La maxiserie de doce números de Squadron Supreme es sin lugar a dudas no solo la pieza más importante vinculada a este grupo, sino también una verdadera obra maestra de la historieta. Esa etapa fue escrita por Mark Gruenwald (en uno de sus trabajos más inspirados), y dibujada primero por Bob Hall, y luego por otros nombres como el de John Buscema, Paul Neary y finalmente Paul Ryan, que se haría cargo de los últimos episodios. Desde 1985 hasta mediados de 1986, Gruenwald demostró en las doce entregas que componen esta etapa un profundo conocimiento del género de los superhéroes y una elaborada decontrucción del héroe como símbolo de justicia en el sentido más tradicional de la palabra. En muchos sentidos, se puede establecer una especie de paralelo entre esos números y Watchmen, otro comic que deconstruyó la idea del héroe. Pero donde Alan Moore entendió el género como plataforma para hablar de cuestiones que involucraban la filosofía, la ética y hasta la religión, Gruenwald optó por un camino mucho más purista, procurando someterse a la lógica de sus personajes. Watchmen es una historieta para que lea cualquiera, pero Squadron Supreme exige un gran conocimiento sobre los clichés de los superhéroes para disfrutarla, y para bien o para mal (y sin que eso no la haga, obviamente, ni mejor o peor que Watchmen), Squadron Supreme es un comic casi de gueto. Pero lo más interesante y el gran hallazgo de esta historieta, es la cintura de Gruenwald para reinventar justamente esos clichés, esos casilleros obvios de la historieta de superhéroes a los que él lleva un paso más allá, para brindarnos una lectura en la que cada episodio es una vuelta de tuerca perfecta.
Qué significa justicia
Luego de presentados los personajes, de mostrar el objetivo por parte de Hyperion y su grupo, y el plan de doce meses para poner en orden la Tierra, erradicar el crimen, curar cualquier tipo de problema de salud y eliminar la pobreza y el hambruna, el grupo de héroes comienza a enfrentar no sólo luchas con antiguos villanos, sino también conflictos morales con respecto a cómo alcanzar esos ambiciosos objetivos. De esa manera, Gruenwald comprende que el verdadero motor de la historia tiene que ver con trabajar las alianzas y las fricciones que se dan internamente en el marco del equipo.
A partir de muchos rasgos típicos de Superman, Hyperion demuestra así una seguridad férrea en cuáles son los pasos que debe dar su escuadrón. Y siguiendo esa lógica implementa la utilización de una máquina que modifica las conductas humanas como herramienta para borrar “los impulsos delictivos” de los criminales. Ese artefacto lo construyó Tom Thumb, el gran genio del grupo y encargado de los avances tecnológicos (ese personaje, a su vez, se sumerge en una búsqueda para curar el cáncer que resulta una de las subtramas más jugosas de esta historia).
Como es de esperar, la idea de una máquina que modifica la personalidad de alguien es algo que plantea serias dudas a algunos miembros del equipo, quienes consideran poco ético manipular así a una persona. Y los peligros de esa máquina se revelan primero en el seno del grupo, cuando uno de los héroes decida utilizarla para su propio provecho, confirmando que esas herramientas no son peligrosas per se, sino que son peligrosas porque en la medida que existan, siempre habrá personas que intentarán utilizarlas con fines egoístas. Gruenwald plantea así que en el mundo de los superhéroes funciona a base de grises, y que hasta el más incorruptible de los justicieros puede torcer sus principios si considera que la situación lo amerita. La serie del Squadron Supreme establece así una lógica sobre en qué punto de sus luchas, estos personajes creerán que sí, que perfectamente puede ser necesario romper algún límite autoimpuesto si -según ellos- la situación lo amerita.
Los supervillanos, aliados clave
Como relectura del género de los superhéroes y de ciertos esquemas establecidos por la Liga de la Justicia, la presencia de numerosos supervillanos es también muy importante en el devenir de la trama. Aquí los enemigos de los héroes son un grupo denominado Institute of Evil, que son sometidos al proceso de modificación de conducta y de esa manera, se convierten en ayudantes del Squadron Supreme. Eso genera otro debate con respecto a qué tan prudente es aliarse con antiguos enemigos y si un villano, que en su pasado cuenta con crímenes de todo tipo, es capaz de recibir un indulto con el beneficio de hacer borrón y cuenta nueva.
El otro villano que se revela como uno de los grandes personajes de esta serie, es el solitario Master Menace, un genio científico con delirios de dominación mundial que remite directamente al Doctor Doom de Marvel. Sin embargo, quien comienza una elaborada estrategia contra el Escuadrón es justamente uno de sus ex miembros. Nighthawk, el equivalente de Batman del equipo, renunció al grupo cuando Hyperion se autodenominó el encargado de reorganizar el mundo. Con el objetivo de derrotarlo, organizó un elaborado plan para el que se unió a otros rivales del Squadron, y a otros desertores del equipo. Pacientemente organizó un plan que lo llevó a liderar a otro escuadrón y tener un enfrentamiento con los protagonistas.
Hyperion llega al final de la serie agobiado, preso de la culpa que le significó un ataque de ira que culminó con el asesinato un rival, y con los desgaste de considerar que su plan, más allá de sus beneficios, pudo traer aparejados algunos riesgos. Y de esa manera el líder del Squadron debe enfrentar en el último número de la serie, al equipo rival comandado por Nighthawk. En una batalla feroz que deja un importante saldo de muertos, la serie del Squadron Supreme cierra de manera perfecta, con Gruenwald dándole punto final a una serie de lectura imprescindible.
A lo largo de doce números, el guionista supo ocuparse de todos los héroes y rivales del plantel, otorgarles a todos un momento de protagonismo y construir historias finalmente elaboradas que mostraban un delicado equilibrio entre la vida superheroica y la vida personal. Todo indicaba que el nº 12 era el último de esa etapa, pero los elogios de la crítica y el amor del público por esos personajes cuyo final era trágico, invitó al guionista a realizar un último especial a modo de epílogo en el que se contaría la última aventura del Squadron Supreme, titulada “Death of a Universe”.
(Muy pronto, la tercera parte)
3 comentarios