Maldito Mainstream

Los Guardians of the Galaxy de Bendis lo tienen casi todo, y la verdad es que no termino de entender algunas críticas negativas que recibió la serie.

Guardians of the Galaxy

20/08/2015

| Por Matías Depettris

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iron-man-guardians-of-the-galaxyCuando comenzamos este siglo, el universo galáctico de Marvel no estaba pasando su mejor momento y esa situación recién comienza a revertirse con la saga Annihilation de 2006 que -bajo la tutela de Keith Giffen al frente de la trama central- volvía a poner en primer plano a personajes como Thanos, Nova, Super Skrull, Phyla-Vell, Ronan the Accuser, Nebula, Stellaris, Silver Surfer, Galactus y, por supuesto, Gamora, Drax The Destroyer y Star-Lord, también conocido como Peter Quill. De repente en la Casa de las Ideas se dieron cuenta de que Giffen y compañía podían jugar pensando en grande con estos personajes sin necesidad de que los mismos estén advocados en un 100% a las directivas argumentales de la editorial, recuperando ese micro-universo que supo desarrollar y explotar Jim Starlin pero inyectándole algo de sangre nueva.

Luego del anuncio de una serie nueva para Nova –todo el chiste de Annihilation originalmente tenía como objetivo potenciar el lanzamiento de este título- cae una secuela llamada Annihilation Conquest, escrita por Dan Abnett y Andy Lanning, saga que nos devolvería a Adam Warlock e incluiría a personajes como Quasar, Moondragon, Mantis y Rocket Raccoon, y esta vez funcionaría como plataforma de despegue para una nueva serie de los Guardians of the Galaxy, los cuales tendrían una formación inicial planteada por Keith Giffen en una de las mini-series que acompañaba dicha saga, para luego pasar a tener su propia serie mensual de la mano de, nuevamente, Abnett y Lanning. El “roster” inicial estaría conformado por Star-Lord, Rocket Raccoon, Quasar, Adam Warlock, Gamora, Drax the Destroyer y Groot, una formación similar a la que veríamos en la película homónima estrenada en los cines el año pasado. El título se extendió por 25 números hasta la llegada de la saga The Thanos Imperative, en la cual el equipo se desbandaría por la desaparición de uno de los suyos.

guardians-of-the-galaxy-6Llegamos entonces a la movida de Marvel NOW! y el relanzamiento de varias series por parte de la editorial, una de las cuales sería Guardians of the Galaxy, que arranca en febrero del 2013 de la mano de Brian Michael Bendis en el guión y Steven McNiven en los lápices, un dream-team que sorprendió a más de uno preparado para sostener e incluso elevar aún más la altísima vara que Abnett y Lanning habían dejado, en una serie que, encima, venía vendiendo muy bien y agradando a todos los lectores. La formación con la que arranca Bendis es casi un calco de la que veríamos en el film un año después, con Star-Lord a la cabeza seguido por Gamora, Drax the Destroyer, Groot y Rocket Raccoon con el adicional de un Iron Man con ganas de explotar su potencial lejos de la tierra. El retorno de este super grupo intergaláctico se dio en la serie Avengers Assemble, guionizada por el propio Bendis y de ahí pasarían de nuevo a tener su propia serie a inicios del año siguiente, preparando el terreno para el estreno del film de James Gunn. Eso se evidencia en el número con el que se inicia esta nueva etapa en el cual somos testigos a través de un despliegue de 27 páginas del origen de Star-Lord, el cual guarda muchas similitudes con el que nos narraron en el celuloide.

guardians-of-the-galaxy-brian-michael-bendis-steve-mcniven-marvelPero, entonces… ¿por qué decido recomendar esta serie y no la anterior, y sobre todo en este momento en el cual, una vez más, la misma ha finalizado y ha sido reemplazada por otra? La respuesta: Bendis, por supuesto. “Bendis en su salsa” debería llamarse el comic, ya que es lo que sentí al leer este comic. Pero además me asaltaron otros sentimientos apegados a algunos recuerdos nostálgicos: rememoré esa época a principios de los ’90 cuando la editorial Perfil comenzaba a publicar la Liga de Giffen, un equipo de subnormales que solo los más versados en el DCU podían conocer de antemano en su totalidad pero que número a número forjarían un lazo afectivo tan fuerte con los lectores que muchos terminarían considerando a estos personajes como parte de su familia. La empatía que me generó esta serie casi llegó a ese nivel, por el desarrollo de los personajes pero sobre todo por las líneas de diálogos con el humor siempre presente, el sarcasmo a flor de piel en casi todos los personajes incluso en situaciones críticas, y el debido espacio para el drama y los golpes bajos que te dejan sin aire. Este volumen de Guardians of the Galaxy lo tiene casi todo, y la verdad es que no termino de entender algunas críticas negativas que la serie recibió mientras avanzaba. Lo que si comparto con los detractores es el poco apego que Bendis tiene al trabajo previo que se realizó en el desarrollo de ciertas tramas, y el esfuerzo que pusieron Giffen, Abnett, Lanning y compañía en armar un universo coherente y tangible, que tenga la frescura de las lecturas modernas pero que sea respetuoso de la herencia de Starlin. A Bendis sólo le interesa divertirse con estos chicos, y desatendió algunos detalles que afectan la cronología, y así nos vuelve a arrinconar contra una esquina para ponernos una vez más en la disyuntiva de tener que elegir entre una serie muy entretenida con momentos muy altos y explosivos o un comic que respete las sagas previas que la tuvieron como foco. Nada que no haya hecho otras decenas de veces con los Avengers o los X-Men, por supuesto, pero acá podríamos conjeturar que tenía mucho más espacio para maniobrar sin necesidad de cagarse en el laburo de sus colegas.

En el apartado del arte, a diferencia de lo que expresó gran parte de los lectores que durante los últimos dos años elevaron sus opiniones sobre esta serie, a mí el laburo de McNiven me pareció apenas correcto, pero por suerte solo está los primeros cinco números. Me encantó el rediseño de trajes que hizo, dándoles una onda mucho más paramilitar espacial e incorporando cuasi-armaduras para casi todos los miembros, e incluso me simpatiza el rediseño de Groot, con esas luces locas ubicadas en muchas partes de su cuerpo. También la vistió demasiado a Gamora, supongo que, una vez más, anticipando un poco lo que terminaría siendo el look del personaje en el cine. La verdad es que sigo sin entender porqué a este dibujante lo tienen en un altar, es un artista con recursos bastante limitados que solamente sobresale cuando hay acción… y no en todos los casos. Estamos de acuerdo en que al flaco le cabe la tecnología, y por eso esta serie le ofrece la oportunidad de poder lucirse con los diseños de armas, armaduras, naves y viviendas espaciales, pero cuando lo sacas de ese lugar y lo llevás a un terreno un poco más tranquilo hace agua en las expresiones faciales… ¡justo en un comic como este! Pésimo. No se lo sufre, pero no lo extrañé ni un poquito cuando deja su lugar para que entre la muy correcta Sara Pichelli en el sexto número.

GARGAL2013010-int-LR2-2-d1626Los números ocho y nuevo los dibuja un infumable Francesco Francavilla, pero la gran sorpresa nos espera en el décimo, cuando vemos en los créditos al genio de Kevin Maguire. Gol de media cancha a los 30 segundos del primer tiempo. Un goce absoluto de principio a fin, y no me tiembla el pulso al opinar que es, por lejos, el comic mejor dibujado de toda la serie, y del volumen previo también. Para cuando vos te levantaste el domingo con resaca bordeando el mediodía, Maguire ya te hizo un té negro con un antiácido, te compró el diario, te hizo el asado, puso la previa de TC 2000 y mandó a tu mujer a lo de tu suegra. Sencillamente, este tipo entiende todo: cuándo usar una splash-page, cuándo dividir la página en 6, 8 o 10 viñetas, cuándo hacer un primer plano, cuándo una panorámica, cómo conectar una página con la otra para generar entusiasmo, entiende de anatomía, de tecnología, y es un maestro indiscutido dibujando los gestos de los personajes, no descubro nada opinando esto, por supuesto. En el número once vuelve Pichelli y el siguiente número lo dibuja mano a mano con Stuart Immonen. Opa la lá. ¿McNiven quien…? Hay cuatro números, del 14 al 17, que los dibuja Nick Bradshaw, que cumple pero está cuatro escalones debajo de Sara en absolutamente todo, y en los n°s 18 y 19 –crossover con Original Sin- entra un Ed McGuinness que, para mí sorpresa, está prendido fuego. El n° 20, que cierra el crossover, está dibujado por McGuinness y Valerio Schiti, y este último va a tomar las riendas del arte de la serie hasta su finalización. Esta etapa, además, cuenta con un anual con guión de Bendis y dibujos de Frank Cho, otra delicia que no pueden permitirse no leer, aunque más no sea por el arte del coreano.

guardians-of-knowhere-02-5f536¿Y qué pasó durante estos dos años y monedas en los que duró la serie? Bueno, de todo: los Guardians se enfrentaron a Thanos en la tierra, se cruzaron con una Angela (la de Spawn, sí) que terminó pateando culos codo a codo con Gamora en un par de comics co-guionizados por Neil Gaiman, se juntaron con los X-Men para llevar a juicio a una Jean Grey convocada por los Shi’ar, y en el camino sumaron a sus filas a Venom y a la Captain Marvel, para terminar con un casamiento casi en puerta entre un Guardian y una X-Men, y el inevitable destino de Star-Lord que golpea a su puerta y lo convoca para que asuma sus responsabilidades acorde con su linaje.

Una vez finalizada esta etapa llega la Secret Wars que tendrá nefastas consecuencias para los Guardians, y cuando digo nefastas me refiero a muertos, más de uno. El siguiente paso en las aventuras de nuestros héroes es la serie Guardians of Knowhere”de reciente aparición, que tiene una vez más a Bendis en los guiones y al brazuca Mike Deodato Jr. en el apartado gráfico, otro dibujante sobrevalorado que es amado por la masa y al cual no le guardo demasiado cariño, pero que cumple dignamente y entrega un comic potente, impactante y con diseños llamativos. La trama esta vez ofrece un cambio de escenario y de status-quo, incorporando (por el momento) a Angela como miembro activo del equipo. La serie promete ser mucho más sobria y dramática, lo cual atentaría contra el valor agregado más alto que tuvo el volumen anterior, por encima incluso del arte: el exquisito uso del humor.

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