Para evacuar todo tipo de dudas, esta entrada aborda la colección iniciada el año pasado en la movida “All-New All-Different” de Marvel, el inicio del cuarto volumen de The Amazing Spider-Man, una vez más guionizado por Dan Slott.
Los memoriosos recordarán que en esta misma sección el colega Britos en mayo del 2013 analizó una serie titulada Superior Spider-Man, la cual, también bajo las tramas de Slott, nos narraba las aventuras de nuestro arácnido héroe pero con una vuelta de tuerca inusual: la mente del Doctor Octopus, Otto Octavius, clásico villano del personaje, intercambiaba lugares con la de nuestro querido Peter Parker, el cual supuestamente había muerto en el cuerpo de Otto.
El nuevo relanzamiento de Marvel tuvo, para variar, un tufillo a movida comercial diseñado para clavarte irrelevantes números unos que, se sabe, siempre venden mejor que cualquier otro número, y muchas de estas “nuevas” series no fueron más que una extensión de lo que ya veníamos leyendo. Sin embargo, una vez más, Slott encuentra la forma de separarse del resto, de ofender al fan ortodoxo de Spidey, y de explotar vetas que Marvel nunca antes se había atrevido a hacer con este personaje que -qué duda cabe- es por lejos el que más golpes ha recibido desde su creación. Este mes decido decantarme por esta colección porque el escalón evolutivo que elige el amigo Dan para hacer avanzar la vida de Peter Parker es uno que se caía de maduro y pedía pista hace rato: utilizando como base la resurrección de la empresa que el propio Otto había fundando siendo Spider-Man/Parker, ahora nuestro protagonista la expande y, haciendo uso de su genio y de las posibilidades que ofrece la tecnología moderna, la transforma en un conglomerado con alcance mundial. Si, señores, Spider-Man y Parker Industries resurgen de las cenizas como el Fénix y cuentan con dinero y recursos para instalar sucursales en 47 ciudades distintas desparramadas por todo el planeta. Spider-Man es global.
Por supuesto toda esta movida tiene decenas de puntos en común con tramas similares que hemos leído en personajes como Tony Stark o Bruce Wayne, otros dos millonarios filántropos que, además, son héroes. Pero Slott es absolutamente consciente de esto y hace un esfuerzo enorme por encontrar la forma de despegarse de ellos utilizando, por un lado, la personalidad de Peter con su lengua afiladísima y su sarcasmo a flor de piel que no da respiro y ataca todos los puntos de similitud con pases de factura o bajadas de línea, y por el otro estableciendo una alianza entre nuestro vecino favorito y S.H.I.E.L.D. en la cual el primero comparte muchos de sus desarrollos tecnológicos con esta organización y participa de misiones acorde a los objetivos en común de ambos a cambio de la infraestructura que esta agencia de inteligencia puede otorgarle.
El resultado es un comic absolutamente fresco con toneladas de aventuras, repleto de referencias culturales del tipo al que Slott nos tiene acostumbrados, con infinidad de nuevos gadgets y hasta un rediseño sutil del traje clásico, con un puñado de personajes secundarios nuevos interactuando con clásicos de la serie, y tramas que van abriendo el campo para explotar este nuevo alcance mundial pero que no se olvidan del pasado reciente y traen a colación pequeños guiños que anticipan inesperados regresos.
No todos los cambios de status-quo suelen ser agradables de leer, mucho menos cuando son apresurados por un movimiento editorial disparado por la necesidad de subir las ventas, pero en este caso está claro que el guionista venía planificando esto desde hace meses, y una movida como esta es lo que el personaje estaba necesitando. Los que lo venimos leyendo desde que tenemos memoria no vamos a olvidar el agravio que tuvo Marvel para con el fan del personaje cuando un día, sin previo aviso, nos borraron de un plumazo la madurez que Parker había adquirido y los méritos que había logrado social y laboralmente para congraciarse con una vuelta de tuerca argumental ridícula. Dicho esto, Slott podrá ser un guionista del montón, uno que no destaca demasiado y al que le cuesta desarrollar personajes que dejen una huella memorable, pero tiene vocación por hacer avanzar a este personaje, y jugar con él en un marco distinto, aún cuando tenga que ceñirse de los dictámenes editoriales.
El punto poco álgido de esta nueva colección es, una vez más, el dibujante: el tano Giuseppe Camuncoli que reemplazó a Humberto Ramos en aquella Superior Spider-Man y del cual guardo buenos recuerdos en esos numeritos que dibujó en la Hellblazer de Peter Milligan. La realidad es que a Camuncoli este tipo de comics no le va, es así. Tiene un temita con los rostros y la falta de expresividad en ellos que no me convence, sumado a sus puestas en página que suelen ser aburridas cuando escasea la acción, y carentes de potencia cuando la misma aparece. Se desenvuelve bastante bien –y tampoco es para descorchar un champú, ojo- con algunos diseños de vehículos, trajes y gadgets varios, y tiene la suerte de que las tintas de Cam Smith potencian los detalles y son bastante prolijas, algo que en un dibujo como el suyo siempre suma, pero es muy difícil lograr una empatía completa con una serie como esta cuando en los momentos más explosivos el dibujo no está a la altura de lo que se está narrando. Por suerte por motivos que desconozco su labor solo se extendió hasta el quinto número de la serie, y en el sexto entra otro italiano y viejo conocido de la editorial, Matteo Buffagni, con muchísima más onda para la composición de las páginas y las secuencias adrenalínicas, y visto y considerando que ha dibujado los tres últimos números, podemos aventurar que se va a quedar por un tiempo considerable.
De todos modos, que nadie se engañe: el cuarto volumen de The Amazing Spider-Man es un comic muy entretenido que aunque más no sea por los cambios que plantea –los cuales, esta vez, vienen acompañados de un dejo de sentido común- amerita ser leído por el fan del personaje, pero no logra enamorar con su propuesta como lo hiciera años atrás Superior Spider-Man. Slott viene trabajando con este personaje hace años, y esta serie y este planteo tienen toda la pinta de ser un gigantesco cierre de una etapa muy movida que, de formas poco convencionales logró volver a posicionar a Spidey en el lugar que nunca debería haber perdido dentro de la editorial. Y nosotros, como lectores, tenemos la oportunidad única de ver si nuestro querido Peter Parker con su increíble intelecto y recursos casi ilimitados puede hacer de este un mundo mejor. ¿Nos lo vamos a perder?
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