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NOTAS

Goran Sudzuka

Nunca me interesó escribir mis propios guiones. Además, tuve la suerte de trabajar con guionistas tan talentosos, que no tiene sentido arriesgarme a escribir yo mismo.
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Viernes 24 de octubre, 2025

Como la mayoría de los dibujantes de comics, empecé de muy joven, porque leía comics, me encantaba dibujar y soñaba con hacer de eso mi profesión. Al principio, dibujaba para cualquiera que me prometiera que me iba a publicar y después de 10 años de trabajos muy mal pagos en Croacia, empecé a trabajar con editores alemanes, hasta que en 1999 conseguí mi primer encargo de DC/ Vertigo. Fue la época en la que también trabajaban en Vertigo otros dibujantes croatas, como Edvin Biukovic, con quien fuimos muy buenos amigos. Le hice llegar mi material a Axel Alonso, que era editor de Vertigo, y después de un tiempo, de mandar muchas muestas, de esperar y tener fe, me llamó para proponerme trabajar en Outlaw Nation, una nueva serie mensual de Vertigo, escrita por Jamie Delano. Así empezó mi colaboración con los editores norteamericanos, que después se extendió a Marvel, Image, DC Comics, Aftershock... un montón de editoriales.

Mis influencias son muchas y muy variadas, porque en la época en la que yo era chico, y mi país se llamaba Yugoslavia, había mucha distribución de historietas. No nos llegaba el manga, pero si teníamos superhéroes americanos, las tiras clásicas de los diarios de EEUU, la BD franco-belga, comics italianos, españoles y hasta material hecho en Yugoslavia. Así descubrí a autores como Hermann Huppen, Jean Giraud, John Buscema, John Romita, Franz... Se me armó tal mezcla de autores que hoy ya es difícil verlos a todos ellos en mi trabajo actual. También me influyeron los otros dibujantes yugoslavos, los que ahora son serbios, como Igor Kordey, o R. M. Guéra... Son muchos, y de horizontes muy diversos. Lo que sí es seguro es que, por razones económicas, muchas de esas historietas en Yugoslavia se publicaban en blanco y negro, y para mí era maravilloso descubrir a esos dibujantes en blanco y negro. Me parece que casi siempre es la mejor forma de ver sus trabajos publicados.

Ese background como lector de historieta franco-belga me sirvió cuando me contactó Delcourt para trabajar en un álbum de L'Histoire secrète. Fue un desafío interesante para mí, pero finalmente me resultó demasiado complejo. Después de un par de años de trabajar para editoriales de EEUU, ya me había acostumbrado a pensar no solo el dibujo, sino también la composición y la narración a la manera de los americanos. Y acá era todo distinto. Me tocó colaborar con Fred Blanchard, un editor de Delcourt que también es dibujante, que me pedía muchos cambios sobre mi plantado a lápiz. Me decía, por ejemplo "enfocá todo desde más lejos", o "usá este mismo plano, pero con todo visto desde atrás"... y lo más duro era tener que trabajar con referencias. La historia transcurría en los siglos XI y XII y es muy difícil conseguir referencias históricas de esa época. Me volvía loco buscándolas, perdía muchísimo tiempo.

 

En general, no me cuesta adaptar mi estilo al tipo de guion que tengo para dibujar. Mis lápices suelen ser siempre iguales, en todo caso lo que cambia es la forma de entintar. Si me toca un comic de terror, trato de acentuar los negros, o de usar el pincel seco, ese tipo de cosas. Pero no es algo que esté muy planificado con anticipación. Básicamente es eso, cambiar un poco la forma de entintar.

Sin dudas el personaje que más me gustaría dibujar es Batman. Batman es un tremendo personaje para dibujar, visualmente no hay ninguno igual. De todos modos, algunos personajes me gustan más, otros menos, pero lo que realmente me importa a mí es la historia. Si tengo un guionista copado y la historia está buena, no tengo problema en dibujar a Superman. No tengo nada contra Superman, pero no es ni a palos mi personaje favorito. Pero si viene un guionista que me gusta y me propone trabajar en una historia de Superman, le diría que sí, porque sé que va a ser una buena historia. Y lo mismo si me proponen hacer Batman. Si la historia es chota, dibujar a Batman me va a hacer menos feliz que si la historia está buena. Todo esto para decir que la verdad es que no tengo personajes favoritos: todo depende de las historias.

Y no, la verdad que nunca me interesó escribir mis propios guiones. Alguna vez escribí mis propias historias cortas, en la época en que publicaba en Croacia, y estoy conforme con el resultado, pero eran cositas muy breves. No me siento muy seguro como para seguir investigando por ese lado, y tratar de escribir obras más largas. Además, tuve la suerte de trabajar con guionistas tan talentosos, que no tiene sentido arriesgarme a escribir yo mismo. Si podés trabajar con tipos como Brian Azzarello, Brian K. Vaughan, Jamie Delano, Garth Ennis o Darko Macan, la tenés que aprovechar. Casi todos los proyectos que me tocan son muy distintos entre sí, y con muy buenos guionistas, así que me quedo tranquilo: los resultados siempre van a ser mejores que si me lanzara a escribir yo.
Si tuviera el poder cósmico de meterme adentro del cerebro de un artista para comprender a la perfección su genio, su arte, la forma en que se le ocurren las ideas, yo creo que elegiría a Jean Giraud, Mœbius. Está por encima del resto, claramente. Como Alan Moore, si hablamos de guionistas. Hay un montón de grandes dibujantes, pero Mœbius es el doble de grande que los demás. Su trabajo tiene un componente espiritual, es raro, hay que estar loquísimo para poder dibujar como él. Me encantaría tener un poco de esa locura y poder entender cómo lograba las cosas que lograba.