¿Cómo hablar de esta película sin spoilear ningún detalle? Bueno, de eso ya se encargan los tráilers que mes a mes no dejan de revelar escenas y personajes que por un lado aumentan las expectativas pero por el otro arruinan sorpresas.
Para todos aquellos que siguen a Wolverine / Lobezno/ Logan / Patch no habrá mucho que adivinar sobre el argumento del film, un remix entre Old Man Logan y el origen de X-23 que toma lo mejor de ambos mundos con el objeto de subsanar la ausencia de algunas luminarias Marvel que por una cuestión de derechos no pueden aparecer.
Lo cierto es que en este film, el director James Mangold se toma revancha en cada escena de lo que no pudo hacer en Wolverine Inmortal (The Wolverine) gracias a un factor importante Deadpool. Y no es que el “Merc with a Mouth” haga su aparición en esta entrega sino que la película protagonizada por Ryan Reynolds y estrenada con gran éxito en 2016 marcó un punto de inflexión: hay público mayor de 16 años que quiere ver superhéroes.
Despejado el mayor temor, Mangold y Jackman se despachan con una sinfonía de violencia sin límites, capaz de hacer que Quentin Tarantino se sonroje por momentos. Las garras de Wolvie vienen por demás afiladas en esta nueva entrega y arrasan con lo que venga: brazos, piernas, intestinos gruesos, delgados, cabezas.
No hay límites para la furia del canadiense y tampoco para el directo que también pone a “la nena” Dafne Keen a liquidar esbirros -en esta ocasión nada más y nada menos los Reavers capitaneados por Donald Pierce-a troche y moche con una habilidad que asusta.
Pero no todo es Wolverine y X-23 en la película: también hay lugar para el profesor Charlews Xavier. Otra vez Patrick Stewart regresa al papel que consolidó su fama (nunca olvidaremos a Jean Luc Picard, por supuesto) a despedirse del público tras 17 años de darle vida al líder mutante y lo hace con geniales cruces con su amigo Jackman a quien acompañó en mayor o menor medida en todas las entregas anteriores. Diálogos irónicos y una terrible enfermedad son los rasgos que caracterizan a esta versión del profe en el crepúsculo de su vida.
La historia se ubica en el 2029, en el ocaso de los mutantes, cuando Wolverine, que se dedica a conducir limusinas para ganarse la vida, recibe la visita de Laura, una niña que escapó de una instalación mexicana en la que el gobierno “fabrica” mutantes para su uso militar.
Alentado por Xavier a salvar a la niña, los tres se embarcan en una recorrida por los Estados Unidos para llegar a a un santuario ubicado en Canadá.
En el medio hay varias escenas repletas de acción, y también momentos intimistas que a a veces se estiran demasiado y conspiran contra el ritmo de la narrativa, sobre todo teniendo en cuenta que la película dura una dos horas veinte.
Sin embargo, los tres personajes centrales, más un alicaído Caliban, se llevan toda la atención, sobre todo Jackman que hace una versión de Logan más parecida a su papel en “Los Miserables” (sin canciones, por supuesto) que al Wolvie que estamos acostumbrados a ver. Viejo, aturdido, lento de reacción pero con el mismo nivel de furia de siempre, el personaje se va ganando el cariño y la compasión del espectador una y otra vez a lo largo de la historia.
La última gran sorpresa es la aparición de Rictor, que llevaría en una eventual secuela a la formación de un grupo que ya todos conocemos pero antes habrá que ver cómo le va a esta película que tiene como punto fuerte que es la última de Jackman como el personaje, aunque ya se especula con que aparezca en Deadpool 2 y en una de las de Avengers si lo llegaran a convocar, tal como lo expresó el propio intérprete australiano.
Mirala y después contame que te pareció.
4 comentarios