Bienvenidos a la sección que revisitamos la prolífica y asombrosa década de los ‘80s para desempolvar las joyas de una inmensa corona o descubrir los bofes más recalcitrantes que se produjeron en el mercado de los superhéroes yankis. En estas expediciones cuasi-arqueológicas indagamos en revistas, libros o el formato que fuere, publicados entre Enero de 1980 y Diciembre de 1989, para ver quiénes brindaron su arte y cómo se desarrollaban las aventuras en ese período.
Análisis-
- Título: L.E.G.I.O.N. ‘89
- Editorial: DC Comics.
- Formato: Serie mensual.
- Período: Febrero a Diciembre de 1989.
- Autores: Keith Giffen, Alan Grant, Barry Kitson, Mike DeCarlo y Mark McKenna.
Informe: Tras la Invasión a la Tierra de la alianza alienígena, queda claro que el Universo DC, fuera del planeta Tierra, es muy rico y debe ser explotado. En las páginas de esa miniserie (que ya vimos en esta sección) se encuentran en una especie de gulag intergaláctico un grupo de seres diversos que se unen para recuperar la libertad y forman un vínculo como para intentar algo más. O no. Apenas logran hacerse de una nave, los seis prófugos encaran hacia el planeta Colu, donde la computadora tirana que gobierna los detecta y los quiere destruir. ¿Por qué?, te preguntarás.
Bueno, los tripulantes de la nave son: Vril Dox, el hijo de Brainiac –el villano de Superman, que ya había aparecido como niño en el nº167 de Superman en Febrero de 1964, por Curt Swan y Cary Bates-, una mente superior, inteligente y manipulador hasta lo impensable; Lyrissa Mallor, la heredera del trono y heroína de Talok VIII, pariente de quien será Shadow Lass de la L.o.S. del Siglo XXX, también con poderes sobre las sombras; Strata, un ser del planeta Dryad, (como Blok en el futuro), cuyo cuerpo rocoso es indestructible (y que más adelante se descubrirá como de sexo femenino, y pasará a tener una apariencia de cristal duro); Ren Daggle, un durlano cambiaformas amigo de Dox que durará pocos números en la serie (ya vamos con la explicación correspondiente); Garryn Bek, un tipo normal del planeta Cairn, que no hace más que quejarse y sorprenderse, asustarse y putear; y un ser misterioso que nadie sabe de dónde viene ni de qué raza es (aparentemente gryxiana), llamada por los otros Stealth porque puede anular los sonidos, pero que oculta algo mucho más grosso.
Durante los primeros números este poco usual grupo es arrastrado por Dox en su búsqueda de libertad de su Colu natal, donde destruyen a la Computadora Tirana y liberan al pueblo oprimido, que queda sin guía, ni gobierno, ni líder. Colu queda envuelto en un caos y la Computadora Tirana (relacionada con el futurístico Pulsar Stargrave) tomará un cuerpo de back-up para perseguirlos, pero Dox se da por hecho y van a ayudar a otro planeta; en el camino, en este nº 3, atropellan a uno de los delfines de Lobo (que Giffen venía de usar en la Justice League), por lo que el nº4 será casi todo machaca contra el czarniano. La solución es muy Dox: lo contrata para que trabaje para él y así la serie suma a un personaje muy popular y de alto poder para el grupo.
Ahora sí, cuando para la quinta entrega llegan a Cairn, se empieza a perfilar la posibilidad de ser un grupo de representantes de la ley y el orden (paralelo a los Green Lantern Corps), y la sigla cobra sentido: Licensed Extra-Governmental Interstellar Operatives Network. Pero el planeta natal de Garryn está controlado por un gran capo mafia que resulta ser su suegro y Dox desata a Lobo en una carnicería bestial, al tiempo que le quita el poder czarniano de reproducirse a partir de cada gota de sangre. Esto lleva a conseguir el control del planeta y a que Lobo quiera matar a Vril, pero quien casi deja al borde de la muerte al ‘líder’ es Stealth, que siente una salvaje necesidad de aparearse con él y no, no es algo agradable. Mientras Bek trabaja junto a Marij’n, su mujer, para revivir a Vril, Lyrissa se carga al hombro el lanzamiento del grupo y el convertir a los habitantes de Cairn en una fuerza policíaca del Bien.
Pero llega el nº 9 y pasa algo incomprensible para un lector que solamente siguiera este título: el durlano, de la nada, desaparece y aparece en su lugar una chica que atraviesa las paredes y no logra comunicarse con ellos. ¿Qué pasó acá? ‘Ren Daggle’ era el confidente y arma secreta de Vril Dox y de pronto se va del título, y aparece esta minita. Explicación demente solo para fanáticos desquiciados que se sabrá mucho después en la serie: ella es Phantom Girl (Tinya Wazzo) de la dimensión de Bgztl en el Siglo XXX, que cambió de lugar con el durlano como parte de un ritual realizado en el futuro. Cuando Glorith manipula el tiempo para reemplazar al Time Trapper (Legion of Super-Heroes volumen 4 nº5, Marzo de 1990, otra genialidad de Keith Giffen), castiga a Ultra Boy mandando a Tinya al pasado y para balancear lleva al durlano a un punto clave, unos años antes que el momento de salida de P.G., para convertirse en EL durlano que -bajo la identidad de Rene J. Brande- fundará la Legion of Superheroes. Tremendo.
Recién para el último número que vamos a relevar (el último con el agregado “‘89” en el nombre del título), Tinya podrá comunicarse con los del presente y aunque perdió la memoria, se unirá al grupo. En ese mismo nº 10, Lobo saca a Dox de la burbuja de curación para matarlo, pero la realidad es que el coluano ya estaba diez puntos y al seguir ahí dentro, salió trece puntos, por lo que se banca un mano a mano con el czarniano y le gana, lo que le otorga un control ad eternum sobre el vencido. De esta forma, Lobo y Phantom Girl (que usará el nombre clave de Phase), se suman y nuevas aventuras esperan a este grupo psicológicamente inestable de ‘buscadores de la paz intergaláctica a cualquier costo’.
No sé si quedó claro, pero banco mucho a esta L.E.G.I.O.N. La inteligencia que despliega la coordinadora Karen Berger se muestra en la libertad total que le da a Giffen para que juegue con estos nuevos personajes del presente, pero manteniendo los lazos con toda su sabiduría y cebamiento de la Legión del futuro. Las portadas de Kevin Maguire hacen más soportable el bajo nivel artístico de un Kitson principiante, que debe trabajar sobre bocetos de Keith y al que no salvan las tintas de un desganado McKenna. Pero en ese juego de ser la Legion y a la vez ser algo nuevo, en el choque de personalidades de los protagonistas y los misterios que va plantando, la serie avanza firme y entretenida (por lo menos, estos primeros números con fecha de tapa 1989).