Además de la aventura y la parafernalia sci-fi que destila por doquier, esta es -sobre todo- una historia de relaciones humanas, alienígenas y de todo tipo.

Segundo Círculo

26/02/2014

| Por Javier Hildebrandt

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tapa segundo circulo-En lo personal, diría que esto es motivo de festejo: amigos lectores, los géneros clásicos están de vuelta en la historieta argentina. Rezagados durante años por la autobiografía y el slice of life, el nuevo desembarco en las viñetas de aventureros, cowboys, piratas espaciales, asesinos y detectives no puede significar menos que un regocijo. Pero, por supuesto, esta no es la “vieja” historieta de género. Aquí ya no tenemos una industria que impone estrategias de mercado ni exige condiciones en función del presumible “gusto del público”. Ya no existen los inevitables finales felices, los héroes de cuerpo indestructible y moral inmaculada, ni las explosiones obligatorias cada tres páginas. Los autores que hoy incursionan en estos géneros (aquellos que ya cuentan treinta y tantos) son los que se criaron leyendo esas historietas, viendo esas películas: hoy tienen manos y mentes libres para jugar con los personajes, para contar su propia versión libre de la historia. Hoy el género se vuelve inexorable relectura, diálogo geek entre filas de creyentes y, en los mejores casos, vueltas de tuerca y miradas reveladoras de la arquitectura que sostiene los esquemas.

Segundo Círculo (Llantodemudo, 2013) se inscribe con claridad dentro de esta corriente. E incluso se anima a llevar la apuesta más allá de las páginas: los guionistas Federico Menéndez y Ariel Zylberberg eligen poner como protagonista a un personaje que bien podría ser uno más de los lectores de la obra. Ezequiel es un clásico arquetipo de eso que llamamos nerd y, si nos ponemos a pensar, acaso sea la mejor elección para llevar adelante esta aventura: ante una invasión del espacio exterior, ¿quién mejor para hacerle frente que alguien que convive todos los días con aliens, mutantes, superhéroes y fauna fantástica de todo tipo?

SC-E01-P-01Pero atenti, este no es un intento más de subirse a la ola consagratoria del “nerdismo” a la que se han consagrado los medios masivos desde hace ya unos años. Los autores rápidamente se desmarcan de esa movida: “Tiempos en los que el mercado voraz se aprovecha de las aficiones que hemos cultivado durante años. Tiempos en los que nos quieren hacer creer desde el cine y las publicidades, que el nerd se puede quedar con la chica. Y en el fondo es que no nos pueden entender. Lo nerd es mucho más que coleccionismo y conocimiento enciclopédico, lo nerd es amor, odio y pasión como solo se puede alumbrar desde la marginalidad y la exclusión. La subcultura de la cuneta, de aquel que no puede transitar libremente por la modernidad y las convenciones sociales y encuentra un refugio en la fantasía”, explica Menéndez en uno de los textos que cierran el libro.

Con esta premisa, Segundo Círculo parte sin escalas hacia el infinito y más allá…

 

Acción mutante

En la Divina comedia, el Segundo Círculo del Infierno es el dedicado al castigo de los lujuriosos y los pecadores carnales. En la historieta, Segundo Círculo es una “casa de placer” de lujo, comandada por el patético Rufus Jarnaz, que recluta mujeres de toda la galaxia para obligarlas a ejercer la prostitución. Hasta nuestro planeta Tierra llegan dos enviados del lupanar para secuestrar a Mandy, una chica que atiende a sus clientes un par de pisos debajo de su departamento y es el amor -o, más bien, la obsesión- secreta de Ezequiel. Testigo casual del rapto, nuestro adorable nerd une fuerzas con Alejandro, un aventurero que viene persiguiendo a los captores por varios puntos del espacio exterior, y juntos siguen el rastro hasta el prostíbulo. Allí contarán con la ayuda de Penélope, una de las particulares chicas de Rufus, que al igual que Ezequiel también cree en eso de abandonarlo todo y luchar por el amor de su vida.

SC-E02-P03Algo que distingue a la historieta desde lo argumental es el inconfundible tono porteño que la atraviesa de principio a fin, en la mejor tradición oesterheldiana. Aparecen lugares como la estación de Constitución o las calles del barrio de Monserrat, y hasta Alejandro tiene problemas en conseguir monedas para tomarse el 65. Es también para destacar el uso del voseo durante toda la obra, incluso en el extenso tramo que transcurre en el espacio exterior y dentro del Segundo Círculo. Esto refuerza el tono local de la obra, sin la sensación de que existen “doblajes” en el medio. Lo más interesante, sin embargo, es cómo los roles de héroe y sidekick de Alejandro y Ezequiel se van intercambiando con el correr de las páginas. Aunque la moral ambigua del primero lo vuelve atractivo como personaje, el corazón del lector siempre se quedará con Ezequiel, por la honestidad de sus motivaciones y por lo lejano que parece, a priori, su cruzada por “rescatar” a Mandy.

Pero además de la aventura y la parafernalia sci-fi que destila por doquier, Segundo Círculo es también –y sobre todo- una historia sobre las relaciones humanas, alienígenas y de todo tipo. Como para que la diversión sea completa, aquí no aparecen padres ni lazo familiar alguno, apenas podemos entrever a la tía de Ezequiel en una sola viñeta. Y cuando aparecen los parientes, es solamente para consumar una traición como en el caso (spoiler alert!) del pérfido primo de Alejandro.

SC-E08-P-03El resto es amistad, camaradería, relaciones de poder y más que nada, distintas formas de entender el amor, el sexo y los afectos. Esto se ve claramente en el comportamiento de las dos chicas de la historia, Mandy y Penélope. La primera, aún después de pasar por el trauma del secuestro, parece abrazar su nuevo estilo de vida “licenciosa” (dirían las viejas), desprejuiciada, preocupada solo por disfrutar del sexo y divertirse. En cambio Penélope, confinada desde hace años al aburrimiento del harén de Rufus, pasa sus días devorando novelas románticas y soñando con el amor ideal, ese que se transforma en el horizonte de los deseos y que nos ofrece nada más que incertidumbres. El mismo que mueve a Ezequiel a emprender su odisea.

 

Dibujos de otra galaxia

Sin embargo, todos estos logros quedan pequeños ante el verdadero as en la manga de Segundo Círculo, que es Rodrigo Luján. El dibujante lleva a cabo un trabajo notable en el diseño de los protagonistas y los escenarios, acompañados por una paleta de colores que se adapta con precisión a los climas que propone el guión. Destaca sobre todo la composición de los alienígenas, que le aporta a la historia toques cómicos y bizarros muy en la onda de Men in Black. A nivel narrativo, Luján también cumple con una puesta clásica pero efectiva, que sale bien parada incluso en páginas que le exigen muchas viñetas.

Cap-07-P-03Como si fuera poco, complementan los muy bien dosificados pin-ups de artistas invitados, que no están solo para rellenar páginas sino que suman detalles y anécdotas complementarias a la historia central. Destacan los aportes de Gerardo Baró, Diego Parpaglione, Santiago Caruso, Pablo Túnica y Quique Alcatena, autor también del prólogo del libro.

Como suele pasar con la mejor ciencia ficción, el género sirve de excusa para hablar de nuestra realidad, de personajes marginales, de vínculos que se pierden y se transforman y de la lucha por alcanzar un sueño que se esfuma en el momento mismo de atraparlo. Segundo Círculo se cierra con una enseñanza: la dignidad del derrotado descansa en que nunca perderá la pasión por la búsqueda. En este o en cualquier otro mundo.

 

 

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