¡Vuelve Sex Criminals en Enero! Y esa excusa es tan válida como cualquier otra para traer a esta sección uno de los comics más interesantes que nos ha presentado la editorial Image en el último lustro.
El título de esta serie “regular” no podría estar más ajustado a lo que el comic nos plantea, y a la vez no puede ser más engañoso. La pareja protagonist, Suzie y Jon, sin duda alguna recorre esta aventura embebida en la letra de Los Calientes de los Babasónicos: empiezan involucrándose en un robo a un banco, en el que utilizan una habilidad que ambos descubrieron poseer de casualidad, pero son un par de criminales que se encuentran en las antípodas de aquel celebrado dúo conformado por Woody Harrelson y Juliette Lewis en el clásico film de Oliver Stone y guión de Tarantino, Natural Born Killers (1994). Sus personalidades y motivaciones guardan cientos de kilómetros de distancia de aquellos Mickey y Mallory Knox, y sin embargo la excitación que provocan sus desventuras está al mismo nivel.
Pero lo más llamativo de esta serie es la manera en la que Matt Fraction y el canadiense Chip Zdarsky (ambos viejos conocidos de esta sección) abordan el sexo. Y acá me interesa abrir un paréntesis necesario para comprender el por qué de la grositud de esta historieta. A pesar de la inabarcable oferta de sexo virtual –y real- a la que tenemos acceso hoy gracias a las facilidades que ofrece internet, el sexo y su incontable abanico de opciones sigue siendo una de las actividades más ajenas al conocimiento colectivo, quizás por su complejidad pero también porque seguimos siendo una sociedad retrógrada, llena de prejuicios y que limita –o en algunos casos anula- la posibilidad de que cada ser aprenda a conseguir placer, sepa cómo darlo y disfrute con ese intercambio.
Por encima de la problemática se encuentran esas charlas de café entre amigos donde los polvos por noche se cuentan por docena, cada hombre es un macho alpha indiscutido y cada mujer la más trola del barrio, pero por debajo, en la intimidad, nos encontramos casi en el mismo lugar en el que estábamos en los ‘50 cuando el Dr. William Masters y su asistente Virginia Johnson comenzaron con las investigaciones clandestinas sobre la materia, tal y como lo mostró la fenomenal serie de Showtime, Masters of Sex. Más de medio siglo después, el sexo sigue siendo un tema tabú para casi todos los medios –a menos que se dediquen específicamente a abordar el mismo-, y la sola mención de términos groseros como pija, concha, lechita o anal –sea el contexto que sea-, o de palabras un poco más académicas como autosatisfacción o masturbación, perturba al lector (u oyente o televidente) ocasional y lo saca de su eje, cuando no lo conmociona e incomoda.
Fraction y Zdarsky, conscientes de esto, son inteligentes y creativos, y eligen abordar la temática desde un punto de vista inusual. Los protagonistas de Sex Criminals tienen una característica que puede ser leída también como una metáfora de ese precioso momento en el cual alcanzamos el clímax de una masturbación, y a la vez es una herramienta para introducirnos en una aventura exótica que avanza a paso firme y abre un montón de puntas. A medida que avanza, la serie incorpora personajes secundarios ambivalentes y despliega un curso de acción repleto de conspiraciones paranoicas y abuso de poder. Al comienzo de la serie, Suzie, una bibliotecaria que ama los libros, nos narra su despertar sexual a raíz de la muerte de su padre y la depresión devenida en alcoholismo de su madre, y nos revela una característica única del mismo: cuando alcanza el orgasmo (más precisamente durante el período refractario, pero eso está muy bien explicado en la historia) el tiempo se congela a su alrededor y todo es brillante, hermoso y alucinante.
Dicho esto, no hay que perder de vista, claro está, que este comic es, ante todo, una comedia romántica, con tintes de ciencia-ficción por lo que acabo de narrar y por algunos pequeños detalles más, pero que pertenece de forma intrínseca a ese género ante todo. No me insulten en cinco idiomas entonces cuando, animados por esta reseña se acerquen a esta obra y se encuentren con algunos tópicos casi ineludibles de este tipo de historias, ¿no? Pero, así como les digo esto –casi como una advertencia-, también los aliento a que no tengan miedo, dejen sus prejuicios a sus espaldas, y apuesten por esta obra de Fraction y Zdarsky, porque en serio es única en su tipo.
Volviendo a nuestra protagonista, si tuviera que comenzar a enumerar los muchos méritos de esta serie, el primero de todos sería que, dispuesto a narrar el despertar sexual de un adolescente, los autores deciden decantarse por una mujer, y siendo así le permiten a Suzie que rompa la cuarta pared y dialogue con el lector, en un relato no lineal correctamente estructurado y balanceado gracias no solo a la mano de Fraction para el guión sino también a la destreza de Zdarsky para la composición de las páginas. El galardonado dibujante se vale de todos los recursos que la historieta permite, y nutre a sus viñetas con millones de detalles exquisitos que validan una segunda lectura para descubrir cosas que en la primera se nos habían escapado, lo cual le da a la obra un valor agregado que hace que justifique por demás la inversión que hicimos.
Otro gran mérito de esta obra radica en la decisión de abordar esta temática –el sexo- de forma fresca, divertida y, por momentos, polémica, sobre todo en los de la serie los guionistas deciden poner el foco en la masturbación, aquí sí tanto femenina como masculina. Fraction y Zdarsky abordan el tema desde un costado casi idílico, y el dibujo del segundo se transforma en un complemento perfecto para el relato, gracias a un estilo de dibujo estilizado muy agradable, a la expresividad con la que presenta a los personajes y al dinamismo y precisión de su narrativa secuencial. Sin embargo a mí, por momentos, ya sea por la composición de algunas páginas así como también por un puñado de los recursos narrativos utilizados, la obra me hizo acordar mucho al Ghost World de Daniel Clowes aunque, claro está, Sex Criminals es una historia mucho más divertida, y sobre todo mucho más jugada.
Y es que el comic se llama Sex Criminals, y si sólo se limitara a abordar el descubrimiento sexual masculino y femenino y la exploración del mismo, bueno… con esta temática por sí sola no sería posible sostener el interés del lector durante años, por muy bien lograda y cómica que pueda ser. Una vez que Suzie y Jon se conocen y descubren que comparten la misma “habilidad”, Fraction y Zdarsky comienzan a darle forma a la parte criminal de la serie, la cual con el correr de los números va cruzando de forma tangencial la de por sí complicada relación de esta pareja. Así nos invitan a ser testigos del crecimiento sexual de dos adultos, que forjan una relación que parece fluir de forma muy natural, y al mismo tiempo vemos cuáles son las consecuencias cuando ambos deciden hacer uso –y abuso- de esa habilidad para poder resolver sus problemas económicos, y el micro-universo que en un principio los autores nos plantean se comienza a expandir de forma exponencial, no necesariamente de la forma que muchos de nosotros hubiéramos anticipado.
Entiendo que, a diferencia de lo que he escrito en otras entradas de esta sección, no me he explayado demasiado en detalles sobre esta serie. Pero no quiero spoilearles un montón de sorpresas que les esperan si deciden embarcarse en esta aventura. Lo negativo de este viaje es que Sex Criminals cuenta sólo con 25 números, aún cuando la misma comenzó su andadura en septiembre del 2013. Sí, ya podríamos tener más de 70 números y tenemos menos de la mitad. La regularidad de este comic apesta, y es sin duda alguna su punto más flojo. ¿La dura y prolongada espera por un siguiente episodio de esta aventura vale la pena? Yo opino que sí.
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