Han pasado 400 años desde el cataclismo que destruyó la civilización. Especies del pasado han resurgido: dinosaurios, mamuts, arañas gigantes. La humanidad ha sido diezmada y vive sin conocimiento de su historia. Nos encontramos en la era Xenozoica. La Ciudad del Pantano, antes Manhattan, ahora es una especie de Venecia semi-sumergida que sobrevive precariamente utilizando solo una sombra de la tecnología que una vez conoció la humanidad. Jack Tenrec, un mecánico de «sangre vieja,» modifica antiguos Cadillacs y utiliza guano de dinosaurio como combustible. Jack es una combinación de cuidador de la jungla y mecánico, con una ética intachable. Su rival, némesis y amante es Hannah Dundee, la hermosa embajadora de Wasoon (antes Washington), quien tiene una agenda secreta: recolectar conocimiento antiguo en la Ciudad del Pantano. Jack sabe que Hannah no es del todo sincera. A ella le exasperan los métodos radicales de Jack para preservar «el equilibrio«, una armonía entre humanos y naturaleza: no cazar innecesariamente ni dañar el ecosistema. A pesar de su desconfianza mutua, entre ambos surgen chispas. Los Grith, una extraña raza de reptiles inteligentes sigue los pasos de esta inusual pareja y eventualmente los guía. Mientras tanto, los brutales e inmensos dinosaurios nunca llegan a igualar el daño que los humanos causan. Jack y Hannah entienden que solo juntos pueden enfrentar los peligros de este nuevo mundo y evitar que esta nueva civilización humana desaparezca por las mismas razones que la anterior: la arrogancia y mezquindad de líderes miopes y obtusos.
Con esta premisa, Mark Schultz crea un universo de ciencia ficción post-apocalíptica a la altura de las grandes obras maestras del género, tanto en los cómics como en otros formatos. Schultz imagina un mundo complejo y ecléctico, una obra futurista con toques retro que rinde homenaje a grandes artistas del pasado como Alex Raymond, Frank Frazetta y Wally Wood. La serie se inició en 1986, en la revista Death Rattle de Kitchen Sink Press, con una breve historia de 10 paginas que planteaba este extraño universo: “Xenozoic!”. Tuvo tan buena acogida que al año siguiente Kitchen Sink se aventuró con el comic book regular, Xenozoic Tales, que se extendería por 14 números (escritos y dibujados por Schultz) y unos breves capítulos paralelos protagonizados por personajes secundarios, escritos por Schultz y dibujados por Steve Stiles. A partir de estos pequeños relatos de ocho páginas, Schultz sentó las bases de su universo, de su lore, que crecería en ambición y alcance. A medida que la historia avanza, los capítulos aumentan en longitud y complejidad, para alternar secuencias de acción con escenas dramáticas dibujadas cada vez con más aplomo y más dominio de la figura humana y las expresiones faciales. Jack recuerda a una combinación de Burt Lancaster y John Wayne, un héroe rudo con tintes místicos. Por su lado, el diseño de la hermosa Hannah rinde tributo a personajes como Narda de Mandrake o Dale de Flash Gordon, con una diferencia significativa: Hannah no está bajo la protección de Jack, no es una damisela en peligro, sino un personaje complejo y una líder auténtica.
El conflicto entre los dos personajes va más allá de una pelea de novios: es un dilema filosófico entre dos formas de pensar. Hannah busca recuperar la tecnología del pasado, mientras que Jack rechaza los errores que llevaron al colapso de la civilización. Lo que puede parecer una discusión entre amantes ocasionalmente se convierte en un debate filosófico profundo. Xenozoic es un comic cautivante y entretenido que no evita temas complejos y fomenta la reflexión. Asimismo, su ambientación futurista retro le dio un aire único: a finales de los ´80 nadie había mezclado esos elementos estéticos de los ´50, peinados, ropa, cadillacs, con la historia de un futuro de aquí a cinco siglos bastante plausible. Hasta ese momento, lo que hizo Xenozoic no lo había hecho nadie en los comics.
Estamos en los´80, pocas editoriales en Estados Unidos publicaban comics al margen de las dos majors, y en este contexto Xenozoic Tales se convertiría en un pequeño fenómeno entre cierto sector del publico americano que encontró por fin un sucesor de los grandes hitos de la E.C. Comics: una historia amena, pero profunda, además ilustrada con una calidad rara vez vista en un comic book. En compañía del músico Chris Christensen, Schultz editó un disco de blues rock (por supuesto con portada dibujada por él) de canciones alusivas al comic. Más adelante vendrían la serie animada Cadillac and Dinosaurs y el videojuego. La serie animada no es particularmente buena pero tiene un plus: podemos escuchar por fin el sonido de los cadillacs! Acaso Xenozoic fue un fenómeno adelantado a su tiempo, hoy se podrían hacer series (de dibujos animados o de imagen real), o videojuegos que realmente le sacarán el jugo a plenitud.
Schultz continuó creciendo como artista, y eventualmente superó a sus mentores. Su dominio de la figura humana, los dinosaurios, el uso de luces y sombras, y el inmenso nivel de detalle, requerían una extensa investigación y alargaban el tiempo necesario para crear cada página. Esto llevó a que los episodios se publicaran más lentamente, que la periodicidad originalmente bimestral se demorará por varios meses. A pesar de ganar los premios más prestigiosos de la industria, las últimas entregas, cada vez más retrasadas, coincidieron con una crisis en la editorial Kitchen Sink.
Todo esto dejó la serie inconclusa. Este es el único defecto de una de las obras más ambiciosas del comic: permanece incompleta tras 352 páginas. Es como si a la trilogía de *El Señor de los Anillos* le faltara su volumen final. Sin embargo, Mark Schultz, ahora consolidado como ilustrador y guionista de varios proyectos, siempre ha insistido en que algún día la terminará.
Esperemos que la vida lo permita.
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