Doble Desafío

En realidad esta nota pretende mostrar cómo se desvirtúa un personaje a través del tiempo, basándose únicamente en una imagen estereotipada sin un verdadero conocimiento profundo de éste.

As Enemigo

23/01/2012

| Por Staff de Comiqueando

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En realidad esta nota pretende mostrar cómo se desvirtúa un personaje a través del tiempo, basándose únicamente en una imagen estereotipada sin un verdadero conocimiento profundo de éste. Pues eso me parece que es lo que sucedió con “As Enemigo: Guerra en el Cielo”, producida por Garth Ennis y Chris Weston. Tal vez el intento por relanzar personajes clásicos no siempre es acertado y muchas veces se acude a autores por el sólo hecho de tener un muy buen curriculum. Pero muy pocas veces se tiene en cuenta que los autores consagrados son personas y pueden equivocarse.
Antes de continuar con la defenestración del buen Ennis, quisiera hablar del personaje y sus inicios, que tuvieron lugar de la mano de Robert Kanighert y Joe Kubert en las páginas de Our Army at War nº151. Estéticamente el Rittmeister Hans Von Hammer (nombre del protagonista) presenta muchas similitudes con el Barón Rojo. Lo cual no sería casual si tomamos en cuenta que el protagonista es alemán y el marco de sus aventuras será la Primera Guerra Mundial. Sin pretender realizar un plagio histórico, el As Enemigo se convertirá en la voz de los autores, más de Kanighert que de Kubert, para mostrar sus ideas y reflexiones respecto a la guerra y así mantener distancia con el conflicto bélico del momento, Vietnam. Contrariamente a lo que sucede habitualmente, esta distancia permitió a los autores cierta libertad en el desarrollo de las historias y que los conceptos aquí vertidos no se confundiesen con propaganda política. No sólo se alejaría de la actualidad, si no que también huiría de los iconos superheroicos, lo que le permitió funcionar como una historieta netamente de guerra, sin la visita de los personajes característicos de la editorial.


Al no contar con el apoyo de otros personajes mas afianzados dentro de la editorial y con mejor recaudación, el personaje migraría de colección una y otra vez, muchas veces con simples historias unitarias. Aun así Kanighert y Kubert se las ingeniarán para crear una continuidad, una base de secundarios casi fija y rivales, que serían metáforas dibujadas. Los rivales presentados en esta serie, podrían ser considerados villanos de segunda si los hubiesen utilizado en cualquier serie referida a superhéroes. Pero aquí no, pues pretenden representar algo, ya sea algo muy simple o un significado más oscuro y complejo. Por ejemplo, el Ahorcado (piloto francés) nos revelará que debajo de su máscara se haya el rostro retorcido y deforme de la guerra. También será el igual, tanto en habilidad como en filosofía de vida, de Von Hammer. Conoceremos el fanatismo junto a un San Jorge, caracterizado en un piloto ingles. También habrá ejemplos de la muerte sin sentido, la locura.

Pero antes de hablar del más característico rival y el único que no terminará muerto, quisiera hacer un párate en una historia que no cuenta con la aparición de ninguno de estos personajes y que sería la última que dibujase Joe kubert, titulada ¡A Tres Tumbas del Hogar!. En esta historia pierden protagonismo los combates aéreos y la violencia. El eje de la historia estará en las familias de los abatidos por Von Hammer. Es así como conoceremos a la madre, que reza por el regreso de su hijo, una novia dejada atrás con la promesa de matrimonio y a un orgulloso hermano menor que intenta seguir los pasos del mayor. Es aquí donde Von Hammer se ve enfrentado a las consecuencias de sus actos. Esta es la mejor historia del ciclo: si bien los encuentros parecen forzados, como recurso argumental es bastante efectivo y pone dinamismo a la historia.


Como era de esperar, Kanighert no podía dejar afuera de la variada galería de contrincantes de Von Hammer, a una representación icónica de los Estados Unidos y es así como nos presenta a Steve Savage, el Cazador de Globos, y con él llegará una visión de la guerra, más cercana a las películas de John Wayne. Es decir, un punto de vista utópico, muy similar al que siempre se quiso mostrar por parte de las fuerzas armadas yankis. Pero a diferencia de otras historias o personajes del mismo tipo, aquí el yanki no es considerado un héroe sino más bien, gracias al punto de vista irónico y casi parodico imperante, el personaje es considerado como un aventurero loco que no parece entender la seriedad del conflicto. Lo único reprochable de las historias donde aparece Savage es que -a diferencia de otros rivales- este no muere nunca y por momentos amaga con cobrar ese grado de inmortalidad que tan odioso resulta en las historias de este tipo.

Me veo en la necesidad de obviar una obra tan importante como es la realizada por George Prat, titulada As Enemigo: Amor de Guerra, básicamente porque es merecedora de una lectura aparte.

Continúo con mi arremetida contra Garth Ennis y Christ Weston. Si bien Ennis quiso colocar al personaje dentro de un realismo estricto, cosa que Kanigher no respetaba a rajatabla (en favor a las metáforas antes mencionadas), lejos de ser una ventaja provoca un encasillamiento narrativo. El desarrollo de muchas tramas propuestas por él dentro de la historia queda corto. Otorga demasiada inocencia a Von Hammer desde el inicio, cuando se lo presenta como un ermitaño aislado del mundo y ajeno inclusive a la realidad política de su propio país. Incluso emulando la que a mi parecer es la mejor historia de Kanigher (¡A Tres Tumbas del Hogar!), Ennis querrá mostrarnos cómo el lado ruso utiliza niños como comandos de la guerrilla para atacar a los nazis, o la caída en el canibalismo de los pocos sobrevivientes de los bombardeos nazis.

Pero todo queda resumido pocas páginas, que se limitan a mostrar imágenes de la miseria provocada por los alemanes, y no hay más que eso, lo cual deja sin sustento al detallista dibujo de Weston.

Muchas veces a lo largo de la trama, Ennis intenta apostar a diálogos contundentes llevados a cabo por Von Hammer y Peter (supuesto amigo de la primera guerra, al cual no hay referencias en las historieta de los´60). Pero más allá de eso, estas conversaciones pretenden más de lo que consiguen pues terminan por funcionar como resúmenes de lo que -en el limitado espacio de páginas- no se ha mostrado. El más cabal de los ejemplos lo encontramos en el último cuarto de la historia, donde el As Enemigo es abatido y salta del avión para caer en un campo de concentración. Es en este momento cuando por fin descubre que su país no es el mismo. Lamentablemente tal situación es apenas esbozada por Ennis y Weston, pues sólo veremos de lejos caer al protagonista dentro del campo, para luego dar un salto en el tiempo y así encontrarnos nuevamente en el interior de la barraca a Von Hammer y su compañero, donde se ofrece un resumen de todo lo que el As vio pero nosotros no. Lo único rescatable de esta larga conversación es cómo Peter le reprocha su ingenuidad a Hans, el cual -apabullado por cómo ha cambiado el mundo- será quien declare la rendición de la base ante el Sargento Rock, quien es utilizado de la única manera posible dentro de esta historia, en la última viñeta.

¿Cuál es el mayor problema de esta historia? Sencillo: que no hay un relanzamiento del personaje, sino que nos cuenta el final del mismo. Porque a partir de aquí, no hay posibilidad de contar otras historias. Ni hacia delante ni hacia atrás, pues comienza con el personaje convertido en un ermitaño y esto es lo más reprochable que hacen Ennis y Weston: cerrar las puertas para que los futuros autores puedan explorar las posibilidades del personaje.

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