La serie regular de “The Books of Magic” fue lanzada en Mayo de 1994, y fue una de las apuestas fuertes del segundo año del sello Vertigo, en ese entonces. Hay que recordar que la miniserie salió antes de la existencia de Vertigo, y que las ediciones recopilatorias fueron incluídas en forma retroactiva en dicha línea.
El guionista que se haría cargo de escribir la serie durante la mayor parte de la misma, hasta el nº 50, sería John Ney Rieber, que ya había trabajado en la novela gráfica “Tell me, Dark” junto a la editora Karen Berger, publicada previo al comienzo de Vertigo.
El enfoque de Rieber para la nueva serie de “The Books of Magic” estuvo puesto principalmente en el crecimiento de Tim Hunter, como persona y como mago, así como en la búsqueda de sus verdaderos padres, y sus relaciones en general. Ya en la miniserie vimos que Tim vivía con un padre adoptivo, y en el anual Arcana nos dieron a entender que Tim tenía fuertes conexiones con el mundo de Faerie, al cual ya había visitado en la miniserie de Neil Gaiman. También en el anual, durante “The Children’s Crusade”, fue donde conoció a Tamlin, personaje de vital importancia.
En el primer arco, “Bindings” (ataduras), empieza a meterse en el tema de los posibles parentescos de Tim con Tamlin y Titania (la reina de Faerie, a quien conoció en su viaje, acompañado por Rose Walker/ Doctor Occult). También hay una historia de fondo sobre la separación entre el mundo humano (“mundano”) y el de Faerie, que ha hecho que el mundo de Faerie se debilite cada vez más. Para el final del arco, la resolución de ese conflicto (la separación de los mundos) va a ser clave para todo lo que va a venir después, ya que al no existir más la separación, los habitantes de Faerie y de otros mundos mágicos (como Free Country) van a empezar a cruzar al mundo humano con más frecuencia, a la vez que Faerie va a empezar a sanar y recuperar su antigua belleza.
El guionista incorpora de forma muy orgánica elementos ya presentados tanto en la miniserie original, como en “The Children’s Crusade”, les da una continuidad a las historias de sus personajes, las expande, y los integra perfectamente a la narrativa de la serie, a la par que incorpora nuevos personajes que van a poblar la vida del protagonista. Muchas veces, como en el caso de Molly (sin lugar a dudas), los personajes secundarios tienden a ser mucho más interesantes o agradables que Tim mismo.
Molly tiene un rol importantísimo en la serie, tanto para Tim, como para el antagonista, Sir Timothy Hunter, y conquista al lector desde su primera aparición, en el nº 5, una vez finalizado el arco inicial. Es en este mismo número en el que vemos por primera vez a Sir Timothy Hunter, también.
A medida que la serie avanza, a través de los varios arcos, Rieber juega con las posibilidades de Tim, respecto a los caminos que puede seguir, sobre si el destino es realmente inevitable (lo que lo llevaría a convertirse en el villano Sir Timothy Hunter en el futuro) o si puede elegir libremente otro camino. Rieber también retoma algunos elementos introducidos en la miniserie de Gaiman, como el Culto de la Llama Fría (Cult of the Cold Flame), que perseguía a Tim en la miniserie original, y a la que aparentemente, su yo adulto malvado está conectado.
Hay muchos personajes secundarios interesantes creados por Rieber y Gross, que aparecen a lo largo de la serie, cuyas intervenciones pueden parecer descolgadas al principio, pero que luego cumplen algún rol o tarea importante más adelante, en algún arco. Personajes como Barbatos (íntimamente relacionado a Sir Timothy Hunter, sobre el que hay una revelación tremenda al final del nº 5), el ángel Araquel, Khara, Nikki, Gwendolyn, Auberon, y varios más.
Rieber es acompañado durante la mayor parte de su etapa por el dibujante Peter Gross, quien alterna con el dibujante Gary Amaro, a quien entinta, y por Peter Snejbjerg, hasta que queda como artista definitivo de la serie, durante el resto de la etapa de John Ney Rieber, a excepción de algún que otro relleno a cargo de algún dibujante invitado.
Tras la retirada de Rieber, será el propio Peter Gross, quien pasará a hacerse cargo de los guiones de la serie. Su enfoque pasa a estar puesto en el aspecto aventurero, y si bien no llega a ser un comic de superhéroes, sí se lee como un comic de fantasía más convencional, en mi opinión. Desde el comienzo se ve que la intención de Gross es en convertir a Timothy en protagonista totalmente independiente, sin tanto apoyo de parte de los personajes secundarios, especialmente los femeninos, por lo que no tarda en deshacerse de Molly, básicamente desde el comienzo de su etapa al frente del título. Aunque todo eso hace que ambas etapas sean marcadamente distintas, hay algunas similitudes, ya que se repiten algunas fórmulas, sobre todo en cuanto al antagonista. Así como en la etapa anterior el rival era Sir Timothy Hunter, en esta nueva etapa, el enemigo es “el Otro”, una versión alternativa de Tim creada por su subconsciente. De todos modos, Gross se las arregla para de alguna manera conectar con la etapa de Rieber al reintroducir a Barbatos cerca del final de la serie.
La serie termina en el nº 75, con un cierre para la historia con el Otro, Barbatos, y el destino de Timothy, aunque posteriormente la historia de Tim continúa en varias otras series que se siguieron publicando hasta poco antes del cierre de la línea Vertigo. También hubo varias minseries spin-off, que se publicaron en los ´90 y ahondan sobre algunos personajes secundarios, como “The Books of Faerie” (de tres números, publicada en 1997), “The Books of Faerie: Auberon‘s tale” (tres números, de 1998), y “The Books of Faerie; Molly’s story” (4 números, de 1999).
Se pueden encontrar ediciones recopilatorias, pero lamentablemente no llegan a contener toda la serie entera, solo la etapa de Rieber, a lo largo de siete volúmenes que reúnen los primeros 50 números de la serie. También existe un volumen que contiene los nºs 1 al 13, que formaba parte de una iniciativa de pequeños ómnibus que DC había comenzado a publicar, y que luego decidió discontinuar, con lo que muchas series quedaron colgadas y sin terminar de recopilar.
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