¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

NOTAS

El fan service

Nos llenamos la boca con el #niunamenos, vamos a marchas de orgullo, pero ¿por casa cómo andamos?
|
Martes 24 de noviembre, 2015

Pasen y vean…

El fan service debería desaparecer.
A ver, antes de que me salten al cuello con un tema de definición, voy a aclarar esto muy bien. Cuando hablo de fan service, hablo de esos innecesarios primeros planos de mujeres (o incluso, niñas) desproporcionadamente voluptuosas, o bultos masculinos extremadamente marcados que vemos en el animé/manga/comic, etc. No hablo del fan service del estilo “vamos a poner mucho a Logan en todas las películas de X-Men porque los nerds pagan más por eso” o “vamos a hacer referencias a los comics originales para que se mojen los fans”. Eso está bien (o no, en mi opinión, con el exceso de Wolverine), y no es de lo que estoy hablando.
Hablo del sexismo, de la objetivación, de perpetuar este mito de que el valor de un individuo (incluso si es ficcional) aumenta cuanto más sexualizado está. Por supuesto, la discriminación no nace acá, pero no hay ninguna necesidad de promoverlo. Por lo tanto, considero que no debería existir.

Una cuando salta para esquivar balas,
naturalemente pela cachas, no?

Ahora bien, cuando digo que no debería existir, por supuesto que no hablo del hentai, o de la historieta erótica o pornográfica. No, ahí estás yendo a buscarlo, no te lo están encajando en la cara cuando estás tratando de ver cualquier otra cosa. Si querés porno, sé feliz. Pero si querés contenido, 150
de tetas con 45cm de cintura no son exactamente los mejores arcos argumentales que he visto.
Ahora bien, el problema es más complejo que solo el mostrar a mujeres como un par de tetas o a hombres como un buen culo. El problema también pasa por la comparación. ¿Te muestran a una mina súper voluptuosa? Te garantizo que, o bien va a estar en contraste con una tabla de planchar bastante celosa, o bien va a estar con otra igual a ella saltando para que rebote todo, o bien va a aparecer contrastada con un hombre que, bien a lo dibujito animado, se le salen los ojos de las cuencas. Y, por supuesto, damos por sabidos los comentarios desubicados subsiguientes.
¿Soy la única que ve el problema acá?
Yo fui modelo, y sé lo que es que sobre-sexualicen mi cuerpo. Sinceramente todas estas situaciones en la vida real son muy incómodas. No se genera el típico rubor en líneas rosadas que solemos ver en las mejillas del foco de nuestra atención, al contrario. Te dan ganas de esconderte, o de decirle de todo a tu interlocutor para cortar la situación. Y, corríjanme si me equivoco, pero conocí más de un hombre que opina que no es lo más cómodo del mundo que un desconocido te mire fijamente la entrepierna.

Namor, siempre en cuero y marcando bulto.

No puedo ser la única que preferiría que la observen como un ser humano, en vez de como un buen culo y piernas largas. Tengo personalidad, inteligencia, aspiraciones. Y aunque a todos en ciertos momentos nos gusta que nos demuestren nuestro atractivo, me gustaría que sea con las personas que yo elijo, en el ambiente que yo decido, con todas las partes queriendo que suceda.
Una de las mayores defensas de este tipo de fan service es que, en el mundo real, las mujeres también son voluptuosas, los hombres también están buenos, la gente tiene una vida sexual y no hay nada de malo en sentirse atraído por extraños. Y, a ver, esto es cierto, por supuesto. Pero no hay ninguna razón que el autor cosifique a alguien, sin ninguna dimensión más que el dinero que le reditúa
vender este tipo de imágenes.
La ficción no está ahí para ser un espejo de la realidad, está ahí para transmitir un mensaje. Poner cualquier cosa sólo porque puede llegar a pasar en la vida real, no tiene sentido. Cualquier buen escritor siempre va a preferir decir algo que tenga un significado, en vez de decir “mirá, esto es algo que pasa en la vida, cómo te gustaría que pasara en la tuya, no?”. Entonces, nos llenamos la boca con el #niunamenos, vamos a marchas de orgullo, protestamos por las condiciones laborales de las prostitutas, pero ¿por casa cómo andamos? Cuando un personaje toca a otro sin esperar su consentimiento, y la víctima permite el abuso, esto nos dice que podríamos hacer lo mismo.

Seguro se podía narrar lo mismo
sin recurrir a ese plano tan grotesco.

La falta de coherencia es asombrosa.
Vale aclarar que tampoco pretendo que todos los personajes sean planos con ropa hecha de bolsas de papas. Sólo me gustaría que, si un personaje es sexy, tenga sentido con su historia. Si hay una escena sexual, que sea consentida por ambas partes. Que si un personaje muestra las tetas, sea porque lo eligió, y no porque, oh casualidad, se le cayó un balde de agua en la remera blanca y no tenía corpiño. Si vamos a erotizar, eroticemos como se supone que lo deberíamos hacer. Con alguien que quiere que lo miremos.