Si de algo estoy seguro este mes es de que me sobran los motivos para recomendar esta miniserie del polémico guionista Tom King. Tener una versión cósmica del clásico western True Grit con Supergirl en el rol del sheriff alcohólico que ayuda a una niña a llevar adelante su venganza para cazar y asesinar al criminal que acabó con la vida de su padre es algo que definitivamente nadie espera encontrar cuando se dispone a leer un comic de la prima kryptoniana de Kal-El. Contado así, suena a que esto no puede funcionar de forma coherente, y sin embargo lo hace. Recorrer el universo cósmico de DC en busca de la salvación para una de las super-mascotas más celebradas de la historieta definitivamente cuadra bastante más con el perfil de aventura que pretendemos leer al acercarnos a una miniserie como esta, y el enorme Tom King se las ingenia para contarnos ambas historias en un solo relato.
La narración comienza con una suerte de diario de viaje en primera persona escrito por Ruthye, una niña que busca venganza por el asesinato de su padre, y para esto necesita cazar y acabar con la vida de un miserable que lleva por nombre Krem de las Colinas Amarillas. Su camino se cruza con el de una Supergirl en uno de sus momentos más bajos, con sus poderes disminuidos al mínimo por la ausencia de exposición a un sol amarillo durante días, que intenta ahogar sus penas en el alcohol y es acompañada por el fiel perro Krypto. Los tres terminan bajo la mira de Krem, quien fue contratado para matarlas, y el astuto criminal logra clavarle un par de flechas envenenadas a Supergirl, algo que nuestro can guardián no dejará pasar así nomás. En un arrebato de furia, Krypto intenta devolver el ataque a Krem, y termina por ser víctima también del fuego cruzado, atravesado por otra flecha envenenada. Luego de ser desarmado por Supergirl, el villano huye en una nave mientras nuestra heroína intenta consolar al animal que desfallece en sus brazos.
Pero tranquilo, ansioso lector, que estos no son los últimos minutos de vida de Krypto. De ser así probablemente habría abandonado la lectura de esta serie. Luego de una semana de reposo, Supergirl y Ruthye son notificadas de que la salud de Krypto es sumamente frágil y su vida pende de un hilo. La única forma de salvarlo es ir en busca del tal Krem de las Colinas Amarillas para recuperar el veneno que utilizó en las puntas de las flechas con las cuales atacó a nuestra heroína. En el primer número de esta miniserie, el relato (que por momentos se vuelve un poco denso) nos pone al tanto del éxito que obtendrá quien escribe el diario para orquestar su venganza. Sin embargo en el mismo no se hace mención del salvataje del perro, y con este sutil detalle Tom King logra mantener la incertidumbre del lector alimentada número a número.
Pero la aventura va mucho más allá del esquema tradicional de una película western, como era de esperarse, y el guionista utiliza el extenso campo del universo cósmico para valerse de un montón de culturas. Como en la recordada The Omega Men, King utilizará este elemento para abrir una conversación sobre el fascismo, los campos de exterminio, los traidores, los concilios, el negacionismo, y por supuesto también las familias, disfuncionales todas ellas (¿existe una familia que no lo sea?), y desde ahí establecer un lazo entre ambas protagonistas que bien se podría enmarcar en la relación madre-hija. Otro motivo más por el cual elegí escribir sobre esta serie este mes, teniendo en cuenta el festejo que tenemos el próximo domingo.
La voz de Ruthye es muy particular, y el personaje en poco tiempo pasa de ser absolutamente detestable e insoportable a convertirse en un observador intransigente con las ideas claras, que reacciona a los impulsos e instintos de su compañera de viaje. Su primeriza aproximación a nuevas culturas y sus primeros contactos con las mismas permiten al lector empatizar con sus sensaciones, y no pocas veces realiza las mismas preguntas que quienes estamos inmersos en el relato.
Y esto me da pie para deshacerme en elogios hacia el dibujo de la brasileña Bilquis Evely, a quien solamente conocía por su trabajo en The Dreaming y Wonder Woman. Acá no solo se me figura como una excelente elección: pasados los primeros números, no puedo imaginar esta aventura y estos universos sin sus trazos. El diseño de vestuarios, escenarios y personajes combinan la estética de fantasía épica con la de ciencia-ficción Space Opera de manera tan natural y balanceada hace que me enamora más y más con cada página que leo. La inagotable imaginación de Bilquis para plasmar cada uno de estos mundos y nutrirlos de personalidad se ve compensada, además, por el eximio trabajo de color de Matheus Lopes, que cuenta con la sensibilidad justa para elegir las paletas adecuadas para cada momento. Tom King y los editores lograron ensamblar un equipo ajustadísimo para un relato atípico de Supergirl que requería de artistas de esta índole para estar a la altura de lo narrado. Tan ajustado que incluso el rotulista, Clayrton Cowles, logra destacarse con un trabajo contundente y certero.
Hasta el día de la fecha, Supergirl: Woman of Tomorrow cuenta con cuatro números, la exacta mitad del recorrido, y solo necesito de esto para postularla como una de las grandes sorpresas de DC de este año, y una de las series que estoy seguro va a vanagloriarse de varias nominaciones para los premios Eisner en 2022.
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