5) OTROS AUTORES, OTRAS BUSQUEDAS
El n°101 de Wonder Woman bien podría haber sido un nuevo n°1. Ahora bajo la batuta del guionista-dibujante (y letrista!) John Byrne, empieza una nueva era que toma muy pocos elementos de todo lo anterior. Byrne sitúa la acción en la ciudad ficticia de Gateway y se concentra en sagas extensas, donde se subraya por sobre todo el rol superheroico de Wonder Woman y su inmenso poder. Hay lugar para algún que otro flirteo (con el policía Michael Schorr y con Champion, el supuesto paladín que resulta ser una mascarada de Heracles), pero Diana, más que una chica femenina y sensible, acá es una máquina de machacar.
Byrne combina villanos mitológicos con algunos clásicos (Cheetah, Darkseid) y rescata bizarreadas de la Golden Age, como el avión invisible, los encuentros con civilizaciones perdidas y los viajes en el tiempo. Uno de estos viajes en el tiempo lo protagoniza Hippolyta (quien asume el rol de Wonder Woman mientras Diana parece estar muerta) y sirve para reinsertar de modo consistente a WW en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y de la Justice Society. Diana, lejos de morir, asciende al Olimpo, donde es nombrada Diosa de la Verdad, mientras sus poderes se incrementan aún más.
La ausencia de Julia y Vanessa es cubierta por dos personajes similares, Helena y Cassie Sandsmark, con la diferencia de que la jovencita (Cassie) recibe dones de los dioses que la convierten en la nueva Wonder Girl. La otra saga grossa de Byrne involucra (y reformula con buen criterio) a Donna Troy, la ex-Wonder Girl, y a una nueva villana, Dark Angel, que sirve para explicar un montón de cosas inexplicables. Los 36 números de John Byrne (algunos con hermosas portadas de José Luis García López) son potentes y entretenidos y, si bien no todos fueron aciertos (lo que hizo con Demon no tiene perdón de Dios), constituyen una etapa que se deja leer sin problemas.
Bueno, quizás el problema sea que hay un número MUY difícil de conseguir, el 120, en el que se festejan los 10 años desde que George Pérez relanzó al personaje. Es un número con más páginas que los habituales, en el que Byrne recuenta el origen de Wonder Woman y las amazonas, con una historia complementaria dibujada por Jill Thompson y pin-ups de grandes dibujantes. No se entiende por qué Dc imprimió una tirada tan baja de este número… ni por qué jamás se recopiló en libro.
Tras un par de unitarios, el n°139 (Dic.1998) trae el debut del nuevo guionista, Eric Luke. A años luz del status legendario de Byrne ó Pérez, Luke tenía como única chapa haber escrito Ghost, un comic segundón de la editorial Dark Horse. Sin grandes dibujantes (primero el por entonces primerizo Yannick Paquette y luego el tosco Matthew Clark), Luke se embarca en una saga que abarca prácticamente los 20 números que escribe. Todo se centra en Devastation, una niña a la que Cronus (titán mítico y enemigo de los dioses del Olimpo) y sus monstruosos hijos dotan de fabulosos poderes, para convertirla en una especie de antítesis de Wonder Woman. Diana se va de Gateway y transforma su avión invisible en una especie de Fortaleza de la Soledad flotante, llamada Wonderdome. Pero la propuesta de Luke no convence y (pese a las gloriosas portadas de Adam Hughes, quien recibe numerosos premios por su trabajo en esta serie) las ventas caen en picada y la saga llega a su fin en el n°159.
Le siguen dos breves arcos argumentales de dos partes: primero uno contra Clayface (escrito por el entonces novato Brian K. Vaughan) y otro coprotagonizado con Aquaman, que tiene por objeto desactivar el conato de romance entre ambos héroes, sugerido en varios episodios de JLA. Y así llegamos al final del año 2000, cuando todo está listo para que Wonder Woman vuelva a brillar, mi amor.
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