Yo empecé como estudiante en un instituto que se llamaba « L’École de l’Image ». Mi meta era trabajar en el cine de animación. Y tuve la chance de ser reclutado por Amblimation en Inglaterra, para el estudio Dreamworks, que tenía entre sus fundadores a Steven Spielberg. Fue una experiencia formidable, ir a trabajar a Los Angeles. ¡El auténtico sueño americano! Y además aproveché para conocer a editores de historietas a los que les pude mostrar mis trabajos.
Mis influencias fueron cambiando bastante. De pibito eran sin duda Moebius y Marc Silvestri. Ahora estudio a Sergio Toppi y a Enrique Breccia. Y aunque parezca raro, me inspiran muchos artistas que no tienen que ver con la historieta, pero que me dan ganas de dibujar.
La primera editorial que me dio trabajo fue Wildstorm, a raíz de un encuentro en la San Diego Comic Con. Pero mi carrera realmente despegó cuando pasé a DC y me pusieron a dibujar Legion of Super-Heroes durante tres años. Enseguida me llamaron de Marvel para ofrecerme un contrato de exclusividad, y ahí me quedé muchos años más.
Cuando era joven, X-Men era mi serie preferida. Esos personajes son míticos. Pero antes de poder dibujarlos, me tocó dibujar a los Avengers, que yo conocía mucho menos. Pero la verdad es que no fue un problema, a mí me encanta dibujar personajes que no conozco, como en Legion. No me pongo barreras para imaginármelos a mi modo, les busco un rostro, un peinado, pequeños detalles que nos ayuden a darnos una idea de quiénes son. En esos números de Avengers, además, me tocó trabajar con Geoff Johns, que es un guionista que te facilita mucho el trabajo: con solo escuchar los diálogos del Captain America, te imaginás su aspecto de inmediato. Mi única frustración en Avengers es que cuando llegamos al arco de Red Zone me dieron luz verde para rediseñar varios de los uniformes, pero en la mayoría de las escenas los personajes se ponen unos trajes anti-radiación que les tapan los disfraces. Después en mi primera incursión por X-Men, estuve muy poquito tiempo, aunque Chris Claremont pidió que yo siguiera como dibujante de sus guiones. Pero fue un trabajo hecho a las apuradas, para reemplazar lo mejor posible a ese enorme dibujante que es Alan Davis. No pude dibujar ni a mis personajes favoritos, ni el episodio que transcurría en París. Pero igual fue una experiencia genial, por la admiración que le tengo a Claremont y por la libertad que me dio para dibujar.
Creo que la mayor libertad la tuve cuando empecé a dibujar a Thor. Cuando Joe Quesada me llamó para preguntarme si me interesaba la serie, hacía años que Thor no tenía revista, había dejado de existir. Joe me aseguró carta blanca para rediseñar al personaje y a su universo, y ahí me convenció para que le dijera que sí. Mi idea era volver a Thor a sus orígenes y al mismo tiempo modernizarlo.
Con Mark Millar hacía años que queríamos trabajar juntos, por eso ni bien se terminó mi contrato de exclusividad con Marvel, lo llamé a ver si estaba disponible. Me sorprendió que me respondiera de inmediato. Ahí me contó toda la movida que estaba armando con Netflix y me tiró la idea de The Magic Circle, que es como se llamaba en ese momento el proyecto que terminó por ser The Magic Order. Él ya había desarrollado bastante a los personajes, había un biblia de la serie ya hecha, pero me dijo que cambiara cualquier detalle que yo quisiera. Mi principal aporte fue hacer que la principal pareja de la serie fuera interracial (término que odio, pero bueno). La colaboración con Netflix es rara. No se parece tanto al trabajo con DC o Marvel, porque estas editoriales están mucho más acostumbradas a trabajar con dibujantes, ya saben cómo adaptarse al ritmo con el que uno produce las páginas. Netflix tiene esquemas más rígidos, hay más presión. Ahí las fechas de entrega no se mueven jamás.
Por suerte el mercado evolucionó mucho, y hoy puedo hacer proyectos creator-owned como The Magic Order y en cualquier momento volver a trabajar con las editoriales clásicas como Marvel, DC o Valiant. Mi amor por los superhéroes con los que crecí sigue intacto.
Muchas veces me preguntan cómo se manifiesta en mi trabajo el hecho de formar parte la comunidad LGBTQ, y la verdad es que no se manifiesta. No es el algo en lo que pienso mientras dibujo historietas. Por supuesto me encanta dibujar cuerpos masculinos: Spider-Man colgado con las piernas para arriba, esas cosas… Pero también me encanta dibujar cuerpos femeninos, animales, pájaros… cualquier cosa que tenga una forma orgánica. Alguna vez durante mi carrera deslicé alguna pista en los dibujos acerca de mi elección sexual, pero como un juego. Ojalá dejara de ser noticia que le den a un personaje LGBTQ el rol central en una historia, pero todavía estamos lejos de eso. Yo de todos modos tengo una mirada muy positiva. Las cosas avanzan. Lento, pero avanzan. La clave está en la visibilidad. Poner más personajes LGBTQ en las historias. No hace falta hacer tanto bombo cada vez que un personaje revela que es LGBTQ. Alcanza con que haya más «de los nuestros» en escena.
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