La nueva novela gráfica de Sole Otero, Walicho, llegó a nuestro país a finales de 2023, de la mano de la editorial Salamandra Graphic. La obra que marca la vuelta de la autora, luego de la afamada y premiada Naftalina, ha quedado nominada a Mejor Arte Integral y Mejor Obra para Público Adulto en los Premios Cinder, galardones que cada año reconocen lo mejor de la historieta argentina. Se trata de un libro que cuenta con 376 páginas (17 cm por 24 cm) a todo color, con tapa blanda con solapas y con un logo en stamping con brillo.
Todo comienza en el Siglo XVIII, con tres hermanas que llegan en barco a Buenos Aires, desde España. La experiencia del viaje y de la cercanía al puerto, excederá las páginas y las ilustraciones de la autora nos harán sentir el viento de alta mar, las olas y el agua salada. Aunque no serán las protagonistas absolutas ni mucho menos de las ocho historias restantes, las hermanas migrantes y viajeras se volverán el hilo conductor de la trama.
De las hermanas, pasamos a lo que parece ser el presente. En un bar, un hombre le cuenta a un amigo sobre una circunstancia algo incómoda y desagradable que vive últimamente. Una pareja de vecinxs parecen tener sexo desenfrenado. Los gritos y ruidos resultan tan fuertes, que traspasan las paredes. La curiosidad que el hombre sentirá por lo que hacen al lado de su casa, lo llevará a involucrarse en un trance muy bizarro, que lo llevará a preocuparse por su salud mental para terminar por perderse a sí mismo.
De ahí, volvemos al pasado y saltamos a Walicho, la historia que le da el nombre a todo el libro. Una mujer y su bebe en situación de vulnerabilidad, son acogides por tres hermanas. ¿Acaso se trata de las tres protagonistas de la primera historia? La mujer, que en un principio parece depositar toda su confianza en ellas, poco a poco se dará cuenta de sus verdaderas intenciones, definitivamente muy siniestras…
En la siguiente historia, Sole Otero nos trasladará nuevamente a lo que parece ser la actualidad. Conoceremos a una chica agorafóbica que, en una situación de encierro autoprovocado, prácticamente su única conexión con el exterior será una serie de mails que intercambia con un chico con el que entablará un vínculo complicado, repleto de enredos y de idas y vueltas. Esa situación en la que la chica se ve envuelta en la vigilia, se verá interpelada por sus sueños nocturnos.
Las siguientes historias, algo más cortas, nos llevarán a un convento de monjas y curas con rasgos siniestros, a conocer una pareja repleta de dudas, miedos e inseguridades, a leer el diario de una niña lleno de monstruos, a recorrer una ciudad bastante oscura en un patrullero y a participar de lo que parece una charla amena de un grupo de amigas.
Más allá de las hermanas del primer relato de donde se desprende el resto de la obra, lxs lectorxs perspicacxs y minuciosxs que presten atención a las ilustraciones, podrán distinguir algún que otro elemento o personaje que se repetirá en cada una de las historias. Serán las sutilezas y los detalles, aquello que hilvanará los nueve relatos autoconclusivos que, aunque en un principio puede que parezcan independientes, poco a poco denotarán estar interrelacionados a partir de los walichos…
Tal como indica el título de la obra, Walicho reúne historias de terror y definitivamente muy oscuras. Al respecto, a lo largo de las diferentes historias, se explorará tanto el lado más ancestral del concepto y anclado en el significado original del mapudungun (lengua mapuche), que refiere a una entidad maligna, como el sentido más actual y asociado al lunfardo. Este último significado, evoca la acción de hechizar a alguien, y la idea de una brujería que según sea el contexto, se pueda percibir como más cercana a una concepción europea y medieval.
Sea cual sea la perspectiva del concepto en la que cada relato navegue, varias serán las cuestiones que atravesarán las diferentes historias. Entre esos temas, la vida, la muerte y el sacrificio serán centrales, como también la sororidad y el poder femenino principalmente colectivo. Estos dos últimos aspectos asociados histórica y tradicionalmente a la brujería y a la demonización de las mujeres, atravesarán todas las historias y la autora se encargará de darle diferentes significados.
En una potencial interpretación más profunda de la obra, se encuentra la temporalidad. Al respecto, la obra abre el juego para proponer acontecimientos que de cierta forma se solapan y cuya dinámica nos llevan hacia adelante y hacia atrás en la cronología y en la línea de tiempo. Asimismo, veremos historias que parecen transcurrir en forma simultánea o más o menos contemporánea, y que por momentos tienen cierta interrelación, a partir de elementos que se repiten o que bien pululan de relato en relato. Sea cual sea el caso, hay algo que Otero deja muy en claro en el universo de Walicho: el tiempo no es lineal, por lo que los acontecimientos se vuelven transversales para influirse mutuamente.
La propuesta visual y estética a lo largo de Walicho sugiere la construcción de un contínuo que resulta en un universo compartido. No solo el devenir de los acontecimientos y de las temporalidades tejerán una trama transversal común, sino también lo hará el tratamiento del color que la autora plasme en cada una de las historias.
A este respecto, en una lectura detallista y exhaustiva del libro y que permita jugar con el orden de los relatos, lxs lectorxs podrán advertir como entre historia e historia algunos tonalidades permanecen y otras se pierden. Serán las continuidades y las rupturas en el uso del color, lo que permitirá percibir cambios de tono en el relato, al mismo tiempo que ubicará temporalmente a las historias. La luz y las sombras serán centrales al respecto, como también lo serán los tonos fríos y cálidos, y los más o menos flúor y estridentes.
Entre otras cuestiones que atañan al color, se encuentran los tonos de los papeles y de las páginas en general, más allá del borde de las viñetas. Se trata de decisiones que construyen sentido a lo largo del libro, para establecer lo que parecen bloques temáticos y límites asociados a las historias y a sus interconexiones.
En lo que respecta al diseño de personajes, la autora continúa con su estética visual que la distingue y la identifica. Veremos diversidad de corporalidades que no se ajustarán en absoluto a una estética definida; algo que se verá reforzado con el uso de colores que tampoco corresponden a la figura humana real.
Entre otras cuestiones estéticas, veremos dibujos superpuestos y trazos que enmarcan figuras que se transparentan para construir una atmósfera que solapa situaciones. A lo largo del libro también se podrán identificar diferentes decisiones en cuanto al uso y apropiación de la superficie de algunas de las páginas, lo que reforzarán ciertas cuestiones de la trama.
Un aspecto peculiar a destacar a lo largo del libro, es el uso de diferentes modismos en el habla de lxs personajxs según la época y el lugar donde transcurra cada relato. Se trata de un detalle que denota un trabajo de investigación bastante comprometido por parte de la autora, capaz de promover que lxs lectorxs se interesan aún más en la obra a través de una lectura más inmersiva. A este aspecto, se le suma la decisión de utilizar tanto la letra imprenta como la cursiva, según sea el caso. Todo ese combo visual y narrativo, resulta muy atractivo, ya que acentúa el terror y esos walichos sobre los que gira todo el libro.
Walicho resulta en una obra compleja, cuyas historias autoconclusivas pero interconectadas, invitan a lecturas y relecturas que nos harán viajar a través del espacio y el tiempo. Se trata de historias que con su halo de independencia nos hablarán de diferentes maneras de los mismos temas, para hacernos reflexionar sobre la sororidad y el poder femenino desde una perspectiva constructiva y positiva en contraposición con una mirada que tradicional e históricamente ha demonizado a las mujeres como colectivo, a partir de acusarlas de brujas y de vincularse con entidades supuestamente demoníacas.
Un comentario