Maldito Mainstream

Hoy The Walking Dead tiene a sus dos autores prendidos fuego en sus respectivos laburos, y eso es una garantía de calidad que pocas series te ofrecen.

The Walking Dead

09/03/2015

| Por Matías Depettris

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WalkingDead1Cuando nos planteamos con el editor (Andrés) presentar una reseña en esta columna sobre el comic mensual The Walking Dead la idea era responder a una pregunta que muchos visitantes del sitio probablemente se hacen porque le han perdido un poco el rastro a una serie que, más allá de la popularidad que alcanzó (producto de, entre otras cosas, una exitosa adaptación de televisión), ya lleva más de una década de existencia y ha alcanzado los para nada despreciables 137 números: ¿vale la pena aún ésta historieta?

En mi caso particular, The Walking Dead, 11 años atrás, significó dos cosas en mi vida: la primera, comenzar a darle un poco más de bola a una editorial que había resignado, producto de la cantidad de bosta infumable que me había entregado a lo largo de la década del ’90; y la segunda, prestarle más atención a un guionista que consideraba un verdulero de la primera hora culpa de algunos comics apenas pasatistas que había publicado en la factoría de Marvel. Evidentemente Robert Kirkman antes de esta serie (e Invincible) no había encontrado todavía un lugar y un espacio donde se sintiera cómodo y pudiera explayarse y expandirse como mejor sabe.

Deduzco que son pocos los que desconocen los avatares del origen de esta serie, por eso voy a ser práctico y conciso en este punto: a principios de este siglo Kirkman y Tony Moore envían a Image un primer comic con temática zombie y el título tentativo de Night of the Living Dead, análogo al film de George Romero de 1968, película que marcó la infancia del guionista, en blanco y negro (adrede, ya que el film homenajeado también está filmado en estos tonos) y con la exigencia de que, en caso de que la editorial aceptara la propuesta, las portadas también fueran bicolores. Jim Valentino, en ese momento editor de Image, le sugirió cambiar el nombre por uno en el cual pudieran establecer un copyright para poder luego explotar el mismo como franquicia, y exigió que al menos las portadas fueran a colores. Kirkman y Moore entonces se pusieron manos a la obra y es así como en el 2003 aparecen los primeros 6 números de esta serie, que si bien al principio no tuvo una venta exagerada –apenas superaba los 7.000 ejemplares, una cifra insuficiente para asegurar su continuidad- fue muy bien recibida por la crítica y pudo sobrevivir incluso a la partida del dibujante original. De hecho, el séptimo número, el primero que dibuja Charlie Adlard, es también el primer comic de esta serie en superar la fastidiosa barrera de los 10.000 ejemplares vendidos.

5150732748_74ee6a1e46The Walking Dead nos narra el despertar del sheriff Rick Grimes en un hospital luego de haber pasado unos días internado, inconsciente, producto del fatídico resultado de un tiroteo, y a través del recorrido que nuestro protagonista va haciendo por las instalaciones del edificio y luego por los exteriores de la ciudad, somos testigos de la situación que al menos ese sector está viviendo: la ausencia de seres vivos y el reemplazo de los mismos por “caminantes”, término que en general utilizarán tiempo después los personajes para referirse a los zombies. Rick tiene una esposa de nombre Lori y un único hijo de 7 años llamado Carl a los que termina por encontrar tiempo después producto del azar, junto con un puñado de personajes que se habían agrupado en una caravana en las afueras de la ciudad de Atlanta, y no pasará mucho hasta que termine siendo el líder de este grupo, y utilice su carisma, su convicción y su capacidad de persuasión para incentivarlos a levantar campamento e ir en busca de un refugio más seguro contra el terrible azote de la plaga que no va a dejar de acosarlos en toda la serie: los fucking zombies. Rick y su grupo, entonces, vagarán durante un tiempo por la ruta en busca de un lugar seguro donde establecerse, y cada tanto la buena fortuna los acompañará otorgándoles un refugio en forma de un poblado abandonado, una granja aislada, una prisión o la supuestamente apacible comunidad Alexandria. Pero tarde o temprano todo termina por desmadrarse y el status quo vuelve a verse modificado con los personajes –o lo que queda de aquellos que no murieron o sufrieron horrendas mutilaciones- huyendo despavoridos hacia la nada misma.

walking-dead-comicLo que Kirkman nos propone con The Walking Dead es explorar un poco la sociología inerte en la humanidad, abriendo el juego hacia nuevos horizontes a partir de un grupo de personas que tienen que establecer nuevas normas de conductas para poder sobrevivir. Los zombies, como sucede también en las buenas películas del género, son una excusa, un marco post-apocalíptico que pone a prueba la capacidad de supervivencia del ser humano en un entorno hostil, y un constante recordatorio de lo frágil que es la vida y de lo jodido que se torna lidiar con la muerte todo el tiempo cuando la tenés ahí enfrente, no solo amenazándote sino también reflejando aquello en lo que te vas a convertir si la palmas. Pero como Kirkman no es ningún boludo, sabe que en una serie mensual abierta como esta tiene la posibilidad que no tuvo nunca jamás ningún realizador de cine, ni siquiera el enorme Romero, y es la de llegar más allá, la de ir hacia donde ningún narrador fue, abordando todos los conflictos posibles en este escenario y ahondando en cada dilema ético o moral que se pueda presentar dadas las circunstancias, y siendo así, no la desperdicia.

De hecho, el escenario en sí, que parece claro desde un principio, también va a sufrir ajustes y tendrá su grado de evolución: cuando en un principio se pensó que el estado había desaparecido completamente ante la crisis y que no existía ningún tipo de organización en las grandes ciudades o comunas para resistir y revertir esta tragedia, terminamos descubriendo que hay centros civiles organizados, y hasta se pueden establecer rutas comerciales entre ellos. No cabe duda, luego de 130 números, de que los zombies son sólo un macguffin instalado para observar el avance evolutivo que tienen cierto número de personajes que es sometido a todo tipo de torturas psicológicas y físicas, pero además es la excusa perfecta para torcer el rumbo de la serie hacia donde se te cante y mantener, así, el interés en la misma. Si la prueba de fuego para Kirkman era el estado de salud que el comic iba a tener al llegar al centenar de números publicados (sobre todo teniendo en cuenta la perturbadora tranquilidad que venía arrastrando una veintena de números previos), la aparición de Negan como antagonista de peso -un tipo de personaje que la serie extrañaba, y que no tenía desde la partida del Gobernador- despejó todo tipo de dudas sobre la capacidad del guionista para seguir sorprendiendo y emocionando luego de más de una década de aventuras. La llegada de este personaje y los conflictos que presentó fue una inyección de savia nueva traída del lazarus pit que permitió replantear muchas constantes y generó reacciones en cadena con consecuencias que, dos años y medio después, todavía estamos degustando.

5-cosas-que-pasan-en-los-comics-de-the-walking-dead-y-queremos-ver-en-la-serie-2En el apartado del arte, luego de 130 números dibujados, nadie puede ya discutir a Charlie Adlard: estos zombies son de él, se los ha adueñado con el sudor del trabajo que supone estar encima de los mismos durante más de una década, pero yo nunca dejo de imaginarme cómo hubieran sido ciertas situaciones puntuales de la mano del amigo Tony Moore, un artista que cuenta con muchos más recursos narrativos que Adlard. Sin embargo, en The Walking Dead tenemos la oportunidad, como pocas veces, de ver a un gran dibujante desarrollarse y evolucionar: si agarras los primeros 20 números de Adlard hoy y los comparás con sus trabajos más actuales, los usás para el asado del domingo. El salto que da -tanto en la anatomía humana y las expresiones como en la narrativa- es enorme, y eso también es un punto a favor del presente de la serie. Hoy The Walking Dead tiene a ambos autores prendidos fuego en sus respectivos laburos, y eso es una garantía de calidad que pocas series regulares te ofrecen.

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