9. TODO NUEVO
En Septiembre de 2011, DC rebooteó toda su línea superheroica. No sólo reinició la numeración de todos sus títulos con nuevos números uno, sino que habilitó cambios profundos en la historia canónica de varios personajes, literales re-escrituras de las historias, los orígenes y demás elementos definitorios de los héroes y villanos de la editorial. La movida, conocida masivamente como New 52, generó respuestas dispares en los fans: muchos lo odiaron y otros se cebaron como para comprar comics de DC por primera vez en sus vidas. Más allá de toda polémica, durante varios años Wonder Woman fue uno de los mejores, si no el mejor, título de esta línea. Y también uno de los más radicales en cuanto a los sacudones impuestos al status quo del personaje por el guionista elegido para esta nueva etapa: nada menos que Brian Azzarello.
Azzarello era un tipo que –a priori- no tenía absolutamente nada que ver con el personaje y su mitología. La apuesta garpó con creces: no sólo logró imponer su sello, la calidad de sus diálogos, el espesor de sus tramas y la profundidad de sus personajes, sino que además la nueva versión del ícono cierra por todas partes. Y lo más loco: le fue bien. Contra todos los pronósticos, Azzarello no se tuvo que ir de la serie tras un puñado de episodios porque no vendía un catzo, o porque cada 15 minutos alguien de arriba le decía “No, capo, esto no se puede hacer en un comic mainstream de superhéroes, y menos en uno protagonizado por un personaje cuya película estamos intentando poner en marcha”.
Esta versión de Wonder Woman duró nada menos que 37 episodios: 35 números de la revista, un número 0 y un one-shot protagonizado por el villano First Born. Y es una versión muy distinta a las anteriores. De la WW de George Pérez, toma dos elementos: la fuerte presencia de los dioses de la mitología griega y la figura de una chica humana (en este caso embarazada nada menos que de Zeus) como compañera de aventuras para Diana. Todo lo demás, no lo habíamos visto nunca. El clima de la serie, por lo menos en el arranque, no es tan superheroico. Hay machaca en todos los episodios, pero porque no puede faltar, no porque sea demasiado importante. La atmósfera imperante es la de un drama familiar… con la salvedad de que se trata de la familia de Zeus, el más pulenta de los dioses griegos, a quien Azzarello le da un rol nuevo y muy interesante en el origen de Diana. La esposa, las amantes, los hermanos y los hijos (reconocidos y bastardos) del rey del Olimpo rosquearán, se amenazarán, se manipularán, conspirarán los unos contra los otros y armarán complejas estrategias para quedarse con el trono, porque –acá está lo más jugoso- Zeus desapareció y nadie sabe dónde está.
La serie se nutre de un elenco muy vasto y por momentos a Azzarello le cuesta encontrar el espacio para desarrollar a tantos personajes. Pero de a poco le encuentra la vuelta y logra centrar la saga en menos protagonistas. La entrada y salida de los personajes es ordenada, para cada uno hay grandes momentos de lucimiento, el nivel de los diálogos está afiladísimo, y sirve además para marcar con onda y fuerza los rasgos de caracterización de cada protagonista.
Sin ahondar mucho en las tramas (que son asombrosas), lo más destacado de esta etapa es que Wonder Woman se convirtió, durante varios años, en un comic de autor adentro del mainstream. La serie jamás tuvo crossovers, Azzarello nunca se hizo cargo de que Diana es parte de la Justice League, ni del romance con Superman, ni de nada. El rol de Wonder Woman como superheroína fue totalmente desenfatizado para que todo girara en torno a su alcurnia, a las funestas consecuencias del accionar irresponsable de Zeus, que sembró más vientres que Maradona y dejó vacante una herencia incluso más jugosa que la que va a dejar el Diego cuando culmine su estadía entre los mortales. Es un enfoque tan original, que le dio una oportunidad única a los que NO eran fans de Wonder Woman (porque lo que conocían del personaje no les gustaba o no les interesaba) de engancharse con esta nueva versión de un mito con más de 70 años a cuestas.
Por el lado del dibujo, el titular fue Cliff Chiang, en un gran nivel, sólido en la narrativa, generoso a la hora de dibujar fondos, afilado para las secuencias de acción (que no eran su fuerte) y canchero en una estética que pareciera ser una simplificación del trazo de Arthur Adams, con la misma plasticidad, pero sin todas esas rayitas microscópicas que hacen que el ídolo dibuje un comic cada 8.500 años. Y como suplente, Tony Akins, un dibujante mediocre y sin alma que claramente no estaba a la altura. Por suerte, ya más avanzada la serie, llegan desde el banco dibujantes mejores, como Goran Sudzuka y Rick Burchett, potenciados por el veterano entintador Dan Green.
Y mientras nos preguntábamos si la Wonder Woman definitiva no sería esta, la de Azzarello y Chiang, llegó el n°35 (Oct.2014), en el que la dupla cerraba su etapa y resolvía todas las líneas argumentales que arrastraba desde el n°1. Pero el show debía continuar y un mes después aparecía el n°36, con un nuevo equipo creativo y una nueva dirección.
La guionista Meredith Finch y su marido, el dibujante David Finch, no se hacen cargo de nada de lo presentado en los 35 episodios anteriores. Eligen trabajar con “la otra” Wonder Woman, la que aparecía en Justice League, perfectamente integrada al Universo DC. Ya desde el primer número, meten a la Liga, a Donna Troy (que no existía en esta nueva versión del DCU) y a Swamp Thing, como para subrayar que esto va para otro lado.
Para el n°41 Diana tiene nuevo traje (muy lindo, hay que reconocerlo) y arranca una saga en la que la villana no es otra que Donna Troy. Gradualmente, David Finch cede más el rol de dibujante a otros colaboradores y también gradualmente, vuelven a aparecer algunos personajes de la etapa de Azzarello, cuando Meredith Finch cierra los plots que involucran a las Amazonas y decide volver a jugar con los dioses del Olimpo.
El último número aparecido hasta la fecha es el 50, y ya se sabe que la serie termina en el n°52, para dar paso al relanzamiento conocido como Rebirth, que tendrá como principal atractivo el regreso de Greg Rucka. El n°50 es un especial con más páginas, que marca la despedida de David Finch, cuyo aporte a esta serie fue más bien escaso.
¿Y ahora? Todos los ojos están puestos en Junio, cuando Greg Rucka vuelva a tomar las riendas de esta serie (que pasará a ser quincenal) y capitanee una nueva etapa en la que promete revelar muchísimos secretos, de la mano del británico Liam Sharp y la australiana Nicola Scott, dos dibujantes de inobjetable calidad. Wonder Woman probablemente haya sido el mejor título del New 52 y, con estos autores, tiene serias chances de ser también el mejor título del Rebirth. A estar atentos.
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