Frank Miller saltó a la fama en parte gracias a su clásica y siempre recordada etapa ochentosa en Daredevil. Su estatus de estrella en ascenso por ese entonces, le abrió las puertas para permitirse experimentar con nuevos géneros y estilos, e incluso hasta fue elegido por DC Comics para relanzar a Batman tras la “Crisis on Infinite Earths”, de lo cual salieron dos de las obras más prestigiosas y premiadas del detective encapuchado.
Para cuando se aproximaban los ´90, el estatus de Miller en el ámbito comiquero era indiscutible, y en algún punto lo asaltó nuevamente el deseo de volver a Marvel a trabajar en el personaje que lo lanzó a la fama en un principio. Miller se había quedado con cosas para decir sobre Elektra, y Daredevil, y en los ´90 realizaría un par de obras, ambas muy buenas, en las que volvería a abordar a cada uno de ellos.
La primera, “Elektra Lives Again”, publicada en 1990, escrita e ilustrada por Frank Miller, con la asistencia en los colores de Lynn Varley, es un viaje por la psiquis de Matt Murdock, que sigue luchando con el dolor por la muerte de Elektra a manos de Bullseye, mientras que se entretejen varios acontecimientos de los que tanto él, como Elektra, Bullseye, y The Hand serán los personajes centrales, en una carrera contra el tiempo obsesiva y caótica, pero visualmente hermosa, donde Miller se luce tanto en la historia como en lo artístico, con toques realmente brillantes. A veces pienso que a Miller no se le da suficiente crédito como dibujante, y en lo personal, pienso que a lo largo de su carrera rompió tantos moldes en lo artístico como en lo hizo en la forma de escribir sus historias. Visto ahora, puede no resultar tan impresionante, pero hay que recordar que esto se publicó en 1990, y en una obra de tan pocas páginas, Miller logra innovar mucho.
La segunda, “Daredevil The Man Without Fear”, saldría entre fines de 1993 y principios de 1994, en medio de la furia especulativa, en plena época de Reign of the Supermen, Knightfall, y cuando Image tenía apenas uno o dos años de existencia. Más o menos por esta misma época se publicaba también “Sin City: A dame to kill for” en Dark Horse, y posteriormente a esto vendría “Martha Wasington goes to war”, como para ubicarnos en el momento creativo de Miller.
“The Man without fear” es un replanteo del origen de Daredevil, de la mano de Miller, con la colaboración en los lápices del por entonces ya consagrado John Romita Jr, quien venía de su recordado paso por Daredevil junto a la guionista Ann Nocenti. Junto con él, el mítico Al Williamson volvía a encargarse de entintarlo, y aunque visualmente me sigue gustando mucho más “Elektra Lives Again”, la colaboración artística entre Romita Jr y Williamson es muy fuerte y logra excelentes resultados.
En esta nueva versión del origen, Miller encuentra la forma de conciliar todas las versiones anteriores en una que abarca todos los elementos de cada una, y logra establecer una versión integradora, para darle a Matt Murdock un origen al que se suman de alguna forma varios de los aportes creados por él en su paso por el título mensual a principios de la década anterior. Stick, The Hand, The Chaste (la orden de artistas marciales que lidera Stick, y que se opone a The Hand), así como la rivalidad entre Daredevil y Kingpin, que en manos de Miller adquirió nuevas dimensiones, y elevó a ambos personajes en el panteón del Universo Marvel.
A lo largo de los cinco números de la miniserie, Miller recorre no solo el origen del personaje titular, sino también el de cada uno de los personajes y episodios claves de su etapa ochentosa, para establecer retroactivamente todos esos elementos en los cimientos que llevaron a Matt Murdock a construirse como Daredevil. Consciente del formato en el que trabaja, Miller encara su labor de forma episódica, pero a un buen ritmo, para darle a cada acontecimiento importante el contexto necesario para brillar en cada número, y presentar cada situación con la fuerza dramática necesaria para que incluso los lectores de toda la vida sientan la emoción de leer por primera vez la historia que ya conocen de hace años.
John Romita Jr. tenía 35 años de edad cuando se encargó de los lápices de esta obra, y estaba en uno de sus mejores momentos artísticos. La miniserie se ve hermosa de principio a fin, desde la primera página del primer número, hasta la última página del número 5. No solo está increíblemente bien ilustrada, sino que la narrativa visual de una página a otra es excelente.
Pasaron más de veinticinco años desde que se publicó esta historia, pero sigue siendo al momento en que escribo esta nota, un punto de partida excelente para el que quiera leer una versión moderna del origen de Daredevil. Al día de hoy, sigo convencido de que es una de las historias de origen mejor logradas, y en parte se debe a que la misma se siente totalmente atemporal. Es una historia que podría ser actual en cualquier momento que la leas.
Al igual que el resto de lo que hizo Miller con Daredevil, esta miniserie se recopiló en varios formatos, en varias ocasiones. Incluso existe un “Collector’s pack”, que consiste en una caja con ventana, que trae los cinco números sueltos, ideal para los coleccionistas que prefieren ese formato. También hay varias ediciones (softcover, haardcover, deluxe) de Elektra Lives Again.
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