Los casos del Inspector McCurro

En plena cuarentena, McCurro reaparece en escena para sorprendernos con un nuevo caso.

Envío Internacional

05/06/2020

| Por Staff de Comiqueando

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Resumen del capítulo anterior: Jezabel Janos y Adam Babylon, los asistentes del inspector McCurro están cumpliendo con la cuarentena en la oficina del felino fisgón, quien se encuentra desaparecido.

 

-Pará- dice Adam aterrado tras secarse la transpiración de la cara con un toallón de Star Wars,- ¿vos me estás diciendo que He-Man es choreado de Or-Grund y She-Ra de Amethyst?

-No te lo digo yo, Adrián. I-5225 y C-1911. Son investigaciones de McCurro, qué sé yo. Quizás son teorías nunca corroboradas, quizás son delirios alcohólicos, andá a saber. No te traumés.

I-5225

C-1911

-Pero te das cuenta que me cagó parte de la infancia- el fanzinero estaba al borde de las lágrimas- Mirá el currómetro, no voy a poder disfrutar nunca más de estos íconos. Quizás es el encierro, pero tengo ganas de llorar, de pegarme un corchazo, no sé, de leer todos los números de Cazador de corrido y que se me destruya el cerebro para no sufrir más…

En eso, el monólogo del barbado guionista y las consolaciones de la joven asistente fueron cortados en seco por un sonido que hacía mucho no oían. El timbre. Había alguien en la puerta de la oficina. Ellos se miraron con los ojos grandes como un personaje de manga, no se acordaban cómo debían reaccionar.

-¡Ya va!- gritó Jezabel agarrando su barbijo violeta comprado hacía años en un puesto de berretadas en una convención mientras Adam improvisaba un tapaboca con el toallón húmedo.

-¿Quién es?- farfulló Adam haciendo temblar al C-3PO sobre su boca.

cartero--Correo- cantó una voz masculina desde atrás de la puerta. Sorprendidos intercambiaron miradas y ella le hizo señas de que abriera- Buenas tardes. Envío internacional- dijo el gordito desde atrás de una plancha de acetato enganchada del gorrito que le protegía la cara- ¿me puede firmar acá como que lo recibieron? – y le acercó una birome con sus manos enguantadas mientras le señalaba la celda en una hoja impresa donde no entraría ni la firma de Atom. Adam hizo lo que pudo y a cambio de ese autógrafo minúsculo e incomprensible el joven entrado en kilos les dejó en la puerta una caja que por su tamaño bien podría contener una docena de Archives cómodos.

En cuanto el cartero se retiró cantando un tema que ellos desconocían, se tiraron de cabeza sobre la caja. Lo primero que les llamó la atención fue el olor, lo segundo, era que venía de Marion, Indiana, Estados Unidos. Por las dudas, Adam utilizó el toallón para agarrar el envío, a sabiendas de que en la tierra de Donald Trump el corona virus anda libre como villano de cómic. Lo cargó y lo llevó hasta el amplio escritorio de la oficina principal, mientras Jezabel lo rociaba con una mezcla casera de alcohol y agua.

-¿Qué es?

-No sé, pero me parece que algo de adentro se movía- dijo Babylon asustado.

-¿Tenemos una trincheta o algo filoso para abrirlo?

-¡NOO!- se escuchó desde dentro del paquete. Y empezó a sacudirse. Antes de que los asistentes pudiesen reaccionar, la caja se abrió y cubierto de gusanos de telgopor salió el Inspector McCurro con pinta estar pasándola muy mal.

-Inspector, ¿qué hace ahí?

-¿Qué le pasó? ¿Dónde estuvo?

5131h-ybFrL._SL1200_El felino escupió otro protector de mercadería del relleno de la caja y miró a los asombrados jóvenes- Creo que las respuestas son obvias. Estuve en Indiana, Estados Unidos, y me tuve que esconder en la caja para poder volver. Era la única forma de entrar a la Argentina con esta maldita cuarentena. No se preocupen, no tengo fiebre y hace quince días que estoy embalado acá dentro. Tengo un hambre atroz. ¿Hay algo para comer?

-Sí, ya le traigo- dijo confundido Adam y se fue hacia la cocina sin dejar de mirar al inspector, o a la parte del inspector que sobresalía de la caja abierta sobre el escritorio.

-McCurro, ¿qué fue a hacer a Indiana? Hace meses que no sabemos nada de usted.

-Jezabel, necesito tomar algo fuerte para poder responderte- y sin más, capturó el frasco de la mezcla casera de alcohol, le sacó el rociador y le pegó un trago largo.- Aaah. Espantoso.

-Por favor, inspector. ¿Qué le pasó? ¿Qué estuvo haciendo todo este tiempo?

-Estimada asistente, vengo de resolver uno de los casos más importantes de mi carrera, uno que involucra al Que No Puede Ser Nombrado Ni Con Permiso del Juez- Babylon que volvía con un plato de Whiskas en la mano, casi tira todo del susto y Jezabel se llevó la mano a la boca, aterrada como Pariah en Tierra 3.- Pero hace semanas que vivo en esta caja. Por favor, tírenla bien lejos y déjenme descansar y reponerme. Prometo contarles todo en el próximo capítulo.

Continuará.

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