Conan, El Niño del Futuro, fue la primera serie de TV íntegramente dirigida por Hayao Miyazaki, allá por 1978. Veamos cómo le fue.
Julio de 2008. La humanidad se ha enfrentado con la amenaza de la extinción. Una arma ultra-magnética, aún más devastadora que cualquier arma nuclear conocida, ha destruido la mitad del mundo en un simple instante. La corteza terrestre fue golpeada por movimientos masivos, la Tierra fue corrida de su eje, y los cinco continentes fueron completamente destruidos y hundidos en lo profundo del mar…
El intento de un número de personas de liberarse hacia el espacio exterior ha fallado. Sus naves espaciales fueron forzaran a regresar a la Tierra y desaparecidas junto a sus destrozadas esperanzas.
Pero una de las naves espaciales que difícilmente escapó de la destrucción y se estrelló en una pequeña isla que milagrosamente sobrevivió a la devastación. Los miembros de la tripulación se asentaron allí, como si fueran semillas sembradas en la isla. Luego de años, un niño nació. Él era una nueva vida en el desierto, un rayo de luz en la oscuridad de la aniquilada Tierra…
Así empieza la novela de Alexander Key (1904-1979) aparecida en 1970 y titulada The Incredible Tide, en la cual luego se basaría Conan, El Niño del Futuro. Pero para adaptar este libro, Hayao Miyazaki solicitaba completa libertad para cambiar la historia como a él le pareciera. De esta forma la novela original dista bastante de lo visto en la serie de TV, aunque sus personajes principales, con algunos cambios de nombre, y argumento básico sean iguales.
Ni Conan, ni Jimsy poseen fuerza sobre humana, y de hecho Jimsy ni siquiera es amigo de Conan, sino de Lana. Conan no es el descendiente de los viajes espaciales, como se ve en la serie, sino que es un sobreviviente al «Cambio», que lo separó de Lana, Briac Roa y todos sus amigos. El gran final de la serie, con Lefka despegando en el Gigantor para destruir High Harbour, no existe, de hecho lo más avanzado que funciona son unos helicópteros y un par de barcos de Industria.
El 4 de Abril de 1978 se estrena en la televisión japonesa, a través de la señal NHK, Mirai No Shonen Conan, nombre original de Conan, el Niño del Futuro. Durante sus 26 episodios emitidos hasta el 31 de Octubre de ese mismo año, produjo un éxito sin precedente al destronar a la serie nº1 del momento (Battle Spaceship Yamato de Leiji Matsumoto), y por estar al aire en el canal NHK, famoso por no poner animación en sus pantallas.
La serie, levemente basada en la novela de Alexander Key, estaba realizada casi íntegramente por un director que incursionaba por primera vez en este formato: Hayao Miyazaki. El actual veterano director ya había dirigido una película de animación como Lupin III: El Castillo de Cagliostro (Rupan Sansei: Kariosutoro no Shiro, 1979), basada en la creación de Monkey Punch, pero nunca había dirigido una serie para televisión. El director se encargó, nada más ni nada menos, de realizar el guión, los storyboards, el diseño de personajes, de mecánica y de escena, además del rol de director, en una hazaña nunca antes vista.
Al poder adaptar la novela con total libertad, Miyazaki introdujo en su versión de Conan muchos de los elementos que luego serían su sello propio, como protagonistas juveniles, escenas aéreas, persecuciones, villanos que se vuelven héroes y temas ambientales entre otros. Elementos que luego se verían reflejados en la primera película realizada bajo su dirección en Studio Ghibli, Castillo en el Cielo (Tenku No Shiro Rapyuta, 1986). De hecho, muchos dicen que Conan y Lana son los prototipos de Pazu y Sheeta, los protagonistas de Castillo en el Cielo.
La serie fue producida por Zuiyo Co. Ltd., actualmente Nippon Animation Co. Ltd., para la cual Hayao Miyazaki e Isao Takahata ya habían trabajado para el Sekai Meisaku Gekijou (World Masterpiece Theater), realizando series como Heidi, La Niña de los Alpes (Arupusu No Shojo Heidi, 1974) y Marco, 3000 Millas en Busca de Mamá (Haha wo Tazunete Sanzenri, 1976).
Par realizar Conan, Miyazaki contó la ayuda de su gran amigo Isao Takahata, que realizo los storyboards de algunos capítulos y dirigió otros junto a Keiji Hayakawa, para suavizar la labor del director. Miyazaki además recibió ayuda en otros campos, como los guiones, a los que se sumaron Kenshou Nakano y Souji Yoshikawa. Por supuesto que esta serie necesitaba una gran producción, por ser la primera de NHK, que corrió por cuenta de Kouichi Motohashi y Junzou Nakajima.
La música estuvo a cargo de Shinichiro Ikebe, que realiza una labor fundamental para la serie, junto Teru Kataoka, escritor de las canciones y los intérpretes Naozumi Kamata y Yuuko Yamaji. Además estuvieron Hidemi Maeda en la supervisión de animación y Michiyo Yasuda y Katsuji Misawa, en el diseño de color y en fotografía respectivamente.
Las voces no fueron descuidadas, ya que son los actores los que dan un gran carisma y drama a la serie. Así nos encontramos a Noriko Ohara y Mieko Shinozawa para los roles de Conan y Lana, y no es raro en las series japonesas que sea una mujer la que pone la voz de un joven protagonista masculino. Jimsy, Mosley y Dyce fueron interpretados magistralmente por Kazuyo Aoki, Rihoko Yoshida y Ichirou Nagai, mientras que en la voz del malvado Lepka estaba Iemasa Kayumi. Un gran actor que cabe destacar es Masato Yamauchi, que realizó la voz de dos personajes para toda la serie, el Dr. Rao, abuelo de Lana, oculto bajo el nombre de Patch y el abuelo de Conan, asesinado por los hombres de Industria en el primer capítulo de la serie.
Conan, El Niño del Futuro tuvo su versión cinematográfica. Pero tal como ya habían hecho con Heidi y Marco, los 26 episodios de la serie de TV de Conan fueron re-editados para formar una película de dos Horas de duración. El producto final no resulto demasiado consistente, ni siquiera para Isao Takahata, que estuvo a cargo de la adaptación.
La historia de Conan era demasiada compleja para ser condensada en tan sólo dos horas, por eso es que en la edición se pierden gran parte del contenido, el dramatismo y la motivación. De hecho, gran parte de la historia fue descartada para adaptación. Entre este porcentaje dejado afuera se encuentra el gran final realizado por Miyazaki para serie de TV. El Gigantor, la arma definitiva de Industria, nunca despega y tampoco Conan, junto a Lana, vuelve a su isla natal.
Por supuesto que esta adaptación tuvo gran aceptación en su país de origen, arrastrada por el gran éxito que tuvo la serie de televisión. Pero el resultado es una adaptación de un actual clásico que deja mucho que desear.