En 1982, más a o menos al mismo tiempo que el nº 20, DC edita una miniserie llamada Tales of The New Teen Titans, a la que no tenemos que confundir con el cambio de nombre que va a sufrir la serie unos años más tarde.
Cronológicamente ambientada en unas vacaciones que los personajes se toman, entre el antes mencionado nº 20 y el 21, la miniserie de cuatro números se dedica a profundizar en los orígenes de los personajes menos explotados de la serie, es decir los tres nuevos (Cyborg, Starfires y Raven) y Changeling que había sufrido muchos cambios, en relación a su versión original.
Las ventas de la serie venían cada vez mejor, y Wolfman vio la posibilidad en esta miniserie de centrar cada número en un personaje y hacer algo que en el título principal era imposible, como dedicarles 25 páginas al origen y desarrollo de un único personaje.
El primer número está dedicado a Cyborg, y debo decir que visto con ojos de hoy día es un poco polémico. Buena parte del conflicto, mas allá de la relación de mierda que tiene Vic con su padre, gira en torno a un amigo de la infancia, que siempre fue medio turbio y que de adulto, está convencido de que los blancos son el enemigo, y se mete en kilombos de activismo muy extremos, como poner una bomba en la ONU. El personaje es un estereotipo bastante choto del negro violento, porque la pasó mal, y encima todo esto escrito por un autor blanco ya hace un poco de ruido. Pero creo que lo peor es la visión de Victor al respecto. Y esto Wolfman lo bancó en varias entrevistas de la época (no encontré testimonios actuales al respecto, por ahí ya nadie le hace preguntas tan especificas) pero lo cierto, es que en aquella época el guionista estaba convencido, que no caer en el estereotipo estaba bueno y le daba otra profundidad al personaje. Algo en lo que sin dudas debemos coincidir todos, el problema es que el “no estereotipo” que marca, es una especie de versión lavada que dice que, como sus padres son científicos reconocidos, él nunca sintió discriminación y no tiene nada en contra de la gente blanca, porque jamás lo trataron distinto a los demás.
Como dije, esto puesto en un boca de un personaje afrodescendiente por un guionista blanco, hoy día generaría mucha mas polémica. Son cosas que pasan y dudo mucho que Wolfman sea racista ni mucho menos, pero acá se le escapó la tortuga. Sobre todo porque Vic es el personaje que más sufre la discriminación y es casi una parte intrínseca del personaje, pero todo ese tema tiene que ver con su apariencia, producto de las partes robóticas y nada con su color de piel. Capaz que la idea del guionista era laburar la analogía y no caer en lo obvio, pero por algún motivo no termina de funcionar bien.
La historia en sí, invita a profundizar un poco más en todo lo que ya sabemos del personaje y aportar algunos datos nuevos, como que tiene un CI altísimo, y sus padres lo capacitaron desde chiquito para que sea un científico. Pero él odiaba vivir aislado, por lo que los convenció para que lo mandaran a la escuela pública donde descubrió los deportes y se volcó de lleno a entrenar para total descontento de su padre. Acá entra en juego la relación con su amigo que comenté antes, algunos problemas con la ley y finalmente el accidente que lo convierte en lo que es hoy día. También la historia profundiza bastante la relación con su madre, y cómo su muerte en el accidente afecta al personaje y termina con el ya mencionado atentado a la ONU, y Victor decidido a detenerlo, aunque eso signifique cagar a su amigo, que todo parece indicar que está muerto, aunque nunca vemos el cuerpo.
El segundo capítulo está dedicado a Raven, y al igual que el anterior es medio redundante en algunos pasajes, pero amplía mucha de la información que ya teníamos. De los cuatro, no quiero decir que este es el peor episodio, porque no me lo parece, pero sin dudas es el más irrelevante. Como ya vimos el enfrentamiento entre los Titans con Trigon, ya sabemos cómo se resolvió y en esos números se contó bastante. Por eso mucho del episodio se vuelve redundante.
En cuanto a la info nueva que aporta, nos enteramos que Trigon fue creado por la gente de Azarath, que para abrazar la paz, purgaron de su sistema toda su mala onda y esta se corporizó en la forma de Trigon, por eso el especial interés que tenían por Raven. También vemos que Raven es entrenada por la nieta de Azar, y que su alma contiene parte de la esencia de Trigon, por lo cual debe mantener siempre a raya sus emociones, porque si estas se manifiestan pueda ser catastrófico. Nos cuentan el primer encuentro entre padre e hija y sus consecuencias, que son en buena medida las que desencadenan el principio de la serie, pero como decía, todo este recuento suena un poco tardío e irrelevante en este punto y eso le resta mérito a un episodio que está bastante piola.
El tercero se centra en el único personaje de la miniserie que no es creación original de Wolfman y Perez, Changeling. Y es por lejos el más divertido, ya que hace algo muy bien, que es laburar el contrapunto y mostrar cómo Gar exagera y trastoca las cosas. Su vida no es tan glamorosa y copada como quiere que los demás crean y esa dicotomía entre lo que narra y lo que se ve, es lo que hace más interesante este número, incluso al punto en que esto, conforme avanza el relato es cada vez menor. De una manera muy sutil, vemos cómo el personaje se va a abrir con sus compañeros a dejar un poco de lado su pose, y a mostrarse vulnerable como es en realidad.
En términos de lo que pasa en la historia es por ahí la más chota: después de un repaso del origen que ya todos conocemos, y su caída en la depresión tras la muerte de la Doom Patrol, y por lo tanto sus nuevos padres, todo se centra en el enfrentamiento con Arsenal, un viejo villano de la Patrulla que no tiene nada que ver con la identidad que muchísimos años después va a tomar Roy Harper. La cuestión es que acá nos enteramos que el villano en cuestión en realidad laburaba para uno de los tutores de Gar, que perdió su único ingreso cuando lo adoptaron Rita Farr y Steve Dayton, ya que vivía de administrar la fortuna que le habían dejado sus padres a Changeling.
El villano aparece, secuestra a la novia de Gar y en un momento se revela que es en realidad Galtry, su antiguo tutor, que quiere pedir una recompensa a Dayton a cambio de no matar a su hijo y de esa manera recuperar algo del dinero que perdió cuando le sacaron la fortuna de los Logan. Piña va, piña viene, Garfield loga rescatar a su novia y sacarse de encima a su enemigo. Como dije, lo más divertido está en el punto de vista y como está narrada la historia y por ahí es por eso que el guionista cae en un relato super tradicional de héroe contra villano sin demasiados giros interesantes.
El último episodio está dedicado a Starfire, y tiene un timing perfecto ya que su salida coincide (al menos en fecha de portada) con el nº 23 de la serie regular, que es la primera aparición de Blackfire, la hermana malvada de Kory. Y es justamente en torno a la relación de las hermanas que gira todo este episodio, quizás el más útil en términos de continuidad de toda la miniserie porque engancha perfecto con lo que está por venir.
En el conocemos cómo era la vida en Tamaran, cómo Kory es la heredera al trono ya que su hermana mayor Komand’r no puede volar, y por lo tanto no está apta para tal honor. Esta falencia hace que Komand’r crezca resentida y malvada, y odiará profundamente a su hermana y toda su familia. La guerra entre Tamaran y la Citadel, el entrenamiento de las hermanas en Okaara y la posterior traición de Komand’r a su gente al vender datos estratégicos a sus enemigos de la Citadela.
De ahí en adelante, viene un repaso de lo ya conocido: para lograr la paz, el padre de Kory la entrega a la Citadel, donde es vendida como esclava, pero acá nos enteramos que sus amos la tiene solo un año y luego la devuelven a su hermana para que esta la torture y la entregue a un nuevo amo y así sucesivamente durante cinco años, hasta que son capturadas por los Psions en un ataque. Ellos las someten al experimento que le da los poderes que le permiten tirar rayos de energía, y en otro ataque vuelven a caer en manos de la Citadel, donde su hermana asciende de rango y no vuelve a saber de ella. Kory por su parte es condenada a prisión, pero se las ingenia para escapar y así es como llega a la Tierra al principio de la serie.
Todo muy lindo, las vacaciones de nuestros héroes se terminan y todos se conocen un poco más entre ellos y nos dieron a los lectores la oportunidad de profundizar en las vidas de los personajes menos conocidos del equipo. Para ser una miniserie independiente, su lectura es casi fundamental en este punto de la serie y carece de sentido fuera del contexto de la misma. Una apuesta que puede parecer rara, pero que en esa época era bastante común.
También hay que destacar que los cuatro números están íntegramente dibujados por George Pérez a un nivel altísimo, con muchas páginas hermosas y otras muy difíciles de dibujar. Y todo esto sin atrasarse nunca ni pedir que le pusieran suplentes en la revista mensual, a la que por supuesto volveremos en la próxima entrega.
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