Doble Desafío

Esta (no tan coherente como aparenta) historia podría comenzar un invierno de 1965, cuando en la revista Linus aparece Valentina, una fotógrafa protagonista de un comic erótico que –parece- fue interesante en sus inicios, pero se fue hundiendo gradualmente en el voyeurismo.

30 años al kiosco de la estación (lo más parecido a una comiquería en leguas)

27/03/2010

| Por Staff de Comiqueando

40 comentarios


Esta (no tan coherente como aparenta) historia podría comenzar un invierno de 1965, cuando en la revista Linus aparece Valentina, una fotógrafa protagonista de un comic erótico que –parece- fue interesante en sus inicios, pero se fue hundiendo gradualmente en el voyeurismo.

También en un desolado punto de la pampa rodeado de cardos que parecían bosques, mirándolos sin mirar. El lugar que amontona revistas que tratan de asomarse ante la infinita paciencia del hombre de manos talladas de cicatrices que se dirige a su maldito destino, en la noche y la neblina. Más absorto que un mutante, más perecedero que un general de Lagash, más imperturbable que un miembro de la brigada Madelaine, más taimado que un cazador de lobizones y cornudos toreros, más introvertido que un policía neoyorquino. Capaz de vencerlos a todos ya que es real y nadie recitará su historia.

En la intolerante e idealista década del 70, el pequeño estanciero Patoruzito, el endeble Sheriff Pi-pío, los belgas Dnny y Pompón y el pies redondos de Hijitus muestran destellos de su época, como el choripán-western Los Irrompibles (dirigida por Emilio Vieyra, 1975) intenta una translación de las siete pistolas para los Mac Gregor (Franco Girardi, 1965) y Hannie Coulder (Burt Kennedy, 1971).

Antes de que el Sargento Kirk nos rompa la nariz de un puñetazo podríamos recién sintonizar un principio de esta madeja con la cual introducirnos en laberintos con pocos minotauros, comprando en el kiosco de la estación las revistas de Editorial Columba. Que con los presos por deudas, sus máquinas a vapor y barriletes con pararrayos logra inocular en el mercado una cantidad inaudita de historietas, y capacitar a esos antes inútiles aristócratas de bares en la vanguardia antidiluviana de un arte olvidado. La editorial Record yuxtapone a esos mártires melancólicos unos pelícanos de estoico linaje marxista. Los gendarmes en las fronteras siguen siendo baleados por narcotraficantes apenas después de haber leído a Or Grund. Esa revista y sus secuaces finalmente se devalúan como Valentina.

Alamo Jim


Avril Ramona Lavigne Whibley nace en setiembre de 1984 en la localidad canadiense de Belleville (Ontario). En esos momentos, soldadores enmascarados trabajan sobre pelvis endemoniadamente curvas y un viajero solitario montado en un gordo pterodáctilo antigravedad planea sobre firmamentos recíprocos para finalmente negar a un Mesías eléctrico.

Ultimo momento (perdón por la interrupción): Rachel Hunter prepararía una exquisita cena al son de los tambores con el chef italiano para agasajar a los primeros navajos que trae Álamo Jim, cuando la aguas del Madeiras se hinchan con el deshielo y los campamentos crecen como hongos.

Tras la caída del muro y la URSS aparece la globalización. Ese oráculo que tras los pasos de García Márquez creara al asesino-iguana y al husmeante abrirá unas puertitas blancas de diversas concepciones para finalmente conseguir en el kiosco de la estación a la transatlántica revista que muestra un mundo donde el agua se considera una deidad y una rebelde muestra su piel rebosante de deliciosas hormonas. Sola en un desierto de novelas pictográficas, se debate entre lo canonizado y lo carnal.

Una era productiva, la otra creativa, después llego la combativa, y finalmente nos encontramos con la de los antihéroes. Pero llegó el tiempo de los miserables, que es el mismo del asesino que trabajaba en la oficina mientra sus novia estaba con su mejor amigo.

Un siglo asoma en el circulo tántrico. Donde no podrían diagnosticarse mazmorras sensibles ni legiones de demonios que invaden Buenos Aires, ni batiseñales digitales que también pueden transportar historietas a consultorios de dentistas.

No puede esperarse nada bueno. El final avanza inexorable. Al menos seria importante que las moras no nos provoquen diarrea después de una orgia de fumetto.

Compartir:

Etiquetas:

Dejanos tus comentarios:

40 comentarios