Doble Desafío

Hace 67 años atrás, el mundo se encontraba bastante convulsionado, con jaqueca de tanto ruido por todos lados, sordo con tantas bombas, tiros y aviones surcando el cielo y tapando oídos, ciego y con los ojos llorosos ante las nubes de polvo con olor a muerte.

Cuando Patoruzú pareció Disney

18/08/2010

| Por Staff de Comiqueando

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Hace 67 años atrás, el mundo se encontraba bastante convulsionado, con jaqueca de tanto ruido por todos lados, sordo con tantas bombas, tiros
y aviones surcando el cielo y tapando oídos, ciego y con los ojos llorosos ante las nubes de polvo con olor a muerte. En Argentina, si bien
la Segunda Guerra Mundial parecía que se desarrollaba muy lejos (y cuanto más lejos, mejor), no lo estaba tanto y ciertamente tuvo una notable
influencia en muchas cuestiones sociales y culturales. Se podría decir (arbitrariamente, por supuesto) que, así como el cabezazo de Ortega ayudó
a quedar arafue del Mundial de Francia 98, que así como Superman Returns nos dejó a más de uno calentito y con ganas de agarrar del cogote a
Bryan Singer al grito de «¿Where are the fucking piñas superpower?», así el conflicto bélico impidió (entre otras muchísimas cosas) la posibilidad
de disfrutar de lo que seguramente hubiera sido hasta hoy, el mejor largometraje argentino de animación.

En 1938 el estreno de Blancanieves y los 7 Enanitos en el país había generado aplausos en todo cine donde fuera proyectada la película. Fue un suceso
espectacular para la época, el mundo se maravillaba de verla. Dante Quinterno en los comienzos de la década, ya había tenido intenciones de animar
a Patoruzú en una serie de cortos, pero el proyecto quedó en la nada. Motivado por el reconocimiento de Blancanieves, vuelve a reflotar la idea de
animar al indio pero esta vez, en un largometraje de 35 mm.

Quinterno va a contar para la película con el mejor equipo de dibujantes de la época, y si nos trasladamos en el tiempo, recién con los films de
García Ferré sucedería algo similar, con distinta calidad en el dibujo. Upa en Apuros tendrá el siguiente seleccionado: como DT y dibujante de los
storyboard, al propio Quinterno; como capitán del equipo y director de animación al grandísimo Tulio Lovato; como animador principal y enganche a
Oscar Blotta; y como 9 de área y animador al talentoso Eduardo Ferro. Completan el equipo argentino, Toño Gallo de 4, Luis Destuet de 3 y el pintor
alemán Gustavo Goldschmidt, un indiscutido 2 y encargado de los fondos. Un equipazo.

A comienzos de 1939 Dante Quinterno se encuentra con que la empresa Technicolor exigía realizar un mínimo de 25 copias. Cuestión de costos mediante,
se decide por importar el celuloide desde Alemania y utilizar otro sistema, el Gasparcolor. La película comienza su realización, pero Quinterno no
había reparado en un pequeño detalle: en Europa, Hitler y su bigotito furioso andaban con muchas ganas de hacer lío. Oscar Blotta recordaría:
«Trabajábamos a sol y a sombra y cuando terminábamos de dibujar nos quedábamos prácticamente ciegos. No podíamos fallar, porque como estábamos
en plena Guerra Mundial escaseaba el celuloide y no había material de repuesto». Con la imposibilidad de importar celuloide, Upa en Apuros se
transformaría sobre la marcha en un cortometraje de 35 mm, acortaría su duración a 12 (¿16?) minutos de duración y tendría sólo 4 copias para
los cines, cuando la idea original era distribuirla mundialmente.


Se estrena un 20 de Noviembre de 1942 en el cine Ambassador acompañando la proyección de La Guerra Gaucha, film que se convertiría en el éxito
de ese año y del siguiente. La crítica recibe la película como «el esfuerzo más grande del cine nacional hasta la fecha», alaba sus dibujos,
su colorido y sus paisajes. Patoruzú debe rescatar a Upa, secuestrado por el gitano Guaniyo, un argumento sencillo y que hemos visto repetido
a la fecha millones de veces, pero el film lo envuelve con una estética y una animación con poquísimo que envidiarle a las Silly Symphonies
de Disney o a películas como Gulliver´s Travel de los Hermanos Fleischer. Los personajes no sufren deformaciones, las líneas del dibujo no
tiemblan, verlos moverse no presenta un dolor innecesario de ojos como con posteriores adaptaciones de los personajes de Quinterno, y aunque
algo ingenua, es altamente disfrutable e interesante de ver. Aún hoy, casi 70 años después, puede ser considerada lo mejor que se realizó
alguna vez en Argentina en materia de Animación.

Ah, de la edición en DVD ni noticias, a tipear en Youtube si quieren verla.

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