Hoy revisitamos otra clásica serie del proyecto World Masterpiece Theater, esta vez a cargo de Isao Takahata.

Planeta Ghibli (parte 10)

03/01/2014

| Por Andrea Vega

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mid_baa7f8c5979640240fa84bde79e53900_4198605785.09.LZZZZZZZLa adaptación de Ana de las Tejas Verdes puede considerarse una obra maestra y uno de los más grandes logros artísticos de Isao Takahata. Esta versión de la novela de Lucy Maud Montgomery fue emitida en Japón entre enero y diciembre de 1979, con un total de 50 episodios, y formó parte del aclamado proyecto World Masterpiece Theater de Nippon Animation. El debut de Heidi en 1974 había traído una revolución al mundo del anime, al incorporar una devoción por el naturalismo y el realismo nunca antes vista, por lo que las obras dirigidas por Takahata serían el referente frente al cual todas las demás series serían juzgadas. Las obras de Ghibli, en ese sentido, pueden considerarse la coronación de lo que comenzó en los años ´70 en la TV. En esta ocasión el rol de Hayao Miyazaki fue más limitado, ya que realizó el diseño de escenarios solamente durante los primeros episodios, para luego abandonar la producción y Nippon Animation.

La historia comienza cuando Matthew y Marilla Cuthbert, dos hermanos de mediana edad, deciden adoptar un niño huérfano para que les ayude en la granja que comparten. Debido a una confusión, la que termina siendo enviada a Tejas Verdes es una niña parlanchina de 11 años llamada Ana Shirley. Los hermanos consideran enviarla de regreso, pero quedan encariñados con ella por su inteligencia, sinceridad, encanto e increíble imaginación, y finalmente Ana se convierte en parte de la familia llenando de alegría la vida de los hermanos y del resto de los habitantes de Avonlea.

oisw90 A diferencia de Heidi y Marco, Takahata decidió hacer esta vez una adaptación meticulosa tanto en los detalles como en el espíritu de la novela; hasta cierto punto representaba un desafío, ya que la novela siempre gira en torno al personaje de Ana, razón por la cual era clave capturar a la perfección el encanto del personaje, con su creatividad e imaginación, la ansiedad que le produce tratar de encajar, y su admiración por la belleza del mundo natural. En ese sentido, el gran colaborador sin duda fue Yoshifumi Kondo, quien cumplió el rol de director de animación y diseñador de personajes. Su estilo de dibujo naturalista le vino como anillo al dedo a Takahata, y Ana de las Tejas Verdes no sería lo mismo sin su trabajo. Su espléndida animación de los personajes se observa desde las acciones rutinarias más insignificantes hasta la exagerada gesticulación de Ana incluso cuando no dice una palabra. En cuanto al diseño, Kondo no la presenta como la típica chica linda de anime, sino que hace algo más apropiado para un personaje que proviene de una vida de privaciones: dibujarla delgada y huesuda. Su forma de retratar el crecimiento de Ana hacia la madurez es tan natural y sutil que puede considerarse su más grande logro como artista de personajes. Kondo llevaría más adelante su talento a Ghibli, donde incluso dirigiría su propia película, Whisper of the Heart, antes de su trágica muerte en 1998.

akage_no_anneGran parte del éxito residió también en combinar los dos grandes talentos del director: su gran sentido del realismo, y su habilidad para representar en pantalla la imaginación de los personajes. Es así que la narrativa se apoya ampliamente en el poder de la imaginación, logrando momentos inolvidables. En el primer episodio, por ejemplo, mientras Matthew y Ana se dirigen a Tejas Verdes, atraviesan la Avenida de los Manzanos, algo que la niña bautiza como “El sendero blanco de las delicias”. Al atravesarlo se dispara su imaginación, y se ve a sí misma volando entre flores y hadas, en una mágica secuencia que dura alrededor de 2 minutos para ser luego seguida por un silencio absoluto. Otro momento asombrosamente lírico se encuentra en el tercer episodio, cuando Ana despierta luego de su primera (traumática) noche en Tejas Verdes. La niña olvida sus preocupaciones al perderse en la vista del paisaje que la rodea, y por un instante presenciamos una serie de imágenes de ensueño acompañadas por una maravillosa música de fondo; regresamos entonces a Ana, arrodillada frente a la ventana, y de pronto las paredes se desvanecen, para dejarla sola con la serenidad que le transmite el paisaje, en el que probablemente sea el gran momento mágico de la serie.

anne2En cuanto a la historia en sí, la característica más memorable es la forma en que la serie juega con cosas que son muy serias pero que no se sienten como tal, y cosas que están excesivamente dramatizadas pero que no son para nada serias. Por ejemplo, Ana ocasionalmente menciona cosas de su pasado que son realmente trágicas; sin embargo, en la mayoría de los casos, la serie no apela al dramatismo o al golpe bajo, sino que simplemente pasa como una conversación casual y la respuesta emocional queda librada al espectador. Por otro lado están las ocasiones más recurrentes en las cuales Ana exagera totalmente algún hecho menor, deshaciéndose en lamentos y describiendo el agudo dolor que le provoca con lujo de detalles. La mayoría son completamente divertidos, porque podemos ver claramente que se trata de algo insignificante.

Mientras que muchas de las series que componen el proyecto de Nippon Animation son bastante oscuras, ésta es una encantadora historia dentro del slice of life, una historia de crecimiento personal y autodescubrimiento llena de momentos cómicos, trágicos y conmovedores. Ver el mundo a través de los ojos de Ana resulta, al final, una experiencia inigualable.

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