A mediados de 1989 se publicó la primera miniserie de cuatro números de Damage Control, una creación del legendario Dwayne McDuffie (guionista de la serie animada Justice League Unlimited y co-fundador de Milestone Media, entre otras tantas contribuciones), y el historietista boricuo Ernie Colón, que se enfoca en las historias de una empresa de construcción especializada en reparar el daño causado a la ciudad por las constantes peleas de superhéroes y supervillanos. Como no podía ser de otra manera, el comic tiene un tono humorístico, al estilo de una sitcom de televisión de la época, con situaciones y chistes constantes que referencian hechos claves de otros comics, pero desde la óptica de un grupo de gente “normal”, por así decirlo.
En total, se publicaron tres miniseries de cuatro números cada una, entre 1989 y 1991, siempre a cargo de sus creadores (con un número de la tercera miniserie dibujado por Kyle Baker, y no es por despreciar a Colón, pero que hace desear que haya dibujado todo él). En el plano argumental todas mantienen más o menos el mismo nivel, aunque se nota mucho en la primera miniserie que el dibujo se ve muy perjudicado por la mala impresión de la época y el color plano. Recién en la tercera miniserie vemos una mejora en ese sentido, y no es tanto por el hecho de que en los ´90 hubo un avance importante en el tratamiento del color, ya que eso llegaría después del ´91, tras la fundación de editoriales como Image y Malibu, que motivaron e impulsaron ese cambio. Pero se nota que Marvel no apostaba demasiado por esta serie, razón por la cual no pudo ir más allá de la estructura de las series limitadas.
La interacción entre los personajes y el planteo de los conflictos de oficina recuerda un poco a cosas más actuales (y con las que seguramente muchos están más familiarizados) como la serie animada para adultos “Archer”, como para darles una idea del tipo de caracterización que se puede encontrar en este comic. Los personajes son los típicos oficinistas que tienen enfrentan los problemas mundanos de todos los días, pero con la diferencia de que los conflictos en los que se ven envueltos inevitablemente involucran a superhéroes y supervillanos, aunque en su mayoría, los miembros son seres humanos normales… a excepción de uno al que se ve al comienzo teniendo “un origen” (mientras excavaba entre escombros encontró una bola mágica y se convirtió al instante en un ser de poderes cósmicos) y que vuelve a aparecer recién en la tercera miniserie.
Anne Marie Hoag es la jefa, la fundadora y directora de la empresa, que al comienzo de la segunda miniserie decide tomar un puesto que le ofrecieron en el gobierno, y le cede su puesto a Robin Chapel, la empleada más confiable de Hoag, pero lo recupera al final de la tercera. John Porter se une a la empresa al comienzo del primer número, cuando asume un puesto para el que se había postulado Robin, por lo que se genera una breve rivalidad que no fue realmente muy explorada, y se termina demasiado rápido, lo que en mi opinión parece una oportunidad desaprovechada. Sinceramente, McDuffie parecía no tener todavía muy pulido su oficio como guionista, y quizás no se animó a morder más de lo que podría masticar. De todos modos, la serie (si contamos las tres minis como una), tiene sus momentos a nivel historia, aunque no deja de sentirse bastante light y fácil de digerir, sin momentos particularmente arriesgados. Otros personajes son Anne (la recepcionista), Bart Rozum, Henry Ackerdson, y en los últimos números se une también Speedball en su identidad civil.
Precisamente, el hecho de tener contacto y relaciones tanto con buenos como con malos, los convierte en una suerte de personas básicamente intocables, ya que entre sus clientes y colaboradores ocasionales puede haber tanto unos como otros (es muy graciosa la amistad de Thunderball de la Wrecking Crew con los miembros de Damage Conrol). De hecho, los propietarios originales de la empresa, solían ser Tony Stark y Kingpin, antes de ser adquiridos por otra empresa (cuyo nombre no recuerdo ahora, pero era algo muy genérico), que terminan perdiendo la empresa a manos de SHIELD, con lo cual las apariciones especiales e invitados son tan frecuentes y comunes, que estas son básicamente esenciales para que las historias funciones y no meros recursos narrativos. Captain America, Spider-Man, She-Hulk, Punisher y Nick Fury tienen algunas de las apariciones más recordadas, así como Hulk y los New Warriors.
Un evento que fue de importancia central, sobre todo en la primera miniserie, fue la saga Acts of Vengeance, que básicamente motivó la mayor parte del conflicto, ya que Kingpin fue uno de los principales artífices en la organización de los actos de venganza. La recuperación y transporte de la Avengers Mansion durante la segunda miniserie fue uno de los mejores subplots y motivó la aparición de She-Hulk (que constantemente rompía la cuarta pared, lo que debilitó la estructura de un edificio, y se quejaba de que extrañaba a su antiguo guionista).
En la actualidad, Damage Control y sus personajes siguen teniendo presencia en el Universo Marvel, con algunas apariciones ocasionales. En historias más modernas se los pudo ver durante Civil War, World War Hulk, y Spider Island. También tuvieron un par de miniseries en 2009 y 2022, aunque ya no por McDuffie y Colón. De hecho, ambos fallecieron hace varios años, lamentablemente.
Todo el material original de Damage Control realizado por sus creadores se recopiló en un TPB titulado “Damage Control: The Complete Collection” que se publicó en 2015. Este incluye las tres miniseries, y breves historietas aparecidas en otros títulos, como Marvel Age y Marvel Comics Presents.
Esta es la nota número 99 de esta sección. El mes que viene, la nota número 100.