El sacudón que Image dio al mercado en los ´90 fue colosal, y se hizo sentir por todas partes. La influencia que ejercieron entonces los “padres fundadores” de Image fue tan grande que todos quisieron subirse al tren del enorme éxito que habían alcanzado, y en muchos casos, incluso dentro de Marvel y DC, las propuestas intentaban emular el estilo noventoso propuesto por ellos, en gran parte con resultados muy pobres.
Destacaron entonces aquellas editoriales que intentaron competir con algo diferente, que se alejara tanto de las propuestas clásicas de Marvel y DC, como del nuevo “estilo Image”, y apostara más por el lado del comic de autor. Dark Horse hizo lo suyo con “Legend”, y Malibu, con su sello “Bravura”, para el cual contribuyeron grandes como Peter David, Howard Chaykin, Jim Starlin, Walter Simonson, Dan Brereton, y otros. “´Breed” fue la contribución de Jim Starlin para Bravura, y aunque conceptualmente tiene algunos altibajos, en general me gusta lo que presenta.

De ´Breed se publicaron dos miniseries de 6 números cada una a través de Bravura, durante los ´90, de las que voy hablar en esta nota. Hubo una tercera, publicada mucho después a través de Image en 2011, que fue lo último que hizo Starlin con el personaje hasta el día de hoy.
Como sea, la primera miniserie de ´Breed sale desde Enero hasta Junio de 1994, y narra el origen, historia familiar, y camino del héroe del protagonista, Raymond Stoner, un excombatiente que descubre que posee un linaje mitad humano mitad demonio, que le da acceso a una transformación que le da el aspecto y poderes de un “breed”, una criatura híbrida mucho más poderosa y perceptiva que un humano normal.

A grandes rasgos, la historia de Raymond es la siguiente: a fines de los ´40, el Capitán Stoner se encontraba al mando de un grupo al que había enviado a investigar hechos violentos y extraños en un pequeño pueblo de Texas. Al llegar, notan sangre, cadáveres mutilados y símbolos rituales en todas partes. El rastro de violencia los lleva al interior de lo que parece ser un bar, donde además de lo visto afuera, había pilas de cráneos y esqueletos colgados en la sala principal, mientras que en una habitación contigua se encontraba una chica en estado catatónico. La chica tiene un hijo, que es luego adoptado por el Capitán, quien lo cría como propio, mientras que su madre es internada en un asilo. Al llegar el muchacho, llamado Raymond, se enlista en el ejército, y durante una misión en Laos durante la guerra de Vietnam, vemos cómo masacra él solo a un escuadrón de vietcongs que lo rodeaban, al transformarse en una criatura demoníaca. Hasta ahí, el origen. A partir de ese momento, Raymond empieza a consumir algún tipo de droga alucinógena, y durante un “viaje” encuentra “elsewhere” (otro lado), una suerte de fortaleza extra-dimensional, que se encuentra en una suerte de intersección entre el mundo humano y el de los demonios, donde conoce a Rachel, una breed mucho más vieja, que decide entrenarlo.

Lo que no me gusta de esa primera miniserie es el uso de algunas ideas bastante trilladas, muy habituales en las historias de camino del héroe, en las que al protagonista le dicen que tiene un destino especial, que es una suerte de elegido (o “pródigo” que es la palabra usada en esta oportunidad), sin dar mucho más contexto a eso. No se explica con claridad (o sea, nada) cuál sería su misión o función como “pródigo”, el por qué su existencia representa una amenaza para otros breeds o incluso los demonios. No hay nada claro, y eso hace que no termines de creerte que el personaje deba realmente asumir ese rol, y hasta se llega a sentir como un delirio de Rachel, más que nada. Los últimos dos número están llenos de peleas y sangre, muy entretenidas, pero sin dar ninguna respuesta. Queda todo en el aire. Algunas cosas que hace el protagonista en un par de ocasiones, tampoco tienen mucho sentido. Tampoco me gustaron mucho algunos diálogos. No me cierra mucho que los personajes hablen como personas de los ´90, cuando la serie está ambientada en los ´70, o que el protagonista tenga una actitud tan informal, siendo un ex militar. A veces el exceso de coloquialismo atenta contra la naturaleza del personaje, y contrariamente a facilitar la lectura, termina por resultar molesto. Este es uno de esos casos en los que me hubiera gustado que el personaje fuera más formal y no cayera tanto en los típicos diálogos comiqueros al estilo de Spider-Man.

Rescato el diseño del personaje principal en su aspecto de ´Breed, me parece un gran acierto. La narrativa visual, que Starlin maneja muy bien, y su habilidad para crear imágenes icónicas con su personaje nuevo, que se ven más que adecuadas y se integran naturalmente a la acción, hacen pensar que le puso mucho empeño al desarrollo visual del personaje y la manera de presentarlo. Además, las peleas son lo suficientemente entretenidas para que el comic te enganche aunque sea por ese lado. Starlin maneja muy bien la acción.
La segunda miniserie se publicó pocos meses después, desde Noviembre de 1994, hasta Abril de 1995, y retoma la historia pocos años después de los hechos de la primera. Raymond estuvo recluído durante tres años en un monasterio, para refinar sus habilidades en artes marciales, y aprender técnicas para dominar a su “demonio interior”, esto último sin éxito. A poco de dejar el monasterio, se enfrenta a un grupo de breeds, a los que vence sin dificultades. A partir de ahí, comienza a ofrecer sus servicios a varios grupos de rebeldes y guerrilleros en varios países de Centroamérica y Sudamérica, lo que llama la atención no sólo de los demonios y breeds que ya lo perseguían, sino también de los políticos y agencias que tienen intereses puestos en esos conflictos, por lo que ponen precio a su cabeza.

Como premisa, ese primer número estaba muy bien en cuanto a lo que anticipaba, pero lamentablemente, Starlin se enfocó en solo uno de los problemas planteados, el de los Breeds y la búsqueda personal del protagonista. Así, deja completamente de lado el rol de su padre y la persecución de parte del gobierno americano, que nunca se ve en la página, realmente. Lo que llevó a que la historia se sintiera despojada y simplificada, al no explorarse elementos que prometía incluir, y que jamás desarrolló. Nuevamente, lo que terminó de alguna manera si bien no por salvar, pero al menos por darle algún tipo de interés al comic, fue la parte gráfica y la acción.
La miniserie termina en cliffhanger, con un montón de subplots sin resolver y preguntas que quedan colgando, y que se resolverían recién en la tercera miniserie, publicada mucho después de los ´90s, en 2011, con lo que la serie tardó mucho en llegar a una resolución satisfactoria. Durante mucho tiempo, se sintió como un trabajo fallido de Starlin. Afortunadamente, pudo llegar a tener un final adecuado, y dar mucho más desarrollo y contexto a un montón de planteos que en las miniseries originales habían quedado en la nada. Por supuesto, para cuando se publicó la tercera parte, ya hacía mucho que Malibu y Bravura habían dejado de existir, y su publicación corrió a cargo de Image.

Image publicó en 2011 los tres TPBs existentes, que recopilan cada una de las miniseries: “´Breed: the book of Genesis” que trae la primera, “´Breed: the book of Ecclesiastes”, que trae la segunda, y la última recopilada en “´Breed: the book of Revelations”.
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