Tal vez el secreto de la longevidad de mi creación, Usagi Yojimbo, resida en el hecho de que yo jamás me planteo qué cosas les interesan a los lectores. Yo escribo las historias básicamente para mí. Después de todo, los lectores vendrán o se irán con el tiempo, y yo seguiré haciendo a Usagi. Además, como soy el dueño del personaje, puedo escribir el tipo de historia que tenga ganas. Escribí aventuras, misterios, romances e incluso historias de ciencia-ficción. También ayuda el hecho de que yo no defino la serie ni como dramática ni como humorística. A veces salen cosas más dramáticas y a veces cosas cómicas. Por suerte Usagi se mueve con comodidad en todo ese espectro.
Usagi está inspirado en la cultura y la historia japonesas y yo investigo mucho para mis historias. Los lectores dicen que toda esa información que yo reúno y vuelco en los comics hace que mis historias se disfruten aún más, porque además de leer una aventura, aprenden sobre otra cultura. Eso no tiene precio.
Algunos cuestionan el hecho de que Usagi no sea un ser humano, sino un conejo. El tema es que, si fuera humano, todos lo veríamos como japonés. En cambio, al ser un conejo humanizado, cualquier lector de cualquier lugar del mundo se puede identificar con él. Además, el hecho de ser un conejo lo hace único, distinto. Samurais hay miles, pero conejos samurais, yo sólo conozco a Usagi.
Mucha gente me pide que haga mangas de Usagi Yojimbo, incluso la editorial que lo publica en Francia lo edita en tomos más chiquitos, como los del manga. Pero yo aclaro una y mil veces que Usagi no es realmente un manga, aunque esté basado en la cultura japonesa. Yo soy japonés, porque nací en Japón, pero la narrativa y mi estilo de dibujo son claramente occidentales. De todos modos, me han invitado a muchas convenciones y eventos de manga y me encontré con muchísimos lectores que disfrutan con Usagi.
Además, a mí me cuesta ocultar mis influencias, y son todas de autores occidentales. Empecé a dibujar porque me gustaba el Spider-Man de Steve Ditko y durante años lo copié milimétricamente. Por supuesto, después me volví loco con Sergio Aragonés, con Milo Manara, con Moebius, obviamente también con Carl Barks y tal vez a un nivel más inconsciente, tengo (como tantos colegas míos) la influencia de Jack Kirby. Como verán, de manga, poco y nada. Creo que me influyeron más las películas de Akira Kurosawa que el manga.
Otra diferencia fundamental entre mi obra y el manga es que yo sólo escribo en inglés. No sé si eso ayuda o tira para atrás, pero es el único idioma en el que sé escribir. Hablo algo de japonés, pero no me siento tan cómodo con el idioma como para escribir. De hecho, Usagi Yojimbo se publica en 12 idiomas y el japonés NO es uno de ellos. Seguramente porque es muy difícil que un comic occidental resulte exitoso en el mercado japonés.
De todos modos, las fronteras se van borrando, a medida que más y más chicos occidentales entran en contacto con el manga y el animé. Ya hay muchísimo mestizaje entre el manga y el comic norteamericano. Hasta Marvel experimentó con una línea de manga, hace algunos años.
Por otro lado, hay diferencias muy marcadas, que yo creo que no se van a poder sortear nunca. Las diferencias en la narrativa occidental y japonesa, por ejemplo, son demasiadas. Y además hay un factor puramente económico. La mayoría de los mangas se venden en libritos que tienen más de 100 páginas y valen alrededor de 10 dólares. Ese precio se sostiene porque el editor está comprando los derechos para editar una obra que ya existe. Pero si el editor quisiera publicar en ese formato historietas inéditas (como sucede con la mayoría de los comic-books americanos), no podría vender nunca un libro de tantas páginas a un precio tan bajo. O sí, pero tendría que vender cientos de miles de ejemplares.
Un poco por eso creo que siempre se van a mantener ciertas diferencias entre lo que es el manga y lo que es el comic americano, ya sea en revistas, o en novelas gráficas.
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