Jessica Jones: el comic que no deberías leer un domingo gris con lloviznas aisladas, fútbol suspendido y Netflix caído.
Esto seguro se lo veían venir si son asiduos lectores de esta sección. Prometí que este mes reseñaría una serie regular en curso de la Casa de las Ideas, y para todos aquellos que estamos al tanto de los estrenos Marvelitas de Netflix (acabo de mencionar la señal streaming dos veces en menos de ochenta palabras iniciales, mi trabajo en Comiqueando pende de un hilo), marzo es sin duda alguna el mes del regreso de la alcohólica malhablada de lengua bífida y carácter podrido favorita de todos nosotros: Jessica “Jewel” Jones. Y siendo así, me tomo la libertad de recomendar un comic que comenzó a fines del 2016 y que tiene la particularidad de contar con el exacto mismo equipo creativo que le diera vida por primera vez en el ya lejano noviembre del 2001: por supuesto me estoy refiriendo a Alias nº1, el cual estuvo escrito por Brian Michael Bendis y tuvo lápices y tintas de Michael Gaydos, color de Matt Hollingsworth y las inolvidables portadas acuareladas de David W. Mack, muchas de las cuales se han utilizado para ilustrar tanto la gráfica que acompaña la serie televisiva homónima como también en reproducciones que se ven en el set sobre lienzos.
Hechas las presentaciones, me parece pertinente hacer una aclaración: Bendis escribió un personaje en aquella Alias que logró enamorarme, y durante algún tiempo estuve incluso obsesionado con Jessica, al punto tal que me visitó en un sueño. Y esto era a mediados del 2003, 12 años antes de que Krysten Ritter se transformara en la representación de carne y piel del personaje. Los ’90 ya nos habían abandonado pero la señorita Jones se resistía a abandonar los clichés de esa década, y eso me resultaba terriblemente seductor. Una década antes de que los movimientos feministas cobraran la importancia y trascendencia que hoy tienen en prácticamente todos los medios, Bendis nos presenta un personaje absolutamente transversal a casi todas las protagonistas de comics hasta ese momento, una mujer que decide hacer las cosas a su manera, que no demuestra empatía por casi nadie, alcohólica, sexualmente activa y con el léxico de un camionero. Y en concordancia con ciertos movimientos que se estaban generando dentro del mainstream superheroico en esos años, Jessica no sólo se resiste a usar un ridículo traje colorido: también se caga de risa en la cara de aquellos que lo hacen. Por supuesto todas estas características tenían sus orígenes, los cuales no estaban desprovistos de terribles traumas psicológicos y abusos de todo tipo.
Pero no estoy acá para rememorar Alias sino más bien para recomendar el comic que lleva como título el nombre de nuestra protagonista, y que comienza con Jessica saliendo de prisión. La última vez que supimos de ella estaba casada con Luke Cage y juntos habían tenido una hija, Danielle. A medida que el primer número avanza, el lector se va desayunando que el paradero del crío es desconocido para el padre, que cabe la posibilidad de que Jessica la esté escondiendo, y que mientras ésta última intenta rearmar su vida y regresar a su trabajo como detective, Luke Cage envió –de forma consciente o inconsciente- un puñado de mujeres “amigas” a averiguar sobre su hija, a los golpes de ser necesario. Pero claro, una cosa es pretender dañar a Jessica Jones y otra muy distinta es alcanzar ese objetivo.
Es así como nuestra alcohólica recuperada (en todo el arco inicial de seis números no le vemos siquiera olfatear un tetra) se adueña de un extraño caso que gira alrededor de una mujer consternada, que la contrata para investigar a su marido que acusa venir de una dimensión alternativa en la cual nunca estuvo casado con ella, es víctima de un secuestro gracias a las habilidades de Spot –un villano de Spidey de la B creado por Al Milgrom y Herb Trimpe que puede crear agujeros en el aire a discreción e introducir sus extremidades por ellos para acertar sorpresivos golpes-, tiene una reveladora charla con su gran amiga Carol Danvers y no conforme con eso, debe tolerar los reclamos en persona del propio Luke Cage, una situación que por supuesto no termina con un final feliz.
Bendis nos devuelve una vez más la arrolladora personalidad clásica de Jessica, la de una mujer que entiende que hay cientos de personas en el mundo que sólo quieren causar daño y ella cuenta con capacidades para detenerlos, pero la mayoría de las veces le da paja hacerse cargo de esa responsabilidad, y otras sencillamente prefiere intentar poner algo de orden a su vida y punto. Jessica es una mujer que vive en un constante fuera-de-fase, completamente desenfocada del contexto que la rodea. Tuvo un centenar de aventuras del tono superheroico y eso se ha transformado en una condena para su forma de ser, ya que muchas de esas aventuras le dejaron cicatrices que no ha podido sanar. Su apatía y mal carácter nunca la han ayudado a establecer fuertes lazos con la comunidad superheroica, se cuentan con los dedos de una mano los “héroes” que puede llamar amigos, y la gran mayoría de ellos la han decepcionado a tal punto que ha perdido todo interés en volver a contactarlos. Su sarcasmo innato funciona como una armadura: le permite tomar la suficiente distancia de todo para no comprometerse seriamente con nada, pero lamentablemente eso incluye también a sus afectos.
Jessica Jones es un comic que nos habla de la soledad, y para eso no necesita recurrir a los clichés característicos de los millennials, ensimismados en sus egos viviendo sus vidas a través de una pantalla táctil. Jones puede volar pero prefiere caminar o conducir un auto, puede levantar un container casi sin transpirar pero elige lastimar con sus palabras, o en el peor de los casos con una absoluta indiferencia, y podría formar parte de cualquier agrupación superheroica que decidiera tenerla entre sus filas –y a corto plazo lamentablemente lo termina haciendo, otra vez- pero si existe la opción, se larga a trabajar sola, buscando la simpleza de un caso de infidelidad promedio que le exija poner a pruebas sus habilidades como detective, las únicas que la hacen sentir medianamente orgullosa y en las que se reconoce muy buena.
Los 12 años de distancia que hay entre la finalización de Alias y el comienzo de esta nueva serie regular le hicieron muy bien al arte de Michael Gaydos. Hay un trabajo de sombras mucho más intenso e interesante, y sus puestas en página son más dinámicas. Sigue trabajando mucho con las doble-páginas, algo que a mí particularmente me encanta, y sigue poniéndole mucho énfasis a los gestos en los rostros, al punto tal que algunas viñetas parecen fotografías calcadas, y conserva el mismo diseño de personajes de la serie original, así que para aquellos que venimos siguiendo los pasos de estos autores con estos personajes desde principios de siglo, la familiaridad de todo lo que leemos nos va a resultar muy cálida. Los colores de Matt Hollingsworth son… correctos. No me malinterpreten, no es un mal colorista, pero tampoco es un tipo que se esfuerce por destacar. Nunca lo hizo. Usa paletas tradicionales acordes con el tono de la serie, y con eso le basta para acompañar los trazos de Gaydos con dignidad. Y de todos modos, juntos, por momentos se permiten cierto juego y alguna que otra ruptura de sistemas, como cuando en un flashback emulan con un tramado de puntos y una paleta de colores a tono el estilo “pop” de Roy Lichtenstein.
El salto entre las magnificas portadas de Mack y el arte interior es enorme, en parte por el limitado trabajo de Hollingsworth, pero por otro lado cada artista resuelve su laburo con técnicas distintas, y de todos modos esto suele ser muy común en esta industria, y sobre todo en el mainstream. Al menos acá no tenés un animal como Bolland en las portadas y después adentro te clavan un verdulero como Mike Deodato Jr., como pasaba en la Wonder Woman de William Messner-Loebs.
Algo de toda esta reseña les está haciendo ruido desde el comienzo, lo sé porque los conozco: ¿acaso Bendis no firmó un contrato de exclusividad con DC Comics en Diciembre del año pasado? Es cierto. La realidad es que el último número publicado de esta serie es el nº17, el nº18 ya está anunciado y Marvel no emitió comunicado alguno sobre futuro de la misma. Hoy por hoy, una incógnita.
Jessica Jones es un comic sutilmente introspectivo, pero como lo escribe Bendis por mucho que la protagonista se esfuerce en tomar distancia del elemento superheroico, el mismo siempre se encuentra presente todo el tiempo con bocha de invitados sorpresas de ambos bandos. Así y todo, los autores se toman su tiempo para entregarnos decenas de escenas crudas, dramáticas y muy duras que siguen construyendo el perfil de una mujer tan ambivalente y por momentos contradictoria que el lector no sabe si fantasear con tenerla de amiga, amante o en la antípoda del lugar en donde vive.
Dejanos tus comentarios:
Tenés que iniciar sesión para poder comentar.