Dr. Strange

Vengo pensando en presentar esta reseña desde hace meses, y forzando un poco la agenda pude meterla esta semana, como anticipo de lo que será el último gran estreno de Marvel Studios en el cine el mes que viene. Pero esta serie regular de Jason Aaron, Chris Bachalo y Tim Townsend no necesita excusas de ningún tipo para formar parte del exquisito tándem protagonista de esta sección, mucho menos cuando luego de haber transitado su primer año sigue sosteniendo la calidad inicial y el interés por la misma no ha hecho más que subir.

La magia en el universo Marvel está en jaque, a pasos de desaparecer, y para variar el planeta Tierra marcará un punto de inflexión en la batalla decisiva. El imperio de los Emperikul se ha encargado de cazar magos y hechiceros por cara arista y recoveco del universo, e incluso en otros planos dimensionales, y su objetivo es claro: erradicar la magia y a todo aquel que la venere, manipule o domine. No hay defensa mágica alguna que pueda contenerlos por mucho tiempo, y como si se tratara de una santa inquisición decapitando paganos, arriban a las fortificaciones de los más espléndidos aventureros de lo sobrenatural y acaban con la existencia de los mismos en pocos minutos, impidiendo que los mismos puedan alertar a sus camaradas de profesión.

Aaron, Bachalo y Townsend nos introducen en un conflicto épico que seguramente definirá un nuevo status quo para este cambiante universo Marvel del nuevo siglo, pero lo hacen de tal manera que incluso el lector menos experimentado podrá disfrutar del recorrido. El cuarto volumen del Doctor Strange es una concatenación de eventos con características similares que preparan el terreno para una batalla monumental que, para colmo, encuentra a nuestro protagonista debilitado. El guión de Aaron, claramente escrito en función del artista que dará forma gráfica al relato, está repleto de referencias y guiños para el lector duro de esta editorial, pero es muy amigable con los recién llegados, y por eso esta serie se me figura una de las más efectivas a la hora de conquistar nuevas legiones de futuros fans sin decepcionar al lector cautivo.

Dicho esto, entiendo perfectamente cuales son las críticas negativas que los detractores del pelado oriundo de Alabama elevarán cuando se refieran a esta serie: Aaron hace un uso excesivo del humor en los diálogos, y no conforme con eso hay infinidad de gags visuales esparcidos a lo largo de esta aventura. Esta nueva entrega de Doctor Strange (que comenzó su andadura en Octubre del año pasado) se aleja bastante de la solemnidad que suele rodear a este personaje, máxime teniendo en cuenta que la existencia del mismo es un drama en constante evolución, y suele haber poco espacio para maniobrar y dar paso al sarcasmo, al romance e inclusive al relajo. Con esto no quiero decir que nuestro amigo Stephen sea un ortiva amargo que te cae al clímax de la fiesta clandestina con la jueza y la federal para clausurarte la misma, pero entiendo que es poco común verlo combatir amenazas interdimensionales mientras larga chistes cual Spidey o ironiza sobre el estado de sus poderes. Sin embargo, el estigma y la impronta del personaje jamás se ven afectados por estos factores, y los elementos característicos del complejo universo que lo rodea están presentes en cada uno de los números de esta colección. Y a medida que la serie avanza el humor disminuye, y la tensión aumenta, de la mano de la desesperación que trae consigo el vaticinio del advenimiento de días oscuros y jodidos, no sólo para nuestro querido Doctor y sus aliados, si no para toda la existencia.

Una de las sorpresas de la serie es la introducción de Zelma Stanton, una joven bibliotecaria del Bronx que acude a Stephen en los primeros números de la serie por un problema puntual relacionado con un parásito psíquico que apareció en su cabeza, y termina por aceptar la oferta que el Hechicero Supremo le hace de regresar continuamente para ofrecer sus habilidades reordenando la vasta biblioteca esotérica que se encuentra desparramada a lo largo y ancho del Sanctum Sanctorum, la mansión de Strange ubicada en el Greenwich Village de Ney York. Y por supuesto, se suma a Wong como sidekick de nuestro protagonista, y articula el relato desde el punto de vista del lector, haciendo las observaciones pertinentes que toda persona ajena a la sobrenatural elevaría cuando es testigo de las experiencias que le toca vivir.

Pero claro, no puedo culminar esta entrada sin deshacerme en elogios para con el arte de esta serie, sin duda alguna uno de sus puntos más altos. La dupla que conforman Chris Bachalo y Tim Townsend harían palidecer a la que conformaron Bergkamp y Henry para el Arsenal a principios de siglo. Bachalo es un artista enorme, con un estilo tan personal que resulta inclasificable, y con una impronta única muy fácil de identificar y muy difícil de emular. Y encima, aquellos que le habían perdido el rastro van a sentirse extasiados al ver los avances que tuvo sobre todo en su narrativa: olvidate de esas splash-pages repletas de personajes inentendibles en posiciones ridículas tomadas desde ángulos imposibles. El Bachalo que aborda esta serie es un artista enfocado en contarnos una historia entretenida de manera prolija, por momentos con puestas casi cinematográfica, donde además no se priva de dar rienda suelta a su prolífica imaginación. Las escenas exteriores de página doble con New York absolutamente “tomada” por bacterias y entes interdimensionales son un deleite, y es de agradecer el increíble trabajo que realiza Townsend en la terminación de estas secuencias, porque me queda muy claro que, por las características que tiene el dibujante, sin un entintado prolijo y un color a la altura del desafío perdería toda la potencia y esplendor de la propuesta. Entre la dinámica exacerbada que nos ofrece Bachalo y la correcta ambientación que cierra Townsend tenemos en nuestras manos un comic que nos hace sentir orgullosos de este medio, y que nos da la impresión, todo el tiempo, de que hay grandes artistas dejando todo en cada página.

Este volumen de Doctor Strange es el perfecto rito de iniciación para cualquier lector novato que quiera conocer al personaje, pero además es fundamental para los fanáticos de la editorial, y sobre todo es un comic entretenido que vuelve a poner al personaje en la primera línea de combate de esta empresa, un lugar que jamás debería haber resignado.