Lo último que nos falta repasar del maestro John Byrne dentro del Buffyverse son dos especiales tan horribles como intrascendentes en los que el vampiro que inmortalizó David Boreanaz se enfrenta contra la creación del Dr. Victor Frankenstein.
El primero es un unitario de 22 páginas, que se desarrolla en Suiza, donde Ángelus (la versión pasada y malvada de Ángel) se hace presente para reclamar la herencia del fallecido Dr. Frankenstein, pero es perseguido por el monstruo que quiere detenerlo. Y acá es donde la historia se transforma en un bosta: el monstruo cae en el hotel donde Angelus se estaba hospedando y le cuenta al dueño del mismo cómo llegó hasta ahí en una secuencia, que le dedica una página entera a contarnos el origen del monstruo y todas esas cosas que ya todo el mundo conoce. De ahí salta a cómo conoce a Angel, cómo le ofrece que lo ayude en su venganza y cómo este lo caga tratando de matarlo, pero como no puede morir eventualmente le da alcance y llega a este lugar para arruinarle los planes.
Quizás lo mas interesante hasta cierto punto es que Angel es el villano de la historia y Frankenstein el héroe (si podemos considerar héroe a una criatura que no duda en matar a todo aquel que se interpone en sus planes). ¿Qué se yo? Esta versión del monstruo que arma Byrne no me termina de cuajar y muchas de las páginas finales están dedicadas a la pelea entre la criatura y el vampiro, que termina con el protagonista escapando, tras dar por muerto a su enemigo. Cosa que obviamente no es así.
En Octubre del 2010, un año después de la publicación del primer especial, llega la “esperada” secuela. Esta vez la acción se desarrolla en Estados Unidos en la década del ‘20, o sea mas de un siglo después de su primer enfrentamiento y acá Angel, ya mas cercano al que todos conocemos, trabaja limpiando una institución psiquiátrica en la que descubre que en un ala clausurada del lugar, hay un paciente muy particular al que conoce de hace muchos años.
La idea de este segundo especial está muchísimo mejor que la primera, pero por desgracia lo corto de la historia no le da tiempo a tomar impulso. La enfermera enamorada de Angel, su compañero de trabajo y amigo, un negro que es esclavo liberto con algunos poderes para controlar espíritus, e incluso el monstruo que se encuentra víctima de una maldición gitana, acosado desde hace muchas décadas por los espíritus de las personas con las que formaron su cuerpo (lo que lo condujo a la locura) son conceptos muy interesantes. Pero Byrne los explica en unas pocas páginas, para que la mayoría del especial, sea una persecución entre Angel y Frankenstein por la ciudad New York a plena luz del día.
El dibujo de ambos especiales cumple, pero no mucho más que eso, no se ven grandes despliegues, los fondos brillan por su ausencia y ni en pedo se acerca a la calidad de cosas como Blood & Trenches, para no salirnos del personaje.
En conclusión, estamos ante una obra muy menor en la carrera del barbeta por la que dudo que alguien lo recuerde, pero si nos proponemos hacer un repaso exhaustivo de la misma es ineludible, ya que el bueno de Angel le dio de comer por algunos años a nuestro autor favorito… y si hay algo que nadie quiere es que los ídolos de uno pasen hambre. Con la panza llena, ya vendrán épocas mejores y con mayor despliegue creativo.
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