Epic es un sello editorial que si bien tuvo su época dorada durante los ´80, también logró sacar varias obras realmente gloriosas durante la década del ´90, y voy a aprovechar esta oportunidad para hablar de una miniserie de la que hoy en día no se habla mucho, pero que fue una propuesta muy interesante en el momento de su publicación.
“The Last American” es una miniserie de cuatro números co-escrita por la clásica dupla de Alan Grant y John Wagner (frecuentes colaboradores en Judge Dredd, Lobo, Detective Comics, entre otras), y con dibujo de Mike McMahon, un artista británico que ofrecía un enfoque visual bastante diferente a lo habitual en los comics del mercado estadounidense de aquella época. Es muy oscuro, con sombras marcadas, muy geométrico, y el color logra transmitir la sensación opresiva de un mundo desolado, lleno de smog, escombros y cadáveres.
El comic narra la historia del Capitán Ulysses Pilgrim, quien durante los ´80 fuera elegido por el propio presidente de los Estados Unidos, (que no se ve como Ronald Reagan, pero sin duda está basado en él) para ser el único sobreviviente de la raza humana, previendo el desenlace que se avecinaba como consecuencia de la guerra nuclear que por entonces había estallado.
Pilgrim sería criogenizado, y programado para despertar veinte años después por orden del Presidente, quien lo habría elegido para ser el último americano, bajo el título de “Apocalypse Commander”. Ahora Pilgrim reaparece en el mundo post-nuclear para embarcarse en una última e inútil misión en busca de sobrevivientes del holocausto y “luchar contra el enemigo”, en un país completamente arrasado, donde no queda nada en pie. Sus únicos compañeros son tres robots, encargados de proteger al único humano vivo.
“The Last American” explora de manera inteligente, y con un dibujo que acompaña, expone, e intensifica la inutilidad de la guerra en todos sus niveles. Grant y Wagner hablan de la manipulación política y mediática, orientada a inculcar un sentimiento de odio ciego al enemigo para justificar lo injustificable, de la guerra, y el uso de cualquier medio para triunfar, aunque ello implique la destrucción masiva, incluso al extremo de decidir no detenerse previendo esas consecuencias, que es lo que deja entrever el recuerdo de Pilgrim de su diálogo con el Presidente.
Esto sirve como entrada para meternos de lleno en la mente de Pilgrim, un hombre que sabe que está solo pero que se aferra a la esperanza y se niega a rendirse en su búsqueda, más por miedo a asumir la culpa que siente por saber lo que se venía cuando aceptó ser el último hombre vivo (en lugar de morir junto al resto, incluyendo a su familia), que por un convencimiento real de que pueda existir otra persona en el mundo.
A través de sus recuerdos y fantasías vemos expuestos los sentimientos e ideas que le fueron adoctrinados, pero que para él son tan reales como sus vivencias diarias, y que de alguna forma, consiguen darle el apoyo emocional necesario para enfrentar el día a día. Pilgrim se aferra al sentimiento patriótico, al orgullo de ser un soldado americano, al recuerdo de la cultura bajo la cual creció y que se niega a aceptar que haya desaparecido, y todo esto lo empuja a seguir buscando. En cada episodio, Pilgrim explora nuevos recuerdos, y encuentra nuevas pistas que parecen indicarle que puedan haber otras personas, para terminar chocando nuevamente con la terrible realidad de que realmente, no queda nadie.
Por su parte, los robots que lo acompañan, de nombres Able, Baker, y Charlie, cumplen un rol de peso en la historia sobre el último humano vivo, y a pesar de los esfuerzos que realizan para emular comportamientos humanos, Pilgrim nunca empatiza realmente con ellos. Lo que realmente parecen lograr los robots es acentuar la total incapacidad del protagonista para aceptar la realidad desolada en la que se despertó, y el hecho de vivir encerrado en una visión de un mundo que ya no existe.
Es importante entender una cosa al leer éste comic: “The Last American” se publicó entre Diciembre de 1990 y Marzo de 1991, poco después de caído el muro de Berlín y de finalizada la Guerra Fría. La sensación constante de miedo por el día en el que las dos grandes superpotencias de entonces fueran a la guerra nuclear, y decidieran tocar un botón y destruir al mundo, seguía siendo palpable, aún motivaba la realización de muchas obras en todos los ámbitos artísticos y daba mucho tema para explorar todo tipo de ideas sobre cómo sería un mundo post-apocalíptico, si atravesáramos un holocausto nuclear. Obras como “Mad Max”, “Judge Dredd”, e incluso “Watchmen”, están empapadas de ese miedo palpable que se sentía constantemente, inculcado por los gobiernos y los medios masivos de comunicación. “The Last American” también está evidentemente motivada por todo eso, y logra llegar más lejos aún que la mayoría de la obras post apocalípticas conocidas, con la idea de seguir adelante cuando te toca ser el último ser humano vivo.
Hay dos ediciones en TPB, una de 2004, publicado por com.x, y una mucho más nueva, de 2017, por Rebellion. De todos modos, en varias plataformas de internet se puede conseguir la miniserie original, a buen precio.
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