Este gran recopilatorio de historias cortas nos ayuda a estudiar y entender la obra (lamentablemente no muy vasta) del inolvidable Hisashi Sakaguchi.

Tomoshibi

05/05/2021

| Por Gregorio Guerrero

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3-1Los tomos recopilatorios de historias cortas siempre están llenos de sorpresas. En líneas generales son irregulares, con puntos bajos donde se nota que el laburo está hecho a las apuradas o sin mucho esfuerzo, y con picos de calidad superlativos donde el autor despliega todo su ingenio y explota límites que no podría alcanzar en una historia serializada. Suelen abarcar períodos cortos, un par de años en el mejor de los casos y no mucho más, por lo cual es difícil apreciar la evolución de los mangakas. Tomoshibi es una excepción a todo lo que dije anteriormente.

En un poco de más de 200 páginas distribuidas en 11 historias cortas (o 13, depende cómo elijamos indexarlas) veremos resumidos los primeros 14 años de la obra de Hisashi Sakaguchi, un autor maldito.

Para entrar un poco en el contexto de a qué me refiero con esto último vamos a sumergirnos en la vida del autor. Sakaguchi nace en 1946 y desarrolla su infancia y juventud en un Japón donde el manga de Osamu Tezuka está revolucionando el mercado. Esta influencia será tan abrumadora que a los 17 años Sakaguchi abandona la escuela secundaria y se une al estudio Mushi de animación -comandado por el mismo Tezuka- donde trabajará como animador y director en diversos proyectos, como los clásicos y mundialmente conocidos Tetsuwan Atom, Jungle Taitei y Princess Knight. Estos años de formación serán el pilar a partir del cual Sakaguchi explotará su trabajo como autor integral.

44c0ecc6-a588-4a21-9f03-55e8d235d384Si bien su trabajo dentro del mundo del anime se mantendría hasta finales de los ´70, Hisashi deseaba fervientemente dedicarse a crear manga, y en 1969 daría sus primeros pasos en ese formato, principalmente bajo el ala del manga-no-kamisama en la antología COM, una revista caracterizada por sus historietas experimentales y vanguardistas, para luego ir diversificando su obra hacia otras publicaciones del tipo Seinen o incluso Gekiga. Allí el autor le va a dar un poco de rienda suelta a su imaginación y se v a despegar de su trabajo como animador.

El reconocimiento entre sus pares tardaría en llegar, y recién con Ishi no Hana (1983-1986), una historia situada en Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial, lograría imponer su nombre como un autor de prestigio en el manga para adultos. La fama se mantendría unos años más con las publicaciones de Ikkyu -la biografía de un famoso monje japonés- y Version, una historia sci-fi lamentablemente inconclusa. A finales de 1995, Sakaguchi abandonaría el plano terrenal tras un paro cardíaco a la pronta edad de 49 años, dejando un sabor muy amargo entre sus seguidores, y sin haber podido disfrutar del éxito merecido.

8Con todo esto en bandeja, leer Tomoshibi es leer un resumen de la vida de Sakaguchi y todo el esfuerzo que tuvo que hacer para llegar a ser quien fue. Como dije anteriormente, el tomo recopila 11 historias originalmente publicadas entre 1971 y 1985, es decir, cubre toda su etapa como autor “desconocido”, su escalera al éxito. Inteligentemente, las mismas están ordenadas de la más nueva a la más vieja (con algún intercalado en medio del tomo), de manera tal que el viaje que emprendemos durante nuestra lectura es el de la deconstrucción del autor consagrado y cerramos el tomo con una de sus primeras historias publicadas.

Podríamos separar al libro en tres etapas bastante claras. La primera será la del autor formado, con un estilo claro en su dibujo y en la narrativa, e ideas firmes de carácter costumbrista. El tomo abre con una historia muy sencilla enfocada en problemas cotidianos, con un uso del color -rojo, violeta, y tonalidades de los mismos- donde Sakaguchi explota este recurso y lo transforma en un recurso narrativo, clara demostración de que su maestría no es solo con el blanco y negro. Su trabajo como animador lo había convertido en un experto en el uso de los colores, que no solo transmiten los sentimientos de la protagonista de la historia sino que además hacen énfasis en las cosas que ve y cómo ellas interpelan en sus pensamientos durante los breves minutos. Las siguientes dos historias mantienen una temática similar, historias de vida, con diálogos muy precisos y tiempos perfectamente medidos.

14-1Con el transcurso de las páginas comenzará no solo a incorporar elementos fantásticos sino cambios constantes en el estilo del dibujo: veremos a un artista que busca su identidad, que se despega del estilo ajeno el cual uno está obligado a imitar cuando trabaja en animación. A veces el relato es muy simple pero la ejecución es de una belleza superior, con diálogos quizás demasiado profundos para la simpleza de la historia, lo cual desentona un poco. Finalmente llegamos a una tercera sección -sus primeros pasos en el mundo del manga-, historias totalmente fantásticas con muchísimo juego por parte de las tintas y la puesta en página, y una narrativa que se aleja por completo del manga comercial, donde experimenta en cada viñeta que dibuja y deja su alma en cada página. Este trabajo claramente estaba influenciado por su experiencia en el estudio Mushi, por la revistas COM y Garo, y deja en relieve el potencial que podía llegar a tener el autor.

En conclusión, Tomoshibi es mucho más que una colección de historias cortas. Es un estudio acerca de la obra de Hisashi Sakaguchi, una ventana a su vida como artista y una lectura disfrutable con pinceladas de grandeza y sensibilidad dignas de un mangaka que dejó su vida en su trabajo, y que pudo salir de la sombra de sus maestros para brillar con luz propia, aunque sólo fuese por un corto tiempo.

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