Bienvenidos nuevamente a esta sección y hoy arrancamos con unas palabras del gurú Grant Morrison, de su excelente libro Supergods, cuando en el capítulo “Hollywood Sniffs Blood” dice: “Los cineastas pronto aprendieron a no imitar a los comics, ni a tratar de reproducir narrativa específica y técnicas formales de los comics en la pantalla. Los comics son lo que son, y una buena página de una historieta y puede hacer cosas que incluso una película genial no puede, así como el cine puede lograr efectos que incluso los mejores comics no pueden igualar. Tratar de hacer comics más como películas es un callejón sin salida; tratar de hacer películas que se vean como una historieta es generalmente un desastre de taquilla”.
Quienes crecimos leyendo historietas de Novaro, García Ferré, Pilote, incluso Quinterno o Columba, tenemos un criterio del dibujo y la narrativa que convierten a cualquier obra de Marjane Satrapi en un bodrio infumable, más abominable que el concepto de que el cine iraní es cool. Afortunadamente, décadas de leer comics europeos para adultos o yankis off-mainstream, nos abrieron el gusto como para poder disfrutar de una obra tan estéticamente extraña como Poulet aux Prunes (Pollo con Ciruelas, de 2004), o la misma Persépolis, con esa narrativa cansina de slice-of-life con toques de política y romance, un dibujo que más de uno rechazaría para su fanzine y toques de realismo mágico totalmente anti-biográficos.
Pero por suerte, la iraní-francesa encontró otra veta para contarnos esta hermosa historia sin necesidad de castigarnos con sus dibujos: se juntó con el director francés Vincent Paronnaud y logró un relato extraordinario, con los tiempos y la magia del cine francés, más interesante –pero extremadamente fiel- que su propia historieta. No sé si es por la música o porque hablan en francés, pero la película de Pollo con Ciruelas (de 2011) gana hasta en romanticismo, es muchísimo más bella y recupera efectos del comic gracias a extraordinarios –y sutiles- efectos especiales computados. Pollo con Ciruelas es una película que transmite tanto más que el comic original, lo mejora tanto, que es mucho más que una adaptación, es un paso más allá. Además, la Satrapi está en todos lados, desde los dibujos de los títulos, la narración del ángel Azrael (hecha con dibujos animados de su lápiz), hasta en los reportajes de los extras del DVD. La peli respira el espíritu de la obra original de la artista, pero gracias al aporte de un director, las técnicas y los elementos propios del cine, una obra menor del Noveno Arte se ha convertido en una extraordinaria obra del Séptimo. No es fácil de conseguir pero la editó Sony Pictures Classics y vale la pena. No se pierdan este delicioso plato.
Terminamos esta entrega con nuestro habitual juicio breve, esta vez para ensalzar loas a favor de una adaptación excelsa, obra y gracia del gran director Robert Rodríguez que también se tomó el trabajo de incorporar en el rodaje al autor del comic a adaptar. Estamos hablando de la genial –en términos de adaptación, claro está- Sin City (2005). No hay mucho que aclarar, espectacular adaptación por donde se la mire (contradiciendo por completo al genio escocés que cité al principio).
Nuevas fantasías adaptadas cuando veamos que postearon muchos comentarios en esta columna. Hasta la próxima.
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