En manos de maestros del Noveno Arte como Usamaru Furuya, las obsesiones se vuelven algo fascinante y de lectura adictiva.

Quiero ser asesinado por mi alumna

09/08/2023

| Por Sebastián Aguilera

3 comentarios

La obra asfixiante de Furuya
Hacen falta obras jugadas. Que sorprendan o incomoden por partes iguales. Que rompan la indiferencia incluso de los lectores más exigentes. Por suerte, en el Noveno Arte hay autores que además de ser versátiles y poder encarar distintos géneros con soltura, también son valientes. Se animan a sorprender con obras únicas, controvertidas e incluso incómodas de leer para muchos. Ese es el caso del maestro Usamaru Furuya, autor de, entre otras cosas, “Quiero ser asesinado por mi alumna”.

Publicación
El manga “Joshikousei ni Korosaretai” se publicó en Japón entre el 2013 y el 2016. Los lectores de la ya extinta Go Go Bunch, de la editorial Shinchosa, disfrutaron en un tiempo muy espaciado de esta obra, que luego se recopiló en dos tomos. La edición española, que tuvo el nombre “Autasasinofilia ¡Quiero ser asesinado por una colegiala!”, estuvo a cargo de Ponent Mon en el año 2017.
Este año, la editorial argentina Merci sorprendió al apostar por este manga, en una edición impecable y una mejor traducción del título: “Quiero ser asesinado por una alumna”. Recientemente anunciaron en sus redes que el segundo tomo está en proceso de producción.

Ahondar en lo más oscuro de la psique
Las perversiones y lo oscuro del ser humano provocan una fascinación morbosa. Hay autores de mucho renombre, como Stephen King, que hablaron del tema. Sin embargo, al ser un tópico que se ha explotado tanto, cuesta encontrar productos originales que dejen un gusto a nuevo como lo dejó en claro Joss Whedon en “Cabin in the Woods”. Siempre está presente esa sensación de haberlo visto o leído en otro lado. Las influencias están siempre presentes, algunas veces son sutiles y en otras meras pinceladas torpes que repiten con poca eficacia historias o situaciones archiconocidas, especialmente en el género slayer.
Es interesante que, para encontrar una mirada realmente nueva para nosotros, basta mover el radar hacia otros destinos, por ejemplo, Suecia y Finlandia para los policiales negros; Sudáfrica para los dramas y Japón para los thrillers psicológicos o el terror inteligente. Hay autores de manga como Shintaro Kago o Suehiro Maruo, que, al igual que lo hizo el Marqués de Sade en su momento desde la literatura; juegan con los límites de las bajezas humanas y las perversiones para ahondar en esa naturaleza oscura que aterra y fascina por partes iguales.  Si bien la obra de estos mangakas es fascinante, se centran en lo escabroso más que en la psique de sus protagonistas. Y es aquí donde aparece un maestro que sabe estudiar a fondo los comportamientos, pensamientos y, sobre todo, las obsesiones de sus personajes: Usamaru Furuya. Ya hablamos de otra de sus obras, La música de Marie, en la que se puede apreciar otra faceta del autor y su gran versatilidad.


Obsesiones
Por más que parezca monotemático o tan obsesivo como el protagonista, Furuya siempre usa un concepto como eje central narrativo. No hay sutilezas, ni elegancias. Lo usa y abusa desde su definición literal hasta la forma en la que se convierte en el motor principal del protagonista, y así afecta también a los otros personajes. Lo curioso, es que por más que repita y use descaradamente el concepto, no llega a ser algo que harte. Sino que se convierte en el peligro tácito que en algún momento va a estallar. Su presencia se hace cada vez más evidente, más enferma y retorcida. Pero con la maestría de Furya, le da el suspense necesario para que la obra cobre personalidad.
En “Quiero ser asesinado por mi alumna” vemos en Furuya a un autor que estudia a fondo a sus personajes. El conocimiento que tiene es tan absoluto que puede desnudar sus mentes y jugar con ellos con una maestría increíble desde los bloques de texto, donde abundan las emociones, miedos y todo aquello que puedan englobar los pensamientos de sus personajes. No así con los diálogos, que muchas veces pecan de torpes o ingenuos y contrastan con la calidad de sus monólogos internos.

La magia de este manga se da justamente gracias a las caracterizaciones. En una movida narrativa muy inteligente, el autor apuesta por capítulos centrados en los personajes principales, para que cada mirada sirva como un eslabón más en la construcción del mosaico que es el personaje principal. A su vez, tiene un poco de obra coral. Es así como cada personaje que tenga o no noción de los planes del protagonista, va a ayudar a que el lector construya una visión más amplia de lo que realmente está sucediendo y la verdadera peligrosidad del asunto.

Así tenemos, por un lado, los capítulos centrados en el protagonista, Haruto Higashiyama, un psicólogo con una carrera sumamente prometedora, que termina como profesor de secundaria. Es el personaje más fascinante por sus contrastes y tridimensionalidad. Pero, sobre todo, por la forma en la que Furuya retrata la frialdad y forma meticulosa con la que arma sus planes. Esta es típica de los grandes psicópatas del cine y la literatura. También lo es su faceta encantadora y misteriosa. Más allá de esto, su motor existencial es la autoanafilaxia. Todo su accionar está centrado en concretar su meta máxima (que le da nombre al manga): Ser asesinado por su alumna.

Aún más interesante, es que el mangaka no solamente construye historia desde distintas perspectivas, sino que cada una se vuelve una suerte de muestrario de subgéneros. En esencia, es un seinen, pero hay elementos típicos de otros géneros que destacan en los distintos capítulos. Por ejemplo, las obsesiones del protagonista hacen que sus capítulos sean un thriller psicológico. Por otro lado, la mirada de la alumna que es el centro de la obsesión del protagonista (Maho Sasaki, una chica de 16 años) nos muestra un drama que roza el seinen; la del Yukio Kawahara, un compañero de Maho que está enamorado de ella y no está del todo enterado de lo que sucede, es un shōjo a la vieja usanza, y finalmente hay un personaje que le da el toque noir en el que hay un giro sorprendente.
Lamentablemente, los japoneses no se caracterizan por ser elegantes en la resolución de los policiales. Muchas veces se siente como el final de un capítulo de Scooby-Doo en el que desenmascaran al villano de turno y dejan al descubierto su plan. Otras veces sorprenden con giros inesperados y resoluciones atípicas. No voy a decirles para qué lado va el final de este manga, porque eso sería spoiler. Les toca a ustedes descubrir la respuesta final. Lo que sí es criticable, es que después de uno de los clímax más intensos del maestro Furuya, la resolución sea demasiado insulsa y hasta ingenua. 

El salto al live action
En el 2022 Hideo Jôjô se encargó de dirigir la adaptación live action. Este director ya tuvo experiencia con fetichismos y perversiones que salen fuera de lo común con cintas como “Asebamu binyû tsuma otto ni somuita hirusagari”. También mostró su visión de las conductas obsesivas en “Etsuraku kôsaten: Onna no ura ni deau toki”. La película es curiosa, logra adaptar muy bien la esencia de la obra de Furuya y en líneas generales, respeta la estructura coral del manga. Hay agregados y cambios estéticos de secuencias largas, que en algunos casos le da una apariencia de película de muy bajo presupuesto. Todo eso se perdona por la reinterpretación del final, que hace que el clímax literalmente deje sin respiración al que vea la película. Otro acierto es el casting en donde sobresale Kei Tanaka como un Haruto Higashiyama sumamente obsesivo y aún más peligroso que en el manga.   

Una obra que quita la respiración
Hay mangas que ahondan en conductas peligrosas y patologías mentales. Muchos de los que llegan a las comiquerías locales son obras para adolescentes, en las que el golpe narrativo está en el golpe de efecto más que en los personajes. En manos de maestros del Noveno Arte, como Usamaru Furuya, estas obsesiones se vuelven algo fascinante y de lectura adictiva. En definitiva, “Quiero ser asesinado por una alumna” es una obra compleja que, si bien tiene sus fallas, no deja de ser una lectura fascinante y una muestra de la maestría de un gran mangaka.

3 respuestas a «Quiero ser asesinado por mi alumna»

  1. macumazahn

    Están enfermos estos chinos.

  2. Está muy bien esto; de momento es oscuro sin recalar en los niveles de sordidez del Ero-guro. Por caso, «Blood on the tracks» es mucho más incómodo. ¡Que Germán se ponga las pilas con la segunda parte!

  3. Nahuel2017

    Los ponjas están enfermos, pero hacen tan buen arte que se les perdona. Muy buena nota. Entre la recomendación de Andrés en el podcast y esto me la re vendieron

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