Hablemos de Byrne

Esta serie fue para John Byrne la puerta de salida del Mundo Kirby y uno de sus últimos trabajos con superhéroes de DC.

Blood of the Demon

31/01/2017

| Por Francisco Lobo

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latestA esta altura del partido hablar del amor, respeto y admiración que John Byrne siente por el Rey Kirby es una obviedad tan grande como Galactus. Es así como el querido autor anglo-canadiense suma otra página a su libro de visitas al legado real kirbyano con un personaje que nació con su numero 1 publicado en Agosto de 1972, y que a pesar del desinterés de su creador por el género, fue ideado para un escenario de horror con una pizca de espada y hechicería en el Universo DC. Estamos hablando de Etrigan el demonio y todo el ecosistema que lo rodea habitualmente.

A diferencia de la mayoría de los trabajos reseñados en esta columna, en The Blood of the Demon Byrne no la juega de autor integral, sino que se ocupa de la historia y los lápices, mientras que los lápices corren a cargo de Will Pfeifer, tándem creativo que se mantuvo durante las 17 entregas que duró la serie (un número mas que la primera colección a cargo del propio Kirby). Una vez más, el barbudo ídolo retoma un personaje kirbyano desde los conceptos de su creador en un acto de pseudo-ninguneo a las ideas que le fueron sucediendo. Un ejemplo de esto es que el demonio amarillo deja de hablar en rimas, uno de los rasgos más característicos y divertidos del personaje. blood 03De mayor trascendencia narrativa es que la tensión de la dualidad entre Jason Blood (el “recipiente” humano de Etrigan) y el demonio, que tan buenos frutos dio en la etapa de Garth Ennis, queda absolutamente relegada a un Jason bastante más chato que el planteo futbolístico de la Selección del “Checho” Batista, con un look “cuero negro a la Matrix” que tan mal envejeció.

La historia es presentada como una suerte de “reboot” del personaje y en el nº1 vemos cómo Jason es asesinado, separado de su contraparte demoniaca en el proceso, lo que deja en libertad a las amenazas místicas que el sofisticado demonólogo mantenía a raya.

s6hYi8t7jdEfBos-E_1taI8Mvb6r2olj6DRjej-1MnVAIDEi5sYN9JZJR306-50v8J0XA6ZNmOq0=s1600A partir de aquí la trama pivotea entre los planes de Morgana Le Fay y Joshua, un tipo que tiene todo el look “Jesucristo”, tanto en lo estético como en la prédica, pero como es de esperarse, la simpatía new age y buena onda “no vas a perder nada de lo que ya tenés” camuflan sus verdaderas intenciones. Este “nada es lo que parece” es el principal recurso narrativo de la serie, al punto que se vuelve medio agotador el abuso del mismo ya que todo el tiempo se están dando marchas y contramarchas sobre la historia.

El paso de Byrne por el título se dio en paralelo con el mega-evento editorial de esa época: Infinite Crisis. Al ser un título menor de DC, The Blood of the Demon no se vio tan condicionado por los eventos de la macrosaga como si les ocurrió a títulos de la “primera línea”. Los números 6 y 7 tienen como invitado a The Spectre, debido a los acontecimientos de la miniserie Countdown to Infinite Crisis: Day of Vengeance que afectaba a los personajes místicos/mágicos de DC. Por suerte sólo son dos numeritos y la presencia del Espíritu de la Venganza engorda la galería de personajes invitados entre los que ya figuraban Batman, Superman y Wonder Woman.

20cEpWYefx_YDgyf5PEV4Ut7rcH3Q2o2ibvgw5Ky8qREnOQsHJIFcwRn3iIy4sD76XQ1heY3Zvm4=s1600El manoseo grosso ocurre a partir del nº13 (Mayo 2006), entrega que ya viene con el sellito en tapa de “One Year Later”, ese truquito editorial para ubicar a todos los títulos un año después de los eventos de la Infinite Crisis (y del último ejemplar numerado hasta entonces) con el objetivo de ordenar la continuidad y vender la nueva colección semanal 52 en la que se cuenta qué sucedió en ese año perdido. El problema con las entregas de The Blood of the Demon post-Crisis es que ese “gran salto adelante” de un año nunca terminó de fraguar bien con lo que se venía contando previamente y, sumado a la ya poca aceptación de la serie (sobre todo por no ser muy fiel a la continuidad del personaje) fue razón para cerrar la colección en el nº 17, una entrega más que la de serie del siempre amado Kirby.

Si al comienzo dijimos que el amor de Byrne por el Rey era una obviedad, hablar de la calidad gráfica de un producto firmado por nuestro soberbio profeta es tropezar de nuevo con la misma piedra. Los lápices del mágico aprovechan al mango la ambientación que propone el protagonista y adoptan un trazo mucho más expresionista y virulento. Así como en The Man of Steel o Legends el dibujo tiene una belleza apolínea clásica impactante que llena de divinidad solemne a los héroes, en The Blood of the Demon las escenas de acción y los personajes infernales están enmarcados dentro de una estética mucho mas grotesca y, en esa línea, tal como Goya legó “Saturno devorando a un hijo”, John tranquilamente puede hacer su aporte a la “pintura negra” con imágenes tipo “The Spectre desmembrando a Etrigan”.

splash-bloodofthedemon-4Una vez más, el mítico autor nos regala su talento para trabajar en todos los registros necesarios, aunque haya siempre algún cabeza de globo que dice que este planteo visual responde a la vagancia o desgaste del artista, en lugar de entender que son lenguajes formales al servicio del guión.

Tal y como advierte Ricardo Soulé, todo concluye al fin y el toque de Midas del mitológico Byrne no es la excepción a la prosa, ya que para el año 2005 la calidad de su producción distaba bastante de los trabajos que le otorgaron los laureles de Campeón Olímpico del Noveno Arte. Cierto es que en el año mencionado, John colaboraba en tres títulos en simultaneo[1], y si bien este tipo de hazañas no le eran ajenas, el grado de exigencias en sus tareas le pasó factura en forma de reclamos de los fans aludiendo faltas a su calidad habitual. Lo cierto es que The Blood of the Demon fue la puerta de salida del Mundo Kirby, bastante puteado por los fans exitistas, más pendientes del escaso carisma personal y los dibujos con cierto “demodé” que de la inmensa trayectoria e invaluables aportes al género de los superhéroes.

[1] A su vez Byrne colaboraba en los lápices de Doom Patrol y Action Comics.

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