Para conmemorar que este año se cumplen 30 años de su publicación, en esta entrega vamos a visitar lo que es para muchos el origen definitivo del último hijo de Krypton: The Man of Steel.
En 1986 DC pone a John Byrne detrás de los guiones y dibujos[1] de una miniserie de seis números donde nos contaban un nuevo origen de Superman, mas aggiornado con los tiempos que corrían, y en concordancia con esa importante movida editorial que fue Crisis on Infinite Earths[2]. La idea de los editores era hacer cambios estructurales en la mitología del personaje y el ídolo puso sobre la mesa una serie de modificaciones lo suficientemente profundas como para reinventar el personaje sin llegar a traicionar su esencia. Así, vemos como desde un Krypton frio y estéril (similar a la propuesta de Richard Donner), arrasado por el avance tecnológico desmedido de sus habitantes, sale eyectada la ya clásica nave que porta al ÚLTIMO[3] kryptoniano, pero que aún no ha nacido, sino que continua su proceso de gestación en esta capsula/matriz. El proceso de incubación se completa en la Tierra, cuando el neonato es encontrado por los siempre bonachones Jonathan y Martha Kent. Con este recurso, Byrne hace a Superman un terrestre por derecho propio que fue concebido en otro planeta (y tiene una biología que lo hace superpoderoso bajo nuestro sol amarillo, pero eso es un detalle menor). Además sus poderes se van manifestando progresivamente a lo largo de su juventud, mientras lleva una vida adolescente nada envidiable como estrella del equipo de futbol americano y que Pa Kent se encargaría de desinflar al contarle la verdad de su origen y de por qué era un afano que siga llevando esa vida. Esta adolescencia libre de Superboy armó un quilombo importante en la continuidad de la Legión, grupo superheroico del futuro que se había inspirado en las aventuras de un joven Superman que ahora no existía como tal.
El cambio más importante para la construcción del personaje fue el hecho del nacimiento terrestre. Clark no es la identidad secreta de Superman/Kal-El, sino al revés. Al descubrir su herencia cuando comienza a ser adulto, Clark decide hacerse cargo de ese legado pero supeditándolo a su condición de terrícola, y obviamente, de estadounidense (durante el numero 1 de la colección). Este nuevo enfoque de las personalidades del personaje permitió planteos existencialistas (a tonos con la época) que sirvieron para darle carnadura humana a un personaje siempre difícil a la hora de escribir de forma que genere identificación.
En el numero 2 se sientan las bases de lo que será el hábitat natural del hombre del mañana: Metrópolis, ya que vemos como Clark llega al Daily Planet y conoce a una arrolladora Lois Lane que comienza con su obsesión por los primeros avistamientos al hombre de acero. El tercer capítulo nos cuenta como Superman viaja a Gotham para arrestar a Batman por su comportamiento fuera de la ley y luego del tradicional tire y afloje entre los dos íconos, Clark acepta los métodos de Bruce y aúnan esfuerzos en capturar a la villana Magpie, personaje propio de Byrne que hacía su debut con mucha más pena que gloria.
El revisionismo kryptoniano ya pasó por Smallville y los años mozos, la fauna de Planet, la relación con Batman y ahora, en el número 4, le toca a quien es probablemente el tema 1 del lado A del disco «Villanos de Superman»: Lex Luthor. A mediados de los ´80 la guita gorda estaba en el boom financiero de Wall Street, por lo que el ídolo barbudo reconfigura a Lex ya no como un científico semi-rayado, sino como un especulador capitalista tan exitoso como inescrupuloso (un buitre, digamos) y es quien ejerce el poder de facto en Metrópolis. Luego de una jugada para conocer a Superman (que involucraba una toma de rehenes) Lex se ve doblemente humillado al no poder «contratar» a Kal como un esbirro más, y ser arrestado como un punga cualquiera al descubrirse que fue el autor intelectual del secuestro. De repente, toda la guita y el poder no son nada ante Superman quien además inspira a otros a no ser genuflexos de Luthor. Aquí se siembra la semilla de la enemistad que el pelado regará durante toda su vida.
La quinta entrega de la colección tiene como co-protagonista al impune Lex quien manda a desarrollar un clon de Superman para vencer al original. Este duplicado sale fallido porque, tardíamente, Luthor y sus científicos descubren que los poderes de Clark no son causa de una mutación sino de su condición de alienígena. De todas formas el clon, que no es otro que Bizarro, tiene la fuerza suficiente para darle un par de chirlos a Superman y al final se sacrifica por la intervención en la historia de Lucy Lane, la hermana ciega de Lois. El número final es un contrapunto entre las dos facetas del héroe, la humana y la kryptoniana. Clark recibe intentos de comunicación por parte de Jor-El a lo largo del número mientras que debe lidiar con el daño que le causó a Lana Lang por haberle contado sobre sus poderes y luego abandonarla al terminar el colegio. Al final, lo que parecen ser ataques psíquicos no son más que la información kryptoniana provista por su padre biológico que es «descargada» a su cerebro. Ahora, en pleno conocimiento de su legado kryptoniano, Clark abraza con más convicción que nuca su crianza humana a la vez que toma lo mejor de su cultura natal. Esta sexta entrega cierra la colección con los mismos elementos contrastantes del número uno, Smallville y Krypton, drama humano y drama alienígena y le da el golpe de horno definitivo a Clark para que termine de definir que Superman quiere ser.
Todas estas aventuras transcurren con un gran fluidez gracias a la escritura de Byrne, aunque en lo personal hoy me resulta un poco sobrecargada (Superman explica cada cosa que hace), y con unos dibujos devastadores. La plasticidad y el manejo de la anatomía hacen que cada página de acción sea un despliegue de dinamismo increíble con escenarios rurales o ciudades llenas de escombros y hierros doblados como lugar para la machaca, a la vez que la gestualidad acompaña las escenas de diálogo y transmiten la humanidad que Byrne buscó darle al personaje. Los colores ayudan a completar lo que es para mí, la imagen definitiva de ultimo hijo de Krypton y con los demas elementos narrativos, llenan las páginas mientras transmiten esa esperanza y vitalidad que deberíamos sentir al ver al Hombre de Acero.
[1] Con tintas de Dick Giordano y colores de Tom Ziuko.
[2] Este origen fue el canónico hasta 2003, cuando fue reemplazado por Superman: BirthRight y luego por Secret Origin.
[3] Supergirl queda así fuera de continuidad.