Tatsuki Fujimoto, la mente detrás de Chainsaw Man, uno de los shōnen más vendidos de los últimos años, es un autor inquieto. Necesita ir más allá de los convencionalismos del género, explorar las posibilidades del manga y sorprender. Sayonara Eri es una de sus obras más personales y una apuesta técnica sumamente interesante.

Publicación
Sayonara Eri es un one-shot que fue publicado en el sitio web Shōnen Jump+ de Shūeisha, medio conocido por obras como Kaiju No. 8 y Spy x Family. Apareció en la web el 11 de Abril del 2022, y posteriormente fue publicado en formato físico el 4 de Julio de ese año.
Editorial Norma lo publicó en formato tankōbon y también en una edición más lujosa, de tapa dura y de un tamaño similar al de los kanzemban. La edición argentina corre por cuenta de Ivrea, quienes optaron por su clásico tomo idéntico al japonés.

El autor
Si hay un halo de misterio en la vida de un artista, se vuelve mucho más interesante. En la biografía del mangaka Tatsuki Fujimoto está en un detalle curioso: su año de nacimiento -1992 o 1993- varía según las distintas fuentes. Más interesante es el mix de influencias que se refleja en su obra: por un lado, cita a autores como Hiroaki Samura, un ícono que llevó el gore inteligente al género de Samurais en Mugen no Jūnin (La espada del inmortal) y al maestro de los espacios claustrofóbicos y las tramas difusas, Tsutomu Nihei, autor de Blame y Knights of Sidonia, entre otros. Sazona sus influencias con thrillers asiáticos como The Chaser y The Raid. El resultado es un autor con muchísima imaginación, que además tiene una capacidad enorme para crear mundos propios y ponerlos en funcionamiento desde las primeras páginas.

Conocí la obra de Fujimoto por Chainsaw Man. Mi primera impresión fue descolocarme y preguntarme con qué sustancias se había inspirado. El impacto del manga era muy fuerte y como contaba con un fandom importante –también gracias a Pochita-, decidí darle una oportunidad. Me sorprendió esa capacidad de establecer reglas del relato y poner en funcionamiento los engranajes de un mundo tan particular sin necesidad de bloques de texto que expliquen qué es cada cosa. Esos engranajes están en movimiento y logran sumergirnos en la visión del autor. Otra cosa que me llamó la atención son sus personajes o las situaciones. Descolocan, son impredecibles y un tanto desesperantes por las decisiones que toman o por la forma en la que se enfrentan a los conflictos. Lo curioso es que eso hace que las historias fluyan y los personajes crezcan. Lo más importante: son obras divertidas y adictivas. Esto se hace aún más evidente en sus one-shots e historias cortas. Sobre todo, en Fujimoto Tatsuki Tanpenshū (17-21 y 22-26), Look Back, y por supuesto, Sayonara Eri.
Personajes imperfectos
Al creador de Pochita le encanta crear situaciones o lugares atípicos en los que pueda desarrollar a sus personajes. Este manga comienza en el momento en el que la madre del protagonista le compra un celular a Yuuta para que él filme sus últimos meses de vida y todo quede registrado en una película. Sí, un amor. Esto termina en un film casero, “Dead Explosion Mother”, que como su título lo dice, finaliza con él huyendo de la explosión en la que muere su madre. La película es tomada como algo de muy mal gusto por sus compañeros, que critican la forma en la que encaró la reciente muerte de su madre. El pobre cineasta improvisado la pasa tan mal que piensa en el suicidio. Entonces aparece Eri, una cinéfila que lo incentiva a realizar una segunda película para redimirse. A pesar de que parezca mucha información, todo esto pasa en las primeras páginas. Esa maestría de Fujimoto para establecer reglas del relato y hacer funcionar los engranajes de sus mundos están muy aceitadas en esta obra.

Yuuta y Eri son imperfectos y sus interacciones distan de una relación ideal. La magia está en verlos crecer al lado del proyecto y encontrarse, sin dejar de ser inmaduros y un poco desastrosos. Se enfrentan a situaciones duras, pero no son como otros adolescentes que caen en la tragedia exagerada y en la depresión sin escape típicas de las obras para adolescentes japoneses, cosa que se agradece bastante. Peca de que, como en otras de sus obras, los conflictos se resuelven sin grandes problemas y el final no impacte tanto como debería.
Con el celular en mano
La retroalimentación que hay entre el comic y el cine hizo mucho por ambos medios. Las influencias van y vienen. Secuencias que recuerdan a autores como Will Eisner o Jack Kirby. Comics que se inspiran de los ángulos y secuencias del cine noir, y tantos otros. En el mundo del manga, hay una suerte de simbiosis con la animación que logra que la distancia entre ambos medios sea difusa. Sin embargo, hay un formato que prácticamente no se ha explotado en el mundo del comic y que tiene su encanto particular en el mundo del cine: El video casero.

El comic toma muchos elementos del cine: los planos cinematográficos, la fotografía, las composiciones escénicas y las escenas dinámicas entre tantos otros. Todo esto significa presupuesto y profesionalismo por parte del cineasta. El universo del video casero tiene otra mirada por las limitaciones. La creatividad entra en juego y muchas veces, los realizadores tienen que centrarse en secuencias estáticas. Composición más simple y usar las luces naturales, es decir, hacer magia con poco dinero. Pensar en llevar todo esto al comic, conlleva un gran desafío para que no se vuelva un bodrio. En el manga es muchísimo más jugado, es romper con muchas de las convenciones del medio y apostar a algo totalmente diferente.
En las páginas de Sayonara Eri, el autor decide tomarse un descanso del ritmo explosivo de Chainsaw Man. Es como si estuviese en esa parte del concierto donde cuelga la guitarra eléctrica después de mucho rock y agarrase la acústica para algo más intimista. Eso sí, la dinámica no se pierde, solo cambian los tiempos. Desde el vamos, el mangaka usa un interesante despliegue técnico para reflejar que, en la mayor parte del manga, Yuuta está con cámara en mano. Así nos encontramos con un formato muy curioso en casi todo el one-shot: 4 viñetas horizontales por página, que emulan el formato del video de celular. Además, hay un énfasis en las limitaciones técnicas y presupuestarias de un film casero. Por un lado, hay desenfoques, movimientos bruscos de cámara y algo sumamente interesante: las imágenes estáticas. Hay secuencias en las que hay cambios mínimos o nulos de las viñetas. Al pasar las hojas, parece una chantada de Fujimoto. Ese estatismo y los silencios le dan una gran carga intimista, en la que resaltan frustraciones, dolor o el mero aburrimiento de los personajes. Refleja muy bien que la cámara sigue filmando y que no todo el material en crudo es bueno.

Ya en Look Back, Fujimoto usó la técnica de usar la misma composición en una misma secuencia. Así enfatizaba el paso del tiempo y el trabajo monumental que toma convertirse en un mangaka profesional y posteriormente, producir obras. El efecto es distinto en Sayonara Eri y denota una gran inteligencia del autor a la hora de usar recursos y generar distintos efectos en los lectores. También está presente el backstage de la producción, cuando cada tanto habla del material en crudo y menciona la edición de video, pero no tiene tanto peso como en su obra anterior.
Recepción
La gran recepción que tuvo Sayonara Eri, 2,2 millones de vistas en el primer día, no alcanzaron para superar al taquillerísimo one-shot Look Back, que alcanzó 2,5 millones de vistas. Sin embargo, la respuesta de la crítica especializada fue muy positiva al punto de calificarla como uno de los mejores comics del 2022. Es impresionante pensar en números tan importantes y en la magnitud de lo que es el mercado nipón, sobre todo cuando se trata de material online.
La magia está en lo simple
Sin llegar a ser una obra maestra, Sayonara Eri es de esos mangas que dejan un muy buen gusto tras su lectura. Es una historia aparentemente simple, con un despliegue narrativo muy interesante y personajes disfrutables.

Una respuesta a «Sayonara, Eri»
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Yo a Fujimoto ya lo tengo en un altar por Chainsaw Man así que ya tenía interés en esto pero la nota no hizo más que aumentarlo! Muy buena!
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