Desde Adentro

La derecha populista aprendió a manejar el lenguaje del humor, aunque sea un humor pésimo. De ahí salen chistes de una crueldad absurda.

Laerte

02/05/2025

| Por Staff de Comiqueando

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El humorista tiene dos alternativas posibles en su dinámica de trabajo. O traducís algo que tiene que ver con el pensamiento vigente en relación a cierto hecho, o apuntás hacia una nueva dirección. Por ejemplo, en relación al episodio de la nena de 10 años que fue violada por su hermano, quedó embarazada y tuvo que abortar en otra provincia porque en Espirito Santo no se lo permitían, lo que hice fue tratar de traducir en clave de humor eso que todo el mundo está queriendo decir. Una traduccuón de los que pasa en los corazones y las mentes de la gente que una tiene en cuenta. Porque no tiene sentido hacer humor para tratar de cambiarle la cabeza a los que estaban gritando «asesinos» en la puerta del hospital.

La otra línea de trabajo es más difícil. Es apuntar a algo que no está tan claro. Cuando logro hacer eso, es casi como un orgasmo. Es un gozo enorme ver que el humor consigue producir una explosión mental así. En esa función, el chiste es poderosísimo. Traduce, desliza el comentario, las ideas y las percepciones de la gente hacia el campo simbólico, de la creación de imágenes que son alegorías de esa idea.

Los cambios que produje en mi forma de trabajar me proporcionaron un modo de trabajo más libre. No tiene tanto que ver con haber cambiado de género. Fue toda una serie de cambios, de sexualidad, de género, de trabajo, de ideas, y todo eso marcó una nueva dirección en mi vida a partir de 2003/2004. Coincide también con cambios que se dieron en Brasil. Pero creo que a mí me fue mejor que al país.

El tiempo nos está trayendo información que nos tendría que servir para ver mejor, para entender mejor qué nos pasó y avanzar. No nos vamos a escapar de acá. Por ahora. Pero es necesario que entendamos dónde fue el golpe, donde se produjo ese cambio en la gente. ¿Por qué la gente se alejó de los trabajadores? Yo me alejé- En los ´80 trabajaba con varios sindicatos, pero lo dejé para hacer Chiclete com Banana,  Piratas do Tietê… Hoy la gran masa de los trabajadores desconfía de los sindicalistas, mientras el mundo del trabajo está pasando por una transformación compleja, que genera un universo de desamparo total. La uberización convierte a los trabajadores en cuentapropistas, y los que no son cuentapropistas también se ven afectados por el abandono, la pérdida de derechos, la precariedad. Todo esto se está haciendo en beneficio de un empresariado que nunca nos va a convidar una cucharada de su sopa.

Me resulta extraño hablar de miedo, porque el miedo es paralizante, pero esta tendencia hacia gobiernos de ultraderecha me da miedo. Son fascistas, o se acercan mucho al fascismo y le dan de comer al fascismo. No tienen el menor escrúpulo.

En cuanto al humor, yo no creo que el humor en sí sea de derecha o de izquierda. Es un lenguaje. Dicho esto, me queda claro que la derecha populista aprendió a manejar el lenguaje del humor, aunque sea un humor pésimo. De ahí salen chistes de una crueldad absurda. Yo creo que cuando una hace un chiste, primero tiene que pensar y tener claro cuál va a ser el impacto que puede generar en ese momento. Y no es fácil.

Me parece que los avances tecnológicos facilitaron nuestro trabajo desde todo punto de vista. Hacer un dibujo con los recursos que hoy nos ofrecen los programas gráficos repercute en una mayor eficiencia, las posibilidades son muchas más. Incluso la posibilidad de terminar el trabajo y mandárselo al medio que lo va a reproducir de un modo simple, rápido… todo eso nos juega a favor a los que hacemos historietas, tiras, chistes. No solo desde el aspecto técnico o de logística, sino incluso en la elaboración.

Las redes y los canales que nos abrió internet son muy útiles para los y las artistas. Para mí, son importantísimos. Mi trabajo suele ser una elaboración acerca de la realidad política de mi país, pero usa elementos que hay que comprender, referencias a otras cosas… que están todas al alcance de la mano de cualquiera que maneje redes sociales. A veces hago un chiste a partir de un meme, y supongo que todo el mundo sabe de qué se trata. Incluso hay gente que, por increíble que parezca, no entiende que es un chiste y cree que estoy plagiando al meme.

Ahora que en Brasil volvieron a realizarse los festivales de historieta que se habían suspendido durante la pandemia, estoy tratando de acompañar, de asistir a todos los que puedo, y tarde o temprano voy a ir a todos. Y cuando no voy, acompaño y sigo lo que pasa a través de las redes sociales. No sé si alcanza para hablar de un boom de la historieta brasileña, pero están apareciendo una cantidad de publicaciones de autores y autoras jóvenes que me entusiasma muchísimo. Estoy muy impresionada para bien.

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