Desde Adentro

Sólo me arrepiento de una cosa: me tendría que haber puesto más firme cuando le pedí a Vertigo que Fables fuera apta para todo público.

Bill Willingham

27/01/2017

| Por Staff de Comiqueando

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screen shot 2015-07-22 at 3.28.38 pmMi opinión acerca de la muerte en los comics es que, especialmente en los universos de Marvel y DC, uno entra sabiendo que la muerte de un personaje tiene la fuerza que uno quiera invertir en la historia. Ni más ni menos. Por ejemplo, yo no tengo idea de si alguna vez trajeron de vuelta a Gwen Stacy, la novia de Spider-Man, En aquel entonces yo era muy fanático de Spider-Man y en la revista me presentaron a Gwen Stacy, después la vi morir de forma trágica y decidí que esa historia se había terminado. Fue uno de esos relatos trágicos de principio a fin, un relato punzante y maravilloso. Y lo veo por ahí, y sé que Spider-Man sigue dando vueltas, pero en mi mente la historia es esa y como lector, puedo tomar esa decisión.

707279Las grandes corporaciones no pueden tomar esas decisiones, porque cuando sos una empresa grande, propiedad de los accionistas, legalmente no te podés desprender de tus activos así porque sí, y estos personajes son activos invaluables, por eso los van a hacer volver una y mil veces. Todo se resume en aquel viejo adagio de Stan Lee de “No es el cambio, sino la Ilusión del cambio”. Hacés que algo suceda, y en un tiempito lo volvés para atrás, y después hacés que suceda de nuevo. En los viejos tiempos, se suponía que el comic tenía puerta giratoria, y los lectores entraban y salían cada cuatro o cinco años. Entonces era fácil hacer esto. Pero ahora, los fans entran y se quedan toda la vida… y se dan cuenta de que les están vendiendo una ilusión.

Robin127En Fables, trabajamos sin tener que responderle a ningún inversor ni a ningún accionista. Teníamos la opción de que la historia fuera el motivo principal para decidir qué cambios serían permanentes y cuáles no. Lo decidimos totalmente en función de las necesidades del relato, no en base a la necesidad imperiosa de hacer volver a los personajes.

Escribir personajes que son propiedad de otros me parte el alma, porque cuando escribo el material de mi propiedad, no me guardo nada en materia de buenas historias. Entonces, me descorazona pensar que cualquier cosa que yo escriba puede ser borrada de la existencia por el próximo guionista que venga a escribir a ese personaje, y eso sucede inevitablemente. Si querés, te podés poner filosófico y decir “MI historia de Robin empieza acá y termina acá, y aunque haya un montón de otras historias de Robin dando vueltas, esta historia en particular es mía”. Con eso en claro, por supuesto que puedo ponerme a contar una historia con personajes que son de otra gente, si es que aparecen un personaje que me entusiasma y una historia que me muero por contar.

Pero vengo mal acostumbrado a hacer lo que se me da la gana. Fables me enseñó eso, a lo largo de muchos años. Sólo me arrepiento de una cosa: me tendría que haber puesto más firme cuando le pedí a Vertigo que esta serie fuera apta para todo público. Me dijeron que no, por un motivo bastante legítimo: si publicamos una serie apta para todo público, los mismos chicos que la compren pueden ir a comprar otros títulos de Vertigo y verse sorprendidos o perturbados por los contenidos más adultos.

707280La consigna, entonces, fue que Fables fuera una serie para adultos y creo que la cumplimos bastante bien, en el sentido de que tocamos temas complejos, exploramos a fondo las consecuencias de cada cosa, los peligros eran serios… no nos hizo falta meternos demasiado en terrenos sexualmente arriesgados. Yo debo ser el primer autor al que los editores le metieron una cierta presión para que pusiera escenas más zarpadas, en lugar del típico “Che, acá te fuiste un poco de mambo, vamos a tener que tapar algunas cosas o cambiarlas”. No es que nos presionaran mucho, pero siempre nos preguntaban “¿Y? ¿Falta mucho para que se pongan en pelotas?”.

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