula The Hero Defined) y entonces abre rápidamente el juego a otros personajes, principalmente a Mirth (como la Chiqui, pero sin la «a»), el mago al que hace alusión el título, que es el que más pega entre los lectores.

Entre los n°s 8 y 9, Wagner decreta un bache de cinco meses en la vida de los personajes que más tarde llenará vagamente, con apenas algunos datos acerca de lo que no nos mostró. Entre los n°s 6 y 14 de Mage, también aparece a modo de historia complementaria toda una saga de Grendel (cuya revista dura poco y nada): la gloriosa y fundamental Devil by the Deed. O sea que para aquel inmejorable 1986, Mage ya es una aplanadora difícil de detener, a la que los críticos aplauden de pie y le llueven las nominaciones a todos los premios imaginables.

2373972-letter_97El n°14 es una obra maestra en sí misma: acá Mirth le revela a Kevin todo lo que hasta ahora se dejó entrever, su conexión con el Rey Arturo, su rol en la saga de Pendragon, su relación con la magia, TODO. Y durante 14 páginas, los personajes apenas se mueven, en un ejercicio de narrativa absolutamente consagratorio. El n°15 (Dic.1986) es una bola de demolición de casi 50 páginas, con un hiper-splash-page triple desplegable, y un final apoteótico en el que Kevin acaba para siempre con la oscura amenaza que anida en el Hotel Styx.

Ni bien termina con Mage, Wagner desembarca en DC para realizar la miniserie de Demon (otra gloria) y paralelamente, Comico lanza una nueva serie mensual de Grendel, con Wagner como guionista y ocasional dibujante. Como complemento de uno de los arcos de Grendel, Wagner serializa en cuatro entregas de 1988 una especie de epílogo a la primera saga de Mage: Interlude. Son 16 páginas de un nivel increíble, realizadas ya sin las tintas de Kieth, a color directo, casi sin texto, y en las que vemos a un Wagner mucho más sólido, maduro y arriesgado. Pero es lo último que veremos de Mage en muuchos años.

Muy pronto, la segunda parte.

 

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