A los simples mortales, como usted y yo, muchas veces se nos escapan de la vista esas pequeñas cosas de la vida, esas absurdidades con las que nos topamos día a día y que tenemos tan incorporadas que ya pasan inadvertidas ante nuestros ojos. Por suerte hay un género humano que se dedica a sacar a la luz esos detalles: los historietistas. Ellos crearon mundos paralelos en donde humanos, animales, electrodomésticos y hasta deidades ponen en evidencia lo absurdo de lo cotidiano y regalan toneladas de chistes, a simple vista fáciles, pero que nadie se animó a dibujar. Dentro de este subgénero humano se ubica el chileno Alberto Montt.
“Una recopilación de pelotudeces en dosis diarias” que logró juntar a partir de la creación de su blog hace ya un año, le valió para la publicación de su primer libro. Se editaron 200 números, sólo para aquellos deseosos de tener en papel lo que la web ofrece de forma gratuita. Según Montt, la idea es sacar una colección con todas las tiras publicadas pero, por el momento, se conforma con esta edición que tuvo una muy buena recepción.
Dentro de este nuevo y pequeño universo está la tira que ideo a los 18 años y que le abrió la puerta para conocer el trabajo de Gary Larson, «el padre de todos».
Esto sucedió gracias a que Montt diseñó remeras para una empresa de Ecuador (en donde residió 25 años). Allí vieron uno de sus dibujos, en el que aparecen varias mulitas abrazadas a un charango con la inscripción «Foto familiar». Por eso le obsequiaron un libro de Larson asegurándole que le iba a interesar.
Un antes y un después. En realidad fue un antes porque el después vino mucho más tarde. Luego de pasar 26 años en Ecuador donde estudió y hasta empezó a desarrollarse dentro de la profesión de ilustrador, volvió a su lugar de origen, Chile.
La ilustración para libros infantiles y las publicaciones en revistas y diarios importantes le dieron el impulso que necesitaba para poder llevar a cabo eso que siempre había deseado. Al principio no fue fácil, «no entendía cómo dibujar lo absurdo que pasaba por mi cabeza», decía, pero todo cambio cuando asistió a un espectáculo de stand up. Al finalizar, se acercó a la protagonista y le pregunto cómo hacía para ser tan cómica. Su respuesta fue: “cuento la vida pero en gracioso”.
Con esta nueva forma de ver la vida, Montt creo junto con dos amigos la editorial y productora gráfica, CandyFunto desde donde buscan fomentar y agrupar diferentes iniciativas de humor gráfico,
“que nacen tanto desde la gráfica propiamente dicha como desde otros ámbitos –como el humor escrito– pero que puedan verse complementadas y enriquecidas desde el mundo de la gráfica”. CandyFunto ha sido nominado a los Premios Altazor 2008 (que premian a creadores y artistas chilenos que han realizado trabajos relevantes por su calidad o mérito artístico y originalidad, apreciándose especialmente la influencia que su trabajo ha tenido en el medio artístico nacional) en la categoría “Diseño Gráfico e Ilustración”.
Es así que por intermedio de este emprendimiento salió a la venta “Alberto Montt en dosis diarias”. Estos tres amigos que son como “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como los chiflados, como los mosqueteros, como los tristes tigres” pretenden crear blogs y, a partir de ello, editar pequeños libros. ¿Por qué lo hacen de esta forma y no al revés? Porque en Chile hay muy pocas editoriales y menos, aún, que se encarguen de difundir el humor gráfico. Esto hace que escaseen las librerías a comparación, sin entrar en discusiones políticas que ya no volverán el tiempo atrás, a nuestro país. Entonces, la creación de los blogs los ayuda a entrar a un determinado público para el cual están destinadas las publicaciones.
Haciendo un recuento de algunos hitorietistas, Montt llegó a la conclusión de que sin el rol de la mujer en sus vidas la mayoría no hubiese llegado a nada. En su caso, la figura femenina le sirvió como impulso para la creación de su blog. “Al final somos todos iguales”, confesó Montt lamentándose entre risas.
Mientras los blogs siguen su evolución “natural” y su trabajo como ilustrador sigue tomando importancia dentro y fuera de Chile, Alberto Montt sólo espera que en el futuro pueda seguir dibujando las idioteces que revolotean en su cabeza.
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