Como parte del relanzamiento de Marvel tras la Secret Wars de Jonathan Hickman, hubo muchos títulos nuevos. Pero entre todos ellos, uno fue la sorpresa absoluta: The Vision. El sintezoide estrenaba serie. ¿Jugado? Definitivamente, ni a ganchos se me ocurría pensar que un título en solitario de The Vision pudiera estar bueno…Pero cuando leí que el escritor era Tom King, no me costó darle una chance, porque sus Omega Men en DC me gustaron y me pareció una propuesta piola para un guionista «poco conocido» en el mainstream. Para dibujarla me ponen a Gabriel Hernandez Walta. Y de portadista, al monstruo de Mike Del Mundo ¿Algo puede salir mal? Yo diría que sí, pero como siempre… hay que leer y después juzgar.
La serie duró 12 números, y la trama que nos presenta Tom King parece algo bastante simple: The Vision trabaja como consejero del Presidente de Estados Unidos y vive en Fairfax, Virginia… con su familia. Sí, Vision tiene familia: Virginia (valga la redundancia) es su esposa, y sus hijos son Vin y Viv. Sí, los tres son sintezoides como él.
Un laburito corto, que dura lo que debe durar, es difícil de resumir sin arruinarle la experiencia al potencial lector. Así que me centro en intentar cebarlos un toque haciéndola simple: El comic es una maravilla. Lejos, de lo mejor publicado en los últimos años en el mainstream.
He aquí el primer planteo interesante del comic: la búsqueda de la normalidad y la humanidad por parte de Vision. Un tipo que siempre tuvo problemas existenciales, acá no es menos y nos viene a mostrar que decidió ser una personal “normal” y crear a su familia basándose en sus propios patrones neuronales. Y sí, lo de la intangibilidad y similes viene en el paquete. Vamos a ver a Vision vestido de camisa y corbata, en su día a día comportándose como padre y marido…viviendo en lo que probablamente sería una familia típica. Interactuar con vecinos, cenar en familia, mandar a los chicos a la escuela (pero caminando eh, no volando), y todo eso que ya sabemos para parecer normales.
Por supuesto que, pese al tono existencialista, pasan más cosas. Uno creería que un comic así se puede volver denso o monótono, pero no es el caso. La forma de mostrar las cuestiones más mínimas de la vida diaria y buscarle giros o pequeños momentos para la reflexión, muestran que el guionista sabe lo que hace y que no escribe por inercia.
Hay cositas interesantes. Para empezar, desde un nivel narrativo: Leer Vision es leer en distintas capas. Es una lectura que exige sin que uno lo note. Conocimientos matemáticos y lógicos puestos en evidencia (un buen laburo de investigación de King), muchos conocimientos que uno puede desconocer, pero apreciar igual. Variedad de recursos interesantes y referencias literarias, repeticiones de diálogos, de viñetas y de escenas. Hay una doble lectura entre el narrador (que nos acompaña a lo largo de los 12 números), y lo que vemos que ocurre. ¿Y qué es lo interesante de esto? Que si no lo notás no te altera la lectura, pero con una relectura llegás más al fondo, apreciás mejor la obra. Ya el hecho de soportar una relectura o querer releer un comic dentro de tan poco tiempo de haber salido, para mí suma.
La familia Vision tiene un protagonismo compartido, probablemente nos interese saber más de Viv o de Virginia que del mismo padre de familia.
Desde el apartado artístico, imposible no amar a Hernandez Walta. El tipo, además de mostrar una maestría para el arte secuencial, también nos enseña un estilo de dibujo que va perfectamente de la mano con el guión, y no es menos el laburo de Jordie Bellaire como colorista, que complementa perfecto con su paleta de color virtuosa, exaltando en lugar de arruinando el arte del dibujante. Es un comic en el que se puso mucho empeño y corazón. Genera una atmósfera de melancolía constante, donde uno pareciera estar predispuesto a esperar siempre lo peor (o mínimo, comerse un bajón). Y esto es acompañado perfectamente por el arte, que te da esa sensación de soledad y frialdad que tan bien pega con el guión.
Con la aparición de cierto enemigo del pasado de Vision, algún asesinato, problemas con la ley y demases, la dicotomía entre ser lógico y ser humano entra en escena de una forma fantástica. Tom King nos muestra que hizo la tarea y lleva incluso a nuestro protagonista a reflexionar en paralelo al narrador de la historia, sobre un problema de lógica conocido como p vs np, uno de los misterios matemáticos sin resolver (que no voy a explicar porque nadie me va a entender, pero pueden googlearlo y si lo resuelven, ganarse un millón de dólares)… Los valores de dicho problema son el accionar lógico o el accionar humano, que rara vez van de la mano, como nos mostrarán a lo largo del comic. Y esto es una de las piedras angulares del comic, el problema de toda Inteligencia Artificial que busca vida, su lugar en el mundo… y en especial, el problema de nuestro querido sintezoide: ¿Cuál es el límite entre una máquina y una persona? ¿Carecer de cuerpo biológico lo aparta de la humanidad?
Muchas dudas, muchas reflexiones, y un comic del carajo que definitivamente es necesario tener en la biblioteca. Por si faltara algo, acá no se nos exige saber mucho sobre Vision, porque se hace un paseo por toda su historia y todas las personas importantes en su vida sin demandar lectura previa, algo muy difícil de encontrar en la actualidad, y que personalmente valoro muchísimo.
En definitiva, lean Vision. No los va a defraudar.
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