¡Que Vuelvan los '90!

En 1990, Dwayne McDuffie y Gregory Wright imaginaron a una nueva versión del cyborg antihéroe, en sintonía con los nuevos tiempos.

Deathlok

12/02/2021

| Por Alejandro Caracciolo

2 comentarios

51viXlT4E+L._SX326_BO1,204,203,200_Creado en 1974 por Doug Moench y Rich Buckler, Deathlok fue parte de la camada setentosa de antihéroes de la época, a la par de Wolverine, Punisher, Ghost Rider, y tantos personajes que dejaron una inconfundible marca como productos de un tiempo muy distinto a los ´70, más cínico, más marcado por la desconfianza cada vez más creciente de la juventud americana hacia un gobierno patentemente corrupto, tras escándalos como Watergate, y las frecuentes protestas sociales. Este clima motivó la creación de personajes que encarnaban un modelo heroico menos restringido por las normas, más violento, llevado a los extremos por un sistema en el que ya no podía confiar.

En los ´80 se sigue construyendo sobre la base de este modelo de antihéroes, principalmente en la escena independiente, en obras como “Scout” de John Ostrander y Timothy Truman, o “American Flagg” de Howard Chaykin, entre otras, pero DC y Marvel se abocan nuevamente a un heroismo clásico, hasta que recién a mediados de la década, con obras como Watchmen, y The Dark Knight Returns comienzan de alguna forma a incorporar elementos de los antihéroes dentro la operativa de sus personajes clásicos. Sin embargo, el alcance de la influencia de estas obras en el mainstream del comic de EEUU se vería de lleno en la década siguiente, y es entonces que surge un revival de Deathlok, junto a varios personajes más, que dominaron el mercado a partir de entonces, y durante la mayor parte de los ´90.

Deathlok 4Precisamente, y en lo que me voy a enfocar en esta nota, lo mejor de Deathlok en los ´90 fue la miniserie de cuatro números publicada en 1990, de la mano de los escritores Dwayne McDuffie y Gregory Wright, junto a los dibujantes Jackson Guice (números 1 y 2) y Denys Cowan (números 3 y 4), donde se reformula al personaje desde la base y se nos presenta a un Deathlok que sólo se parece al original en apariencia, pero es totalmente nuevo en cuanto a su identidad, valores y características personales.

Vale hacer un paréntesis para aclarar que previo a la miniserie, hay un número de Marvel Comics Presents, el 62, que trae una historia corta de 8 páginas que sirvió como una suerte de set-up, o prólogo a la miniserie, y que se puede leer para tener un poco más de contexto respecto de los diálogos entre varios personajes, pero no es totalmente necesaria la lectura de esto de todos modos. Ya por el diálogo mismo, se puede deducir lo que ocurrió en esa historia corta.

Una vez dentro de la miniserie (que es lo que realmente vale la pena leer), conocemos desde el comienzo al nuevo protagonista, Michael Collins, uno de esos tipos tan agradables, con una vida relativamente resuelta, una familia y un trabajo muy bien pago, que es básicamente una página en blanco para que los guionistas le puedan arruinar la vida de la forma más entretenida posible, y efectivamente, lo logran a la perfección.

c4a8e4c275958f63d7b09ebd8b8f726d._SX1280_QL80_TTD_

Resulta que el buen Collins, un ingeniero informático que trabaja para la empresa Cybertek, descubre un día que sin saberlo formaba parte de un proyecto que se dedicaba a desarrollar armamento muy sofisticado, y que el proyecto más costoso y ambicioso de la empresa era el del desarrollo del cyborg Deathlok, una máquina de matar con forma humana que requería de “donantes” más bien involuntarios para poder realizarse. Así que cuando Collins le informa a su jefe, el inescrupuloso Harlan Ryker, lo que había descubierto, Ryker le dispara por la espalda, y convierte al querido Collins en el nuevo donante.

A partir de ahí empieza a desentrañarse toda la maraña de chanchullos de Cybertek, a la vez que Deathlok se ve envuelto en la trama de espionaje industrial en la que también se meten Nick Fury y S.H.I.E.L.D, quienes tienen su propio interés por recibir los servicios del cyborg superpoderoso protagonista. Todo esto, a la par de todas las idas y vueltas del nuevo Deathlok para poder recuperar su vida, librarse de la influencia de Cybertek, y de paso, que no lo maten antes. En muchos aspectos, se podría decir que Deathlok, se siente como el “Robocop” de Marvel, ya que aún sin ser policía, tiene muchos elementos en común con el clásico de acción de 1987, donde también veíamos a un padre de familia convertido por una corporación en un cyborg justiciero.

e25378a44c866fc1d1cf11cae7920d9f._SX1280_QL80_TTD_La miniserie se publicó entre Julio y Octubre de 1990 en formato prestige, y como tuvo éxito, dio paso al poco tiempo a la publicación de una serie mensual que tuvo un total de 34 números y dos anuales. Aunque era co-escrita por los mismo guionistas de la miniserie, la serie mensual no logró mantener la calidad de aquella porque no lograron darle una dirección clara al título, y cada guionista se enfocaba en aspectos diferentes, sin lograr nunca darle un desarrollo personal al protagonista para mantener la atención del lector, lo que se agravaba por la compulsión de Gregory Wright de meter constantemente personajes invitados. Consejo de amigo: si quieren probar con Deathlok, lean la miniserie, e ignoren por completo la serie mensual.

Un año después de publicada la miniserie, y poco antes del lanzamiento de la serie mensual, se publicó una reimpresión en formato standard (o sea, no prestige) de la misma, y existe también una edición recopilatoria en tapa dura publicada en 2012, bajo el título “Deathlok: The Living Nightmare of Michael Collins”.

Compartir:

Etiquetas: , ,

Dejanos tus comentarios:

2 comentarios