Hace mucho, mucho tiempo, allá por enero del 2015 Lea Paolini arrancaba esta sección y hacia un brevísimo repaso de los inicios de la carrera del maestro. Lejos de querer repetir data, me pareció que a nada del final (si, ya se termina!) era bueno revisitar ese momento y profundizar por lo que fue el paso de Byrne por la casa de Blue Beetle y Captain Atom.
En esa primera nota de esta sección que menciono, se decía que si bien Byrne, considera que su primer trabajo profesional fue una historia corta de terror para Marvel llamada “Dark Asylum”, está recién vio la luz varios meses después de la publicación de su primer historieta para Charlton, y la primera a color de su carrera. Así es, estamos hablando de…
ROG 2000
Este robot, que a esta altura del partido es sinónimo de John Byrne y mascota de su sitio web Byrne Robotics, se originó en el fanzine CPL (Contemporary Pictorial Literature), una publicación que tenían Bob Layton y Roger Stern en los ´70, y a la cual el maestro (por entonces solo un dibujante entusiasta dando sus primeros pasos) envió un dibujito de un robot al que le explotaba un brazo. La publicación ilustró con ella el editorial y tomó al robot como mascota. En el numero 11 de dicha publicación y con guion de Stern, sale la primera historieta protagonizada por el personaje, que obtuvo el nombre de Rog 2000 porque había muchos Roger en la revista.
En dicha historia llamada “The Coming of the Gang», Rog interactuaba con los alter egos historietísticos del staff de CPL, en una aventurita bastante autorreferencial pero que sirvió para llamar la atención del guionista Nicola Cuti, que le propondría a Byrne llevarse al personaje para aparecer como complemento de la serie de E-Man de Charlton. De esta manera, con guiones del propio Cuti y dibujos del maestro, Rog debuta en el nº 6 de la mentada revista. Después apareceria en los nºs 7, 9 y 10, siempre con guiones de Cuti. La idea era que a partir del nº 11, Roger Stern se hiciera cargo de los guiones, y según él mismo dijo, tiene dos aventuras inéditas escritas desde aquella época. Por desgracia, días después de hacerle el encargo la editorial decidió cancelar la revista de E-Man, con su décimo número.
Cuti conserva el tono de humor propuesto por Stern y la ambientación en New York, pero descarta la onda autorreferencial, para llevar las historias hacia una onda muy cercana a las de la revista 2000 AD (que todavái no existía), donde nuestro robótico protagonista se veía inmerso en alguna aventura bizarra, que podía incluir brujas, fantasmas o monstruos creados por la contaminación. Todas estas historias se publicaron durante 1975 y fueron reeditadas más tarde en distintas editoriales. Byrne trató de volver con el personaje en un par de oportunidades, pero siempre quedo en la nada y al día de hoy lo veo casi imposible que se concrete, aunque no estaría mal una reedición más actual de todo este material.
COMO NUNCA SE VIO EN LA TV
Durante esta época (principios del 1975), Byrne realiza uno de los trabajos más bizarros de su carrera y su primer obra como autor integral: Wheelie and the Chopper Bunch. Un comic basado en ua serie de Hanna-Barbera que es muy poco conocida en estas tierras debido a su corta vida: tuvo 13 sólo episodios que se emitieron originalmente entre Septiembre y Noviembre de 1974, suficientes para que Charlton generara una versión en historieta y se la encargara al maestro. “Si esto es lo que me toca hacer, no hay problema voy a convertirme en el Carl Barks de Wheelie and the Chopper Bunch!”, pensó un joven Byrne, necesitado de trabajo. Pero su acercamiento a los personajes no fue del agrado de los directivos de H-B que después de ver el primer número le pidieron que suavizara el tono y le diera un enfoque más cercano al de la serie animada. Byrne siguió las instrucciones para un segundo número hecho en piloto automático y dejó la serie antes de empezar el tercero. Ese primer número es muy sacado y vale la pena mirarlo por lo limado y diferente que es a todo el resto de la carrera de Byrne. En la comparación entre el primer y segundo número, se nota todo lo que el maestro quiso aportarle a la serie y no le dejaron, sobre todo en el dibujo, donde trató de darle algo de su personalidad a la línea.
Un año después, en 1976, Byrne incursiona nuevamente y por partida doble en el mundo de las adaptaciones de series de TV. Primero con unos numeritos de la serie Space 1999, donde entre los nºs 3 y 5 dibuja guiones de un viejo conocido: Nicola Cuti. En el sexto y último número, el barbudo canadiense escribe su propio guion. Y acá ya vemos al Byrne que todos conocemos: el maestro llega a la serie después de su paso por Iron fist en Marvel y se nota que ya encontró su estilo y está mucho más maduro en el dibujo, si bien no pasó mucho tiempo de sus trabajos anteriores. Se lo ve mas suelto en el trazo y si bien está tratando de emular las caras de los actores de la serie, me animo a decir que este es el primer trabajo donde vemos al Byrne que amamos. Durante este tiempo, también dibuja el primer número del comic de la serie Emergency!. Acá cabe decir vemos a un Byrne mucho más apurado, que metió este laburo en el medio de otros, posiblemente más por la necesidad de plata y hacerle un favor al guionista que por otra cosa. Esta serie estaba escrita por otra leyenda, el veterano guionista Joe Gill, junto a quien Byrne, había hecho un año antes su otro gran aporte a la editorial Charlton, del que vamos a hablar ahora mismo.
DOOMSDAY +1
Cuando Byrne deja la serie de Wheelie, se le ofrece la posibilidad de trabajar en un título post-apocalíptico. En Doomsday +1, Joe Gill y John Byrne cuenta cómo en el futuro año de 1996, un dictador latinoamericano que ve que está por caer, decide que si él se va, se va llevar puesto lo que pueda y de esta manera lanza dos bombas atómicas, una a New York y otra a Moscú. Ambos países responsabilizan al otro del ataque, lo que desencadena la tercera guerra mundial con su consecuente holocausto nuclear. Pero por suerte unas horas antes del ataque una nave espacial es puesta en órbita y nuestros protagonistas contemplan con horror cómo la humanidad sucumbe ante las explosiones. Después de estar más o menos un mes en órbita, vuelven a la Tierra, considerando que ya es seguro, para descubrir que el mundo tal y como lo conocían cambió para siempre. Groenlandia se derritió y debajo de su superficie esperaban congelados un montón de animales prehistóricos que ahora caminan por la tierra. Así como también un temible guerrero bárbaro que se sumara a los tres tripulantes de la nave, para conformar el cuarteto protagónico que durante seis números recorrerá el planeta buscando sobrevivientes y enfrentándose a monstruos, civilizaciones perdidas, viajeros dimensionales y otros personajes de las más variopintas calañas. Doomsday +1 llegó hasta el número 6, pero Byrne llegó a completar un episodio más (ya sin Joe Gill) que fue publicado en dos partes en los nºs 4 y 5 del fanzine profesional Charlton Bullseye.
Como se desprende de lo que conté, la serie es de un contenido bastante bizarro, y no sé si envejeció demasiado bien, pero así y todo el guionista la considera como uno de los puntos más altos de su carrera, y si bien el dibujo de Byrne está lejos de ser un punto alto de su carrera, es acá donde se ve su evolución de principiante a profesional. En algún momento, Charlton reeditó esos seis números con la intención de continuar la serie, cosa que recién sucedería en 2013, con otro equipo creativo. En 1986, Fantagraphics reedito los siete números (los 6 originales y el que salió en el fanzine de Charlton, por primera vez en color) bajo el título Doomsday Squad, y con portadas nuevas a cargo del maestro Gil Kane.
Y hasta acá llegó el repaso por los primeros años profesionales de Byrne. En la próxima entrega nos metemos con una de sus obras fundamentales: Next Men. Acá los espero.
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