En este mundo vertiginoso y cambiante, hay un término, una frase, que hace poco se impuso, sobre todo por una serie de eventos de los últimos años: «era una joda y quedó«. Como la candidatura y posterior presidencia del empresario Donald Trump, por ejemplo. O el terraplanismo, o los anti-vacunas. Gente a la que nadie tomaba realmente en serio pero que -de la noche a la mañana- sin que nosotros podamos saber a ciencia cierta cómo sucedió, terminaron siendo una legión. En el caso del terraplanismo, las analytics de YouTube han demostrado que la plataforma multimedia fue fundamental para el crecimiento y la expansión de esta teoría, pero también lo fue una imperiosa necesidad de un montón de outsiders de sentirse parte de algo importante, dueños de una verdad que claramente cambiaría la forma de dimensionar un montón de cuestiones trascendentales para la vida diaria. Cambiamos la plataforma pero la teoría de QAnon tuvo sus orígenes en el nefasto foro de 4Chan, y este movimiento en particular cabe tenerlo en cuenta porque creció lo suficiente como para organizar y orquestar un ataque conjunto al Capitolio de los Estados Unidos, el 6 de Enero del presente año, para interrumpir una sesión del poder legislativo en la que se iban a contar los votos y certificar la victoria del actual presidente de ese país, Joe Biden. La excusa era denunciar un fraude electoral y una conspiración en contra de Trump.
Ahora juguemos con la más grande teoría conspirativa jamás imaginada, una que de alguna forma se las ingenie para reunir todas y cada una de las teorías conspirativas, una que articule de una u otra forma el asesinato de J.F.K. en 1963 con el Pizzagate, los atentados del 11 de Septiembre del 2001 con la muerte de Elvis, o los Illuminati con el proyecto MK Ultra. Este es el planteo del guionista James Tynion IV cuando se propone desarrollar The Department of Truth, el comic de Image que nos reúne este mes. El protagonista de esta serie regular es Cole Turner, un veterano agente del FBI obsesionado con investigar los rincones más retorcidos de internet en busca de foros y sitios que tengan alta actividad de supremacistas y conspiranoides, para poder concretar con alguno de ellos citas a reuniones de alto rango, y así poder dar con las cabezas detrás de estas «organizaciones», o al menos tener una idea un poco más elaborada de cómo funcionan estas agrupaciones y de qué manera logran crecer. Cuando su investigación parece dar por fin frutos, unos terraplanistas lo invitan a una convención, y cuando se quiere dar cuenta, una cosa lleva a otra, y de repente está en un vuelo privado, con un montón de otros terraplanistas, a punto de descubrir el borde del mundo. Cuando finalmente arriban al destino, la agente especial Ruby los caga a balazos a todos los presentes y deja vivo solo a Cole para poder reclutarlo para el Department of Truth que da nombre al cómic.
Lee Harvey Oswald es el encargado de dirigir esta misteriosa organización cruza de X-Files con MIB que tiene como misión vigilar que las teorías conspirativas sigan siendo solo eso, porque de lo contrario, si demasiada gente cree en una de ellas, las mismas pueden terminar por manifestarse como algo real, y potencialmente podrían modificar la materia e incluso la línea del tiempo, como bien fue testigo de eso el agente Cole. Este interesante concepto es extrapolado de la religión Budista, la cual estipula que los pensamientos son capaces de cobrar vida propia a partir de la sola creencia en su existencia, ¿no? Una vez dentro de la organización, le explican a Cole que las teorías conspirativas nacen, crecen y se desarrollan por períodos de tiempo, y que generalmente cada década se identifica por un grupo de ellas. Por ejemplo, en los ’70 la mayoría de las teorías conspirativas giraban alrededor del satanismo, en los ’80 hubo una ola de teorías alrededor del abuso de menores de edad por parte de maestros de escuela (e incluso se establecen conexiones entre ambas corrientes y una forma en la cual esta organización orquestó todo para que se corriera un poco el foco de unas y se posicionara en otras) y en la actualidad, teniendo en cuenta la situación pandémica que vivimos, está todo dado para que los anti-vacunas crezcan un poco. Lograr ese balance entre conspiración y realidad es realmente un trabajo casi artesanal, y parte del entrenamiento de Cole va a venir por ese lado, y el conocimiento de la historia, la verdadera historia, es la columna vertebral del éxito de las misiones futuras. A medida que el comic avance, los lectores se van enterando de la importancia de los calendarios impuestos a la sociedad moderna y cómo los orígenes del Department of Truth se remontan incluso a momentos previos a las expansiones de los imperios romanos. Ciencia, magia, brujería y elementos paranormales y sobrenaturales confluyen en un relato de suspenso y terror que tiene, lamentablemente, un velo de tajante actualidad que lo cubre y lo hace tristemente más exquisito aún, porque queda muy claro a medida que lo vamos leyendo que la humanidad en algunos aspectos sociológicos ha tocado fondo.
El dibujo de esta joyita está a cargo del británico Martin Simmonds, un dibujante que no en vano es comparado una y otra vez con el maestro Bill Sienkiewicz. Yo particularmente creo que, si bien el cotejo es válido, hay una distancia enorme entre el trabajo de uno y el otro. Y eso no quita que el laburo de Simmonds no sea poco menos que magnífico, con toda la carne al asador en la composición de cada página y las paletas de colores adecuadas para cada escena, con los tonos justos para poder desarrollar diálogos muy atractivos a través de monitores de cámaras de seguridad o una conversación al aire libre frente al monumento de Franklin Roosevelt, llegado el caso. Y aún cuando trabaja con paletas obvias para resolver situaciones traumáticas o con una tensión extrema, la narrativa y el diseño de página jamás dejan de ser interesantes y frescos. Y la expresividad de los personajes muchas veces es el foco desde el cual resuelve situaciones de pánico o suspenso, aún cuando este no sea su fuerte.
The Department of Truth (publicada por Image a partir de Septiembre de 2020 y uno de los títulos que le valieron a James Tynion IV el premio Eisner al Mejor Guionista de ese año) es una lectura fresca que explora con bastante cinismo infinidad de teorías conspirativas en pos de los intereses políticos y económicos que hay detrás de determinados bulos de internet. Desde la perspectiva de un comic de terror e intriga política, Tynion IV y Simmonds juegan con el concepto de Fe cristiana y ponen en jaque las creencias de todo aquel que se acerque a la serie. Y las pretensiones de los autores claramente no van más allá de entretenernos y divertirse mucho en el proceso, algo poco común en historias que aborden temáticas políticas, que en su mayoría terminan por mutar hacia un aburrido panfleto ideológico que nadie pidió y a muy pocos les interesa. Por suerte este no es uno de esos casos.