Bienvenidos a la sección en la que diseccionamos el maravilloso mundo de las historias cortas, desde anuales y especiales bizarros hasta clásicos y gemas de culto. Bienvenidos al verdadero Triángulo de las Bermudas de la historieta, donde conviven Larry Hama, Enrique Breccia, Keiko Takemiya y Dylan Dog.
A partir este momento, la columna es poseída por un demonio del más allá que rompe la barrera de la metaficción y ahora se llama Dimensión Final. Bienvenidos a la sección en la que diseccionamos el maravilloso y triste cierre de series regulares. ¿Qué fue lo que pasó en ese último número o qué motivos llevaron a la cancelación del título?
El fin de la era Krakoa
La Era Krakoa es como denominamos el cambio por completo de todos los títulos mutantes de Marvel gracias a dos miniseries llamadas House of X y Powers of X de Jonathan Hickman, Pepe Larraz y R. B. Silva. En ambos títulos muchos mutantes pasan a vivir en una isla que se transforma en una especie de país y viven el sueño de estar apartados de la humanidad. Esa es apenas la premisa de algo más complejo que se transformó en una dictadura temporal. Durante casi cinco años, todas las revistas relacionadas a X-Men estaban condicionadas por todos los conceptos que se manejaban en las revistas importantes y sus consecuencias. Lamentablemente el cambio de coordinadores en Marvel afectó a esto y trajo las consecuencias de que Tom Brevoort (coordinador de Avengers y otros personajes) sea el nuevo encargado los hijos del átomo, ya que van a ser los nuevos protagonistas del cine y querían que vuelva la X-menmanía y hubiera un relanzamiento de todos los personajes. Así es como en pocos meses, todas las historietas vinculadas a la letra X pasan a cerrar tramas, cancelarse o transformarse en miniseries.
La colección Immortal X-Men duró 18 números y la escribió Kieron Gillen. Casi todos los dibujó Lucas Werneck, excepto por algunos hechos por Michele Bandini y los últimos dos que los hace nada menos que Juan José Ryp. Luego Gillen hizo dos miniseries claves que continúan todo lo establecido en esta serie que son X-Men Forever (con Luca Maresca) y Rise of the Powers of X (con R. B. Silva y Luciano Vecchio). Immortal X-Men es un título que sería lo más cercano a una serie regular sobre Mister Sinister, sus clones y sus planes para la utopía y dictadura en la isla de Krakoa.
Post-Hickmanismo
Kieron Gillen para mí fue el guionista más delirante de la era Krakoa. El que redefinió al personaje de Sinister con sus planes, transformaciones (recordemos que se transforma en un kaiju gigantesco y pelea contra un gusano digno de la novela de Dune), clones, y hasta le hizo un evento con múltiples líneas temporales y un futuro digno de canción de los Redonditos de Ricota. Gillen además se la jugó con el giro de la inteligencia artificial como quinta versión de Sinister y toda la explicación detrás del concepto de dominio y la entidad de Enigma. Ademas escribió muy bien a personajes como Destiny, Mystique y sobre el final de su era, a Jean Grey.
La unión de Gillen con Simon Spurrier y Al Ewing fue lo que más se destacó en la etapa Krakoa y lo que trajo una especie de nueva edad de oro a los mutantes. Las revistas escritas por estos tres guionistas trajeron un montón de ideas después de la partida de Hickman para continuar la utopía y a la misma vez dictadura. Las dos miniseries de Hickman en X-Men, su serie regular y el evento con el que se despidió de la serie (Inferno) ya están aceptadas, valoradas y en algunos casos ya son un clásico moderno dentro de la editorial. Sin embargo, Gillen, Spurrier y Ewing no tuvieron esa suerte, pero sí la de contestarle a la era Hickman con historias novedosas, tramas complejas y una vigencia actual que los deja bien parados. Todavía no existe el ajuste de cuentas contra estos tres guionistas y tampoco parece que vaya a suceder en los próximos años.
Claremontismo y metaficción
El nº 18 (publicado en Diciembre de 2023) es un número extraño que tiene de protagonista a Mother Righteous (Rebecca Essex), Jean Grey, Charles Xavier y Sinister. La trama de Righteous y Jean Grey adentro del White Hot Room (es una especie de reino donde convive Phoenix, sus huéspedes y la vida futura) son lo mejor de la revista. Gillen retoma la vieja historia corta de Chris Claremont y Mike Collins para X-Men Classics nº34 y pone en continuidad al arquitecto y todo ese espacio para esta vez colocar a Rebecca en el centro de la aventura. Ya no importan las charlas de la vida y la muerte o las reflexiones de Jean Grey: ahora todo se trata de que Rebecca Esssex pueda reescribir la línea temporal hasta tal punto de que se transforma en la huésped del fin de los tiempos de la era Siniestro (Dominion). La idea es que sus pensamientos también funcionan como un motor de meta-narrativa y esto está escrito en sangre en una hoja para romper la cuarta pared de la ficción. Lamentablemente Rebecca no consigue su objetivo y la inteligencia artificial de Sinister se le adelanta, la mata en la realidad de meta-narrativa sobre una página escrita en sangre y ella queda atrapada con otros mutantes en ese lugar.
¿Qué pasaría si Moebius dibujara Hellraiser?
La respuesta es Ryp. Ryp es un dibujante descomunal que parece haber salido de una especie de huevo del infierno que estaba conectado a las peores pesadillas de Moebius. Un autor que entendió la línea del maestro francés y que la llevó hasta el más allá del terror. Un dibujante que parece haberse pasado a todos los jefes de Puño de la Estrella del Norte y haber redefinido sus páginas con más detalles y planificaciones desorbitantes. Este último número de Immortal X-Men es una delicia inexplicable con metanarrativa, donde Mother Righteous hace un ritual con un cuchillo que parece como si David Cronenberg estuviera por quebrar la cuarta pared de los mutantes. Ryp aparte deja la vida en los paisajes, está preocupado por la anatomía de los personajes, la ropa, los detalles de las guaridas y hasta los monstruos.
El camino del héroe
A todos nos gustan los dibujantes bellos y detallados como John Byrme, Arthur Adams, Barry Windsor Smith, Paul Smith, Marc Silvestri, Adam Kubert, Andy Kubert, Pepe Larraz, John Cassaday, Chris Bachalo, Jim Lee, Dave Cockrum, Carlos Pacheco, John Romita Jr, Alan Davis, Michael Golden y muchos más. Sin embargo, a comienzo de los ’80, el dibujante Bill Sienkiewicz cambió de por vida la historia de los mutantes. Su dibujó trajo una revolución en la revista de New Mutants y su arte permitió que un montón de artistas (Jon Muth, Kent Williams, George Pratt, Sam Kieth y muchos más) con un estilo más personal puedan trabajar para X-Men. El estilo de Sienkiewicz no admitía tibios, lo amabas o lo odiabas, pero eso permitió que existieran otros enfoques para dibujar a los niños del átomo. Imagínense un fanático de Gustav Klimt y Egon Schiele atrapado en mutantes.
La segunda revolución llegó de manera incompleta al mercado norteamericano. Los protagonistas fueron los autores Atsuji Yamamoto, Miyako Kojima, Tetsuro Ueyama, Reiji Hagihara, Hirofumi Ichikawa y varios más que hicieron el X-Men manga. Un producto que estaba relacionado a la serie animada de X-Men de los ’90 y que supo darle otra vida y otra línea de arte. El X-Men manga nunca se editó completo y apenas salieron 26 revistas. La tercera revolución apareció a comienzo de los 2000 cuando Marvel se transformó en un aguantadero de guionistas de Vertigo y trajeron al universo de mutantes a dibujantes como Frank Quitely, Igor Kordej y Mike Allred. Estos tres generaron discordia entre los lectores y fans por sus estilos, pero a la vez apareció un nuevo público que buscaba leer historieta de autor. Tres dibujantes que aportaron otro punto de vista de cómo dibujar X-Men y que también marcaron el camino para que otros artistas se pudieran insertar en cualquier título mutante.
La cuarta revolución es un secreto y es la de un solo autor: Juan José Ryp. En el año 2011, el dibujante español hizo la maxiserie Wolverine: The Best there is con el guionista Charlie Huston. Este fue el primer paso del maestro para dejar su huella en los mutantes. Un producto extremo, sangriento y salvaje que podría haber salido en Marvel Knights o Marvel MAX por lo oscuro. Ryp volvió a los mutantes en la era Krakoa para el título de Wolverine y en especial para una saga en la que el canadiense pelea contra Beast y una legión de clones de Wolverines y Beasts. Una aventura inolvidable que aparte de tener acción, ultra violencia y una narrativa súper moderna, trajo muchas novedades, ya que tenía unas puestas en página extravagantes. Ryp no solo fue uno de los mejores dibujantes de la serie escrita por Benjamin Percy, sino que aprovechó que nadie el momento más esperado por todos los lectores que fue el del climax de la guerra contra Beast. Ryp luego dibujó dos números de Immortal X-Men, donde ya no hay límite: la violencia pasa a un segundo plano y aparece la meta-narrativa, paisajes súper detallados y monstruos sacados de las peores pesadillas de William Burroughs. Ryp trae a la serie una discusión sobre el cuerpo, la línea de Moebius, la crueldad y el terror. Su trabajo espera estudios, ensayos y que un montón de dibujantes con el estilo Geof Darrow, Zoran Janjetov, Katsuhiro Otomo o Dave Taylor publiquen en X-Men. Actualmente dibuja la miniserie de Wolverine: Blood Hunt escrita por Tom Waltz.